
La mayoría de los artistas populares en Cabimas se
inclinan hacia la pintura, donde el color y las formas suelen
tener un valor simbólico. Muchos utilizan pintura a base de
aceite, otros preeren oleos comerciales, también preparan
sus aglutinantes o combinan ambos. En la actualidad, los
artistas más jóvenes utilizan materiales más actuales como
la placa, el acrílico y hasta pinturas al frio.
El arte popular a pesar de ser realizado en casi todo
el territorio nacional, en sus diversas manifestaciones, ha
sido pocas veces investigado. Este estudio hace referencia al
conjunto de patrones culturales y manifestaciones artísticas
creadas y consumidas por la ciudad de Cabimas y su arte
popular, identicando a sus creadores y quienes abordan la
temática iconográca de San Benito en sus obras.
Con la llegada de personajes ligados a la cultura
y la plástica nacional a Cabimas, se revelaron e impulsaron
nombres de artistas populares que pasaban desapercibidos.
Aprovechando el incremento de este estilo pictórico, ellos
los dan a conocer, dejando un legado artístico a través de
obras donde se muestran las vivencias reales o imaginarias
de una región hostigada por el sol.
Una de estas personalidades fue Flor Romero
(1934-1999), reconocida con el apelativo de El Ángel de
la Guarda del Arte Popular, quien nació en Quisiro, estado
Zulia. Luego Flor vivió en España, especícamente la ciudad
de Salamanca donde contrajo matrimonio con el médico,
poeta y escritor Carlos Contramaestre. Formó parte de
grupos literarios y movimientos plásticos, tales como: El
Grupo Sardio y El Techo de Ballena en Caracas. Creó en 1982
el Museo de Arte Popular Rafael Vargas de Cabimas.
En Cabimas la mencionada artista luchó por la
reivindicación a nivel regional y nacional del arte popular
del Zulia y especícamente de su ciudad natal. Permanecía
en una constante búsqueda de personajes, valores,
costumbres y tradiciones populares de esta región para
rescatarlas y darlas a conocer a las nuevas generaciones.
Impulsó el poder creador de artistas como Rafael Chirinos,
Emilia Navarro, Pedro Oporto, Rafael Vargas, Edicta García,
entre otros.
Por otro lado, para el año de 1968, el también
reconocido artista y docente Oscar González Bogen,
marca la calidad artística de Emerio Darío Lunar (Cabimas,
estado Zulia 1940-1990), y lo da a conocer en el XII Salón D’
Empaire de 1969 en Maracaibo, donde obtiene el Premio
Dr. José Ortín Rodríguez, que otorgaba la Universidad
del Zulia. Lunar realiza sus primeras pinturas copiando
postales, cromos y fotografías. No preparaba sus lienzos y
pintaba sobre la tela cruda, utilizaba el esmalte industrial
y pigmentos preparados por él mismo. Lunar pintó toda su
obra en Cabimas, sin haber salido nunca de su casa.
El mencionado artista, conocido como el más
particular de Cabimas, ha sido difícil de clasicar para los
críticos, por ser autodidacta, popular o ingenuo, surrealista,
entre otros calicativos. Al respecto, Calzadilla (1980, p. 5),
lo acredita como muy apegado a su ciudad natal, un artista
evidentemente arraigado en la tradición popular a la que
se remonta desde sus comienzos. Participó en muchas
exposiciones y salones de arte a nivel nacional, siendo
merecedor de una mención honoríca en el XXVIII Salón
Arturo Michelena, en 1970.
Asimismo, para el año de 1968 Contramaestre
presenta a Rafael Vargas (Borojó, estado Falcón 1915-1978)
pintor y tallista, el cual manifestó su poder de creación al
producir indiscutibles trabajos prodigiosos del color. A partir
de 1967 se dedicó a la talla, teniendo como tema recurrente
los pájaros en madera policromada con colores brillantes.
Posteriormente estos pájaros fueron evolucionando hacia
aves fantásticas, de plumajes exuberantes (g. 1).
Con esta temática Vargas aportó un antecedente
insuperable para la imaginería en madera de la Costa
Oriental del Lago. Sirvió de inspiración a muchos artistas
que lo siguieron en el trabajo de la talla, realizando los gallos
más hermosos de plumajes llameantes que sólo tienen
comparación con la vitalidad mágica y fuerza avasallante
de los gallos de Mario Abreu.
En su trabajo pictórico utilizó como soporte
la madera y los lienzos. Los paisajes y las escenas
costumbristas reejan una pintura plana donde introduce
progresivamente otros animales, además de los pájaros,
hasta llegar a la gura humana (g. 1). Se caracteriza por
la manifestación de escenas sin perspectiva, por ejemplo
en una escena de novios en una boda, los hacía de mayor
dimensión que al cura, a la iglesia y al cortejo, Eva y Adán,
Cristo, José Gregorio Hernández y San Benito. El material
utilizado para pintar sus trabajos fue el esmalte industrial.
Esto testica que Rafael Vargas vinculó su arte con sus
experiencias campesinas, “quien recobra de su propia
torpeza los signos de un estado de gracia” (Calzadilla, 1980,
p. 5).
En 1969 Vargas ganó el Premio First Nacional City
Bank, en el Salón D´Empaire. Sus piezas se encuentran en
las colecciones de instituciones como el Centro de Arte Lía
Bermúdez de Maracaibo y el Museo de Arte Moderno Juan
Astorga Anta. El 28 de marzo de 1982 se fundó el Museo
de Arte Popular y Tradiciones Rafael Vargas, en honor a tan
importante precursor del movimiento artístico popular de
la zona.
Otro artista que contribuyó a engalanar al arte
popular de Cabimas fue Ramiro Borjas (Cabimas, estado
Zulia, 1909-1980), pintor y escultor, al cual se le conoció
como el pionero, de raíces muy autóctonas, ya que partía de
las fuentes de las primeras familias que vinieron de la costa
occidental del lago de Maracaibo en 1802, para poblar a
Cabimas (Revista del Centro Histórico de Cabimas. Copaiba,
2005, p. 9). Fue una persona muy creativa. Se atrevió a tallar
con cincel en piedra articial de cemento sin poseer ningún
conocimiento de tallado, por lo que se le considera como
un autodidacta en las artes plásticas.
Danilo Patiño Aular
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Arte popular: Representación plástica de la esta de San Benito