AÑO 16 Nº 28. JULIO - DICIEMBRE 2021 Revista Arbitrada de la Facultad Experimental de Arte
de la Universidad del Zulia
Maracaibo - Venezuela
Dep. Legal ppi 201502ZU4671
Esta publicación científica en formato digital es continuidad de la revista impresa
ISSN 2542-3231 / Depósito legal pp 200602ZU2376
Resumen Abstract
Revista Arbitrada de la Facultad Experimental de Arte
de la Universidad del Zulia. Maracaibo, Venezuela
AÑO 16 N° 28. JULIO - DICIEMBRE 2021 ~ pp. 34-45
Arte popular: Representación plástica de la esta
de San Benito
Folk art: representation of the liturgical celebration of
San Benito
Danilo Patiño Aular
Universidad del Zulia
Facultad Experimental de Arte
Maracaibo, Venezuela
danijopa@hotmail.com
Recibido: 14-12-20
Aceptado: 15-02-21
Este artículo representa para la ciencia y las artes un
acercamiento de lo religioso y cultural de la expresión
plástica de la esta de San Benito de Cabimas. De allí que
se planteó como objetivo analizar el arte popular como una
aproximación a lo religioso-cultural de la representación
plástica de la esta de San Benito de Cabimas.
Metodológicamente se asumió una ruta cualitativa
apoyada en el método hermenéutico, considerando seis
(06) piezas de arte como unidades de análisis. Se empleó
como técnica de recolección la observación directa,
mientras las unidades de análisis fueron los documentos
e imágenes de las obras seleccionadas. Se concluye
que el arte popular de Cabimas es un modo auténtico y
genuino de ver, interpretar y expresar la realidad vivida o
imaginada, que crea y recrea un género en movimiento,
a espaldas de las modas artísticas, caprichos del mercado
y a ciertos ambientes de promoción y difusión artística.
Palabras clave: Arte popular de Cabimas, artistas populares,
esta de San Benito de Cabimas.
This article represents for science and the arts an
approximation of the religious and cultural aspects of
the plastic expression of the San Benito of Cabimas
festival. Hence, the objective was to: Analyze popular art
as an approach to the religious - cultural of the plastic
representation of the festival of San Benito of Cabimas.
Methodologically, it assumed a qualitative route supported
by the hermeneutical method, considering six (06) pieces
of art as units of analysis. Collection techniques were used,
such as: direct observation, while the analysis techniques
were: documents and images of works. It is concluded that
the popular art of Cabimas is an authentic and genuine way
of seeing, interpreting and expressing the lived or imagined
reality, which creates and recreates a genre in movement,
behind the back of artistic fashions, market whims and
certain promotional environments and artistic diusion.
Keywords: Popular art of Cabimas, popular artists, festival
of San Benito of Cabimas.
Introducción
El desarrollo del arte popular venezolano ha tenido
un recorrido continuo en nuestra historia. El descubrimiento
y la colonización dieron origen a expresiones artesanales
por parte de nativos en las comunidades prehispánicas
que allí se establecieron. La marcada inuencia de nuestra
cultura indígena se manifestó en la creación de obras, cuyas
técnicas y procesos se pueden evidenciar en la cestería, el
tejido, la cerámica, la escultura y la pintura. Originalmente
se catalogaba a todo producto artístico que no se realizara
en la ciudad como producto de tradición prehispánica.
En efecto, esta descripción trata la producción artística
indígena de forma sucinta o general como artesanía
indígena (Ruiz, 2007, p. 94). Se podría decir entonces que
nuestros indígenas llegaron a alcanzar un elevado nivel de
desarrollo artístico, dejando evidencia de una naturalidad
exquisita en sus obras, aparecidas a lo largo de nuestra
historia del arte.
De esta manera, se puede inferir que las primeras
manifestaciones artísticas se originaron de las manos de los
nativos cristianizados, que con sensibilidad e ingenuidad
plasmaron sus primeras experiencias en la pintura, la cual
se orientaba en lo artesanal a temáticas religiosas, de
carácter anónimo. En este sentido, la iglesia tomó un papel
preponderante en la formación religiosa y/o creencias
pluriculturales que delinearon o formaron a partir del sentir
de los venezolanos.
Otro aspecto importante, asociado con el
componente popular, se encuentra en las expresiones
pictóricas nacientes en la década de los cuarenta,
concretamente en el año 1947, cuando aparecen en el
panorama las nuevas generaciones de artistas del país
temas asociados al folklore. El pintor Feliciano Carvallo,
considerado uno de los mayores exponentes de este arte,
introduce un nuevo género pictórico que reeja escenas de
la vida rural, esencia y tradición, expresadas con un estilo
ingenuo.
