una falla. No obstante, se debe enfatizar que este valor es una media y el tiempo de vida real de cada intercambiador 
puede variar debido a distintos factores (Nelson, 2004). 
 
Las estimaciones de los parámetros mencionados están acompañadas de medidas de incertidumbre (Tabla 2), 
como el error estándar y el intervalo de confianza del 95 % (IC), las cuales ofrecen una idea de la variabilidad inherente 
en las estimaciones de los parámetros. El intervalo de confianza, específicamente, proporciona un rango en el que se 
espera que resida el valor verdadero del parámetro con una confianza del 95 % (Montgomery, 2013). Para el parámetro 
de forma, este rango se extiende desde 1,11222 hasta 6,70951, mientras que, para el parámetro de escala, el intervalo 
varía desde 3,95976 hasta 10,0475. Aunque estos rangos parecen extensos, lo cual indica cierto grado de incertidumbre 
en  las  estimaciones,  la  información  adquirida  a  través  de  este  análisis  es  de  considerable  valor  para  entender  el 
comportamiento  de  los  intercambiadores  de  calor  y  tomar  decisiones  informadas  acerca  de  su  mantenimiento  y 
reemplazo (Meeker y Escobar, 1998).  
 
En cuanto a los parámetros adicionales estimados de la distribución de Weibull aplicada a los tiempos de falla de 
los intercambiadores de calor y las medidas descriptivas de la distribución estimada, se presenta el tiempo promedio 
para fallar (TPPF), Tabla 3, que es una medida de la confiabilidad de un sistema (O'Connor y Kleyner, 2012). En este 
caso, se estimó que el TPPF para los intercambiadores de calor era de aproximadamente 5,61. Esta cifra indica que, 
en promedio, se puede esperar que un intercambiador de calor falle después de aproximadamente 5,61 años (O'Connor 
y Kleyner, 2012). La desviación estándar, por su parte, proporciona una medida de la variabilidad en los tiempos de 
falla (Meeker y Escobar, 1998); un valor de 2,22 indica que hay una considerable variabilidad en el tiempo que los 
intercambiadores de calor pueden funcionar antes de fallar. Esta variabilidad puede deberse a diferentes factores según 
Nelson (2004), entre los que se incluyen: diferencias en las condiciones de operación, variaciones en la calidad de la 
fabricación, el mantenimiento y la instalación, así como la influencia de eventos imprevistos o aleatorios. Por lo tanto, 
esta variabilidad subraya la necesidad de tener en cuenta estos factores al planificar estrategias de mantenimiento y 
reemplazo (Nelson, 2004). Adicionalmente, la media de los tiempos de falla es similar al TPPF (Tabla 3), pero puede 
ser diferente si la distribución de los tiempos de falla es asimétrica. En este caso, la media también es de alrededor de 
5,52,  lo  que  está muy  cerca del TPPF, sugiriendo  que  la distribución  de  los  tiempos  de falla podría ser bastante 
simétrica. Esto además implica una consistencia en el rendimiento de los intercambiadores de calor a lo largo del 
tiempo. Esta simetría puede ser de gran ayuda en la planificación eficaz del mantenimiento y reemplazo de los equipos 
(O'Connor y Kleyner, 2012). 
 Tabla 3. Parámetros de la distribución de Weibull para falla de los intercambiadores de calor. 
 
Los cuartiles presentados en la Tabla 3 son medidas que dividen los datos en cuatro partes iguales (Montgomery, 
2013). En este contexto, el primer cuartil (Q1) de aproximadamente 3,99 unidades de tiempo sugiere que el 25 % de 
los  intercambiadores  de  calor  fallarán  antes  de  este  tiempo.  Del  mismo  modo,  el  tercer  cuartil  (Q3)  de 
aproximadamente 7,11 unidades de tiempo indica que el 75 % de los intercambiadores fallarán antes de este tiempo. 
Estos  cuartiles  pueden  ser  útiles  para  identificar  rangos  típicos  de  funcionamiento  y  para  la  planificación  del 
mantenimiento (O'Connor y Kleyner, 2012). El rango intercuartílico (IQR), por su lado, es una medida de la dispersión 
de  los tiempos de falla  y  puede  ser  interpretado como el rango dentro del cual  cae  la mitad central  de los datos 
(Lawless,  2011).  Un  IQR  de  3,11  indica  una  dispersión  moderada  en  los  tiempos  de  falla,  lo  que  implica  una 
variabilidad considerable respecto al tiempo que pueden funcionar los intercambiadores de calor antes de fallar. Esto 
podría deberse a factores como diferencias en las condiciones de operación, en la calidad de fabricación, o en los 
niveles de mantenimiento (McCool, 2012). 
 
En resumen, los resultados obtenidos en este estudio revelan que los parámetros estimados y las características 
de la distribución Weibull brindan información valiosa sobre la confiabilidad y el comportamiento de estos equipos.