
Rev. Téc. Ing. Univ. Zulia. Vol. 43, No. 1, 2020, Enero-Abril, pp. 03-56
20 Nuñez Tovar y col.
Introducción
       La  Guajira, departamento minero  destacado  en 
Colombia, posee la mina de carbón más importante del país, 
produciendo aproximadamente el 40% del total nacional, 
y provee a Colombia del 70% del gas natural que demanda 
[1]. Según cifras de la Comisión Económica para América 
Latina y el Caribe, en su informe global de competitividad 
[2], se encuentra ubicado no sólo en los últimos lugares de 
los 32 departamentos en cuanto a competitividad global 
sino que sus empresas, y en especial las Mipymes (Micro, 
Pequeñas y Medianas Empresas), como una consecuencia 
directa del rezago competitivo regional, muestran también 
un enorme rezago en comparación con las regiones de 
mejor desempeño competitivo, especialmente en lo 
  
humano, como lo explican Cadena y Pinzón [3]. 
            En efecto, el Ministerio de Comercio, Industria y 
Turismo [4], publicó los indicadores de competitividad de 
La Guajira mostrando el puesto 13 entre 21 departamentos 
por el Observatorio del Caribe Colombiano en el año 2012 
en cuanto a competitividad, situando al departamento 
en el puesto 22 entre 22 departamentos del país que se 
analizaron.
       Ahora bien, este escenario poco alentador se 
recrudece dentro de la coyuntura económica nacional, 
teniendo en cuenta el hecho de la expedición del decreto 
ley 373 de 2011 que centraliza las regalías, tendiendo a 
incrementar mucho más la brecha de competitividad 
entre La Guajira y las regiones más competitivas del 
país. Además, las Mipymes que prestan servicios a 
la actividad minera, a diferencia de otros sectores, 
son extremadamente sensibles a los cambios en su 
respectivo renglón económico; es decir, las inversiones y 
el gobierno nacional, la normatividad y el control estatal 
(RUC) del Sector Hidrocarburos, movilizan la actividad de 
estas empresas y afectan en gran manera el desempeño de 
las mismas.
     En el marco de referencia descrito anteriormente 
subsisten precariamente estas Mipymes en el 
departamento de La Guajira, al cual si se adiciona el 
escenario internacional y globalizado con la entrada en 
vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados 
Unidos y otros tantos que el gobierno nacional mantiene 
en negociación, es claro que sólo las regiones mejor 
desarrolladas productiva y competitivamente podrán 
obtener los réditos de los mismos, reduciendo aún más 
las posibilidades de éxito de las Mipymes prestadoras de 
servicios a la actividad minera en la región.
       En Colombia, se empiezan a crear propuestas 
en materia de desarrollar y fortalecer proveedores de 
bienes y servicios del sector minero, en especial para la 
industria petrolera y minería a gran escala, donde caben 
las Mipymes objeto de estudio de la región. Sin embargo, 
los estudios iníciales muestran que la industria nacional 
no tiene la capacidad de cumplir las escalas y los tiempos 
de entrega en forma individual, por esto debe hacerlo 
de manera agregada y que, para el caso de La Guajira y 
algunos otros departamentos, no posee las condiciones 
para ello.
        
se han convertido en una herramienta importante 
para optimizar la gestión de las organizaciones y el 
sector minero no ha sido la excepción. En general, las 
variables a gestionar son variadas, destacándose como 
las más representativas del mercado: la calidad, impacto 
ambiental, seguridad y salud ocupacional. No obstante, 
aunque los más conocidos son los sistemas de gestión de la 
calidad, en el sector minero son muy importantes tanto la 
calidad de los productos y/o servicios, como los impactos 
ambientales que se puedan generar y la seguridad y 
salud ocupacional de la empresa y los trabajadores, 
respectivamente.
       Ciertamente,  Gisbert  y Esengeldiev [5] señalan 
que en la sociedad actual, las empresas y, por ende, la 
sociedad exige altos requisitos de calidad, salud, seguridad, 
medio ambiente y responsabilidad social. Cada vez más, 
las organizaciones, son conscientes de la importancia de 
de satisfacer las demandas de los clientes y ser así más 
competitivos. Es una decisión lógica, que las empresas 
integren sus sistemas de gestión en un solo sistema para 
su mantenimiento.
       Aunado a lo descrito anteriormente, Momparler 
y Otros [6] argumentan que la dinámica de sistemas es 
una metodología que ofrece resultados más rápidos y 
tradicionales. Además, nos permite abordar el análisis 
de la aparente complejidad que encontramos en los 
temas económicos, ambientales, sociales o simplemente 
mecánicos.
       Particularmente,  Calso  [7]  expone  que  la 
integración de sistemas de gestión ofrece grandes 
ventajas, como la optimización y reducción en recursos 
y tiempo empleado en la gestión del propio sistema, la 
       
El éxito en la gestión de los sistemas pasa, por tanto, por la 
integración.  
       En Colombia, uno de los factores que ha 
fomentado la implementación de sistemas de gestión es la 
posibilidad de tener una ventaja competitiva en procesos 
licitatorios, ya que usualmente uno de los requisitos para