Es notable destacar que este arte surge a la par
de la aparición de las primeras vanguardias, nacidas de los
movimientos europeos que se presentaron tardíamente
en las dos primeras décadas del siglo XX. Los museos,
galerías, tiendas de arte, salones y bienales intervinieron
directamente en la revalorización en la obra plástica de
esos nuevos artistas, dando todo su apoyo para que el arte
popular se estableciera, trascendiera y valorizara.
El arte popular se nutre de cultos, ritos y distintas
manifestaciones religiosas, como el culto a San Benito, que
inicia en las primeras décadas del siglo XIX. Sin embargo, la
inmigración petrolera de la primera mitad del siglo XX va a
acentuar y a generalizar su culto con la llegada de personas
provenientes del Sur del Lago de Maracaibo. En tal sentido,
este culto dio entrada a diferentes alternativas místicas de
los inmigrantes, donde la coexistencia de lo sagrado y lo
pagano han penetrado e incorporado los distintos sectores
de la vida social de esta región.
Asimismo Calderón (2005, p. 80) dice que el culto
a San Benito en Cabimas ha aportado ciertas inquietudes
religiosas de propios y foráneos:
nunca perteneció con carácter de exclusividad a
los descendientes de raza africana, como es de
suponerse, ni a ninguna otra. Esta situación ha
permitido que en la procesión, sistemáticamente,
se hayan incorporado una serie de elementos
que buscan darle otros signicados a la misma
y que están estrechamente relacionados con la
situación o contexto social que se desarrolla y se
ha desarrollado en Cabimas.
Otro aspecto importante que presenta este
estudio es que nos permite conocer la fusión entre
una esta popular, con una manifestación pictórica. Al
observar la realidad venezolana se puede constatar que las
creencias y prácticas religiosas populares son numerosas
y están siempre en el entorno cotidiano de cada uno de
los habitantes del país. Es así como la Fiesta de San Benito
(manifestación religiosa de Cabimas) es tomada por los
artistas populares como temática en sus trabajos artísticos,
teniendo como resultado una mezcla de experiencias
comunes de la vida que forman una mixtura a modo de
realidad extraordinaria que afecta religiones y creencias
populares.
Este contexto alcanza lo vivido y muestra nuevos
procesos de construcción de identidades y testimonios en
sus artistas y su ciudad, asociados a expresiones festivas-
colectivas, con motivo de celebraciones como las estas
patronales, peregrinaciones, el culto o adoración a santos
o imágenes de la litúrgica católica, así como a festejos
cotidianos. Estas características se expresan en el rico
potencial creador del imaginario del pueblo. En nuestro
caso, en la esta de San Benito de Cabimas se asume y
maniesta la representación de los problemas de esta
ciudad y un modo de enfrentarlos a través del arte. En tal
sentido, la religión participa en la creación de las tramas
que estructuran la pertenencia al grupo social participando
de esta forma en los discursos que las sociedades diseñan y
negocian en torno a su identidad (Fernández Juárez, 2000,
p. 282).
Estos aspectos permitieron formular el objetivo de
esta investigación que es analizar el arte popular como una
aproximación a lo religioso-cultural de la representación
plástica de la esta de San Benito de Cabimas, atendiendo
a las interpretaciones teóricas que los artistas plásticos
ofrecen a través de documentos y piezas de arte. Se asume
que el componente popular regularmente está relacionado
con el tema religioso y cultural en obras de arte; sin embargo,
la relevancia recae en la interpretación, sentimiento y
connotación técnico-conceptual que los artistas revelan en
dichas expresiones artísticas. Es preciso mencionar que esta
investigación no se ha realizado con el n de determinar
un concepto, sino a manera de aproximación a lo religioso-
cultural de la representación plástica de la esta de San
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Arte popular: Representación plástica de la esta de San Benito
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Benito de Cabimas.
Abordaje epistémico del objeto de
estudio: El arte popular en Venezuela
El arte popular irrumpe en nuestro país debido a
una serie de sucesos, cambios y artistas que desde la colonia
y hasta la actualidad se han proyectado. Estos cambios
fueron sustentando una nueva perspectiva que para el año
1947 con la puesta en escena del pintor Feliciano Carvallo da
paso a lo que se comienza a llamar arte popular”. Noguera
(1987, p. 546) destaca el hecho de que a este género se le
conozca con diferentes apelativos como: arte primitivo,
ingenuo o naif, para distinguirlo del arte de los del común.
