Rev. Téc. Ing. Univ. Zulia. 2024, Vol. 47, e244700 
https://doi.org/10.22209/rt.v47a00 
 
 
Rev. Téc. Ing. Univ. Zulia, 2024, Vol. 47, e244700. 
 
Editorial   
Centenario del Natalicio de Humberto Fernández Morán 
 Entre febrero  y marzo de 2024  se  cumple  el centenario  de  nacimiento de  Humberto  Avelino  Fernández 
Villalobos, llamado generalmente con los dos apellidos paternos. Nació en el Hospital Chiquinquirá de Maracaibo, de 
ascendientes de la Cañada de Urdaneta. La fecha de nacimiento es discutible, puesto que sus biógrafos y hasta en el 
texto de una entrevista, también él mismo, afirman que nació el 18 de febrero, pero de acuerdo con su partida de 
nacimiento, el comerciante Luis Felipe Fernández Morán, lo presentó el 17 de marzo ante la prefectura de Chiquinquirá 
para reconocer que era su hijo natural, y que había nacido dos días antes. El padre era un próspero comerciante, tenía 
tierras de producción agropecuaria y vendía madera a las compañías petroleras. Su madre, a quien no se menciona en 
la partida de nacimiento, fue Elena Villalobos, de condición más humilde, prima de Cecilia Villalobos de Morán, la 
propietaria del fundo Campo Alegre en la Cañada de Urdaneta.  
Su padre, opositor político de Juan Vicente Gómez, fue detenido cuando Humberto era un niño de cinco años, 
que acudió con la madre a la residencia del Presidente del Estado, Vincencio Pérez Soto, para pedir la liberación. La 
esposa del mandatario, al escuchar la petición del niño, intercedió ante su esposo, quien ordenó la libertad. Suelto ya 
su progenitor, la familia, con el hermano menor, Tito, abandonó Venezuela, hacia Curazao y luego a los Estados 
Unidos de América. El niño comienza su educación en la Witt High School, de Nueva York: primaria y algo de 
bachillerato. Cuando vuelve a Venezuela, tras la muerte del primer mandatario, es inscrito en el Colegio Alemán de 
Maracaibo, de donde pasará a completar  sus  estudios de  bachillerato  al  Liceo  Humanístico,  Monástico  y Militar 
Schulgemeinde Wichersdorf, de Saldfelds, una pequeña población en las montañas de Turingia, Alemania. De allí 
pasará a Múnich, a la Ludwig-Maximilians-Universität, donde acudió con la decisión de estudiar Física y Matemáticas, 
lo cual abandonó por razones poco comentadas: perdida la comunicación, durante la guerra, no recibía dinero desde 
Venezuela,  por  lo que  se  cambió a Medicina, cuyos alumnos  podían  mantenerse con  la  comida repartida  en  los 
hospitales. Luego, seguirá el gran periplo de este hombre, la mayoría de cuyo lapso de vida transcurrió en tierras 
extranjeras, con la necesidad de aprender idiomas nuevos. Lo inercial para él fue el exilio, la ausencia. Volvía solo por 
cortos períodos, tenía que marcharse y, cuando una sola vez logró establecerse en su Patria con planes, con aspiraciones 
de hacer algo grande y trascendente, tuvo el peor fracaso de su vida. En Múnich se gradúa de doctor en Medicina a los 
20 años, en plena guerra, con honores; además, había recibido instrucción en matemáticas, física y química. Todavía 
se le respeta entre los más memorables exalumnos, y viene a Venezuela a la reválida, pero para ello debe esperar la 
mayoría de edad; va a Caracas, espera un año mientras estudia Medicina Tropical y al cabo, ya de 21 años, presenta 
su reválida de Doctor.   
Entre 1945 y 1946, ya con una clara inclinación por los estudios del cerebro, será asistente en Neurología y 
Neuropatología de la Universidad George Washington, bajo la dirección del Dr. Walter Freeman, y hará una breve 
pasantía por el Hospital Siquiátrico de Maracaibo, donde practicará algunas lobotomías transorbitarias; pero, fue algo 
muy corto. Vuelve a Europa, ahora a la clínica del neurocirujano Herbert Olivecrona, y a la Universidad de Estocolmo, 
en 1947, donde trabaja con Torbjörn Oskar Caspersson, médico, biofísico, citólogo y genetista, como profesor de 
Ultraestructura Celular del Instituto Nobel de Citología y Genética, Instituto Karolinska, y obtiene la maestría en 
Biología Celular en 1951; y luego, en 1952, tras haber entrenado con Karl Manne Georg Siegbahn, Premio Nobel de 
Física en 1924, se hace Philosophy Doctor (Ph. D.), summa cum laude, en Biofísica, y hasta 1954 es investigador 
asociado del Instituto Nobel de Física Nuclear de la Real Academia de Estocolmo. Durante esta pasantía en la capital 
sueca, realiza su primer invento para la electromicroscopía: la cuchilla con hoja de diamante, una revolucionaria técnica 
que hizo posible realizar cortes ultrafinos de materiales, biológicos o no, con espesor de nanómetros y cualquier grado 
de dureza, para fijaciones microscópicas. Desde Estocolmo, en 1950, envió un artículo a la revista Acta Científica