
REVISTA ARBITRADA DE LA FACULTAD EXPERIMENTAL DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA.  AÑO 17 Nº 30. JULIO - DICIEMBRE 2022
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SituArte
Introducción
Los museos, a través de la exhibición de su acervo 
patrimonial, posibilitan al público visitante el contacto con 
el objeto artístico. Según los Estatutos del ICOM (Consejo 
Internacional de Museos) un museo es una institución 
sin nes lucrativos, permanentemente al servicio de la 
sociedad y de su desarrollo, abierta al público, que adquiere, 
conserva, investiga, comunica y expone el patrimonio 
material e inmaterial de la humanidad y su medio ambiente, 
con nes de educación, estudio y recreo. 
El museo, como comunicador, debe solventar 
tanto los requerimientos propios del objeto patrimonial 
como los del público que lo verá. En este último caso, el 
confort y calidad visual de los ambientes no siempre son 
prioritarios, ya que la principal preocupación es garantizar 
la conservación de la colección y en un segundo plano su 
exposición. La problemática en la exhibición surge cuando 
los museos intentan cumplir con las necesidades de los 
objetos y de los visitantes que, por lo general, suelen ser 
muy diferentes. Lograr una situación de equilibrio, donde 
los espacios generen una experiencia satisfactoria en el 
visitante a la vez que se garantice la conservación preventiva 
de sus colecciones, es uno de los grandes desafíos que se 
deben enfrentar actualmente. 
Los psicólogos de la Gestalt señalaron que 
la percepción es organizada, que no percibimos los 
elementos independientes unos de otros, sino más bien 
interrelacionados, en conexión mutua. El primer estadío 
en la organización perceptual es la conguración de las 
totalidades, que constan de dos componentes: una parte 
más estructurada y bien delimitada denominada gura 
y otra parte indiferenciada y periférica que captamos de 
modo difuso, denominada fondo. Esta conguración se 
halla necesariamente en cualquier percepción y conduce a 
la percepción de objetos que se destacan de un fondo.
Según Goldstein (2013) la atención visual puede 
considerarse como el proceso que permite seleccionar 
los estímulos u objetos relevantes del entorno y, a la 
vez, descartar otros. La atención es selectiva y puede 
ser involuntaria, cuando el estímulo que más se destaca 
llama nuestra atención o voluntaria, cuando la atención se 
guía por nuestras metas y motivaciones. En el caso de las 
exhibiciones, la atención involuntaria estará relacionada 
con el diseño museográco, donde factores como la 
“saliencia” o nivel de distinción de ciertos objetos con el 
resto y los ujos de circulación en el espacio contribuirán 
a guiar la atención del visitante. La atención voluntaria, en 
cambio, se relacionará con factores inherentes al contexto 
personal del visitante: conocimientos previos, expectativas, 
motivaciones, formación, entre otros (Bitgood, 2002; Dodd 
et al., 2012; Falk & Dierking, 2016). Esa “saliencia” de un 
objeto puede deberse a una o más características, entre 
ellas la iluminación, el tamaño de ese objeto, el contraste 
por color, la ubicación con respecto a la línea de visión o el 
aislamiento respecto de los demás objetos (Bitgood, 2002).
La luz es un factor esencial que ayuda al 
espectador a percibir la obra de arte, pero también puede 
dañarla. Según la Comisión Internacional de la Iluminación 
conocida por sus siglas como CIE (2004) la iluminación es 
un factor clave en la conservación de un objeto de museo, 
dado que un nivel excesivo de iluminación (superior 300 
lux por periodos prolongados de tiempo) o el empleo de 
un iluminante inadecuado (con componentes de radiación 
infrarroja y/o ultravioleta) pueden producir daños del tipo 
físico-químicos irreversibles y acumulativos, por lo que esta 
variable debe ser cuidadosamente estudiada en el diseño 
de exposiciones. Los estudios indican que donde los objetos 
presenten mayores luminancias que el entorno, es posible 
diseñar el espacio de manera tal de mantener niveles de 
iluminancia adecuados a la sensibilidad material de un 
objeto (CIE, 2004) y aun así obtener valoraciones subjetivas 
altamente positivas en relación a la percepción del espacio 
iluminado y satisfacción con la visita (Bazán et al., 2018, 
p. 39-48). Todos los factores nombrados anteriormente 
ayudarán a la composición del llamado entorno del museo 
(Thomson, 1986) y deben ser considerados por el equipo 
que lo dirige, a la hora de tomar decisiones. 
El concepto de “experiencia”, normalmente 
proviene de dos campos: el marketing y el diseño de 
interfaz de usuario. Dentro de los museos, el conducto 
principal para la experiencia del visitante es la exposición 
(Lord & Lord, 2001), considerado un medio de comunicación 
único, que es interpretado tridimensionalmente, creando 
una narrativa a través del tiempo y el espacio (Wineman 
& Peponis, 2010, p. 86-109). Como consecuencia, el rol 
del entorno de la exposición –incluyendo factores como 
su escala, diseño, organización, iluminación y paleta de 
colores– ha cobrado mayor protagonismo y se considera 
más que un telón de fondo pasivo o una decoración para 
el contenido de la exposición. Sin embargo, el potencial 
de tales factores como herramientas capaces de moldear 
el contenido de una exposición ha sido subestimado 
(Roppola, 2012). 
En cuanto a los equipos de trabajo, éstos se 
encuentran conformados por diversas áreas laborales 
y de conocimiento que son los encargados de la toma 
de decisiones (curadores, museógrafos, conservadores, 
restauradores y directores artísticos) involucrados en 
el proceso y, por supuesto, si el trabajo es de un artista 
vivo, éste generalmente también tiene ideas fuertes al 
respecto.  
Al decidir sobre la exhibición de una obra de 
arte en un museo, el curador es el encargado de evaluar 
los diferentes factores (obra, luz, color del entorno, usuario 
del museo) que incidirán en el diseño del entorno, su 
percepción y de la obra. Dentro de estos factores, se 
encuentra la luz como un elemento central. Hay aspectos 
expositivos ligados a la luz: perceptivos (niveles de 
iluminación y temperaturas de color) y de conservación, 
dado que niveles excesivos de iluminación o el empleo de 
un iluminante inadecuado (con componentes de radiación