Lo ingenuo es una visión elemental, maravillada, candorosa,
producto de la abstracción espiritual y de la fantasía del
artista.
En la actualidad el arte popular venezolano
se ha ido reivindicando, ya que en años pasados se le
conoció como un arte lleno de caracteres que a menudo
eran insucientes y muy polémicos, por lo cual le costó
conquistar el lugar que hoy día tiene. Al respecto, López
de La Roche (1991, p. 314) conrma que en los últimos
años en Venezuela en el arte popular se ha producido una
considerable revalorización, mediante salones, bienales,
galerías y tiendas de arte que han contribuido, sin duda
alguna, a su divulgación y signicativa aceptación.
Estas razones llevaron a divulgar y aceptar este
género en los diferentes espacios de la plástica nacional.
Aunque al principio, su fuerza y coyuntura no fue de fácil
injerencia, su intervención fue gradual. En la actualidad
no es muy común ver el llamado de artistas populares a
participar en estos espacios. Solo la Bienal Salvador Valero
de Arte Popular del estado Trujillo, mantiene viva, en estos
tiempos, la llama de años anteriores.
Los artistas populares generalmente son
personas que provienen del campo, de pueblos y por
consiguiente muestran en sus trabajos ese carácter
sencillo, la individualidad, lo espiritual, lo elemental, más
que lo general y supercial. Tópicos como la evocación de
vivencias, la narración de anécdotas y representación visual
de formas claras de las creencias religiosas o mágicas de
su entorno engalanan la obra plástica popular venezolana.
En algunos casos los artistas populares llegan a aislarse
totalmente quedando incomunicados, siendo su entorno
de trabajo el universo para ellos.
Artistas populares del Zulia
Críticos de arte y artistas coinciden en que la
magia del arte popular en el Zulia corresponde con la
intensidad de su luz en esta región, con el colorido explosivo
de las vestimentas de su gente y su arquitectura, con estilos
muy diferentes entre sí, pero relacionados por temas como
el religioso e histórico. A nales de los años 60 aparece el
arte popular en el Zulia, conjuntamente con las primeras
vanguardias artísticas en el país.
En esta región se pueden mencionar artistas
populares como Natividad Figueroa (Punta de Piedras,
estado Nueva Esparta, 1908-1989), Malú Fuenmayor
(Pueblo Nuevo, estado Falcón, 1902-1990), Nelson Padrón
(Los Puertos de Altagracia, estado Zulia, 1936); quienes se
destacan por su trabajo artístico, lo que permite ubicarlos
dentro de los nombres más resaltantes de este género en
el Estado y el país. Según Perán Erminy (1999, p. 7), en ellos
parece existir una sensibilidad especial o una vocación
hacia lo popular que no solo se advierte en los pintores, sino
también en escritores y gente del teatro y la danza.
El arte popular de Cabimas
La ciudad de Cabimas está situada en la Costa
Oriental del Lago de Maracaibo, estado Zulia y es la capital
del Municipio con el mismo nombre. Es la segunda ciudad
más importante del estado Zulia y se encuentra entre las
veinte primeras de Venezuela. Es conocida desde 1922
debido al inicio de la explotación comercial del petróleo
que trajo consigo la llegada de hombres y mujeres de otras
regiones del país, para convertir a esta tierra en una entidad
social de cualidades totalmente distintas, ricas y variadas en
manifestaciones artísticas, de fe, tradiciones y costumbres.
Gracias a esta mezcla, nació un mestizaje que ha dado su
aporte a la formación del carácter del cabimense actual.
Por lo que, desde el mismo momento de su constitución,
ha estado íntimamente ligada con el desenvolvimiento
artístico.
Su crecimiento fue rápido y descontrolado
en tamaño y habitantes. En 1917 la empresa VOC (The
Venezuelan Oil Concession Limited) se estableció en la zona
para la explotación del pozo Santa Bárbara (R2), que fue
el primero en conseguir petróleo. Esta actividad petrolera
transformó el pueblo de pescadores en un emporio
petrolero. Sin embargo, fue el pozo Los Barrosos 2 (R4) en
la zona de la Rosa (la “R”), perforado en 1922 el que captó la
atención mundial, originándose una auténtica refundación
de Cabimas en 1931, al crearse los llamados campos
petroleros para las concesiones de extracción de petróleo
cedidas a empresas estadounidenses y holandesas por el
dictador Juan Vicente Gómez.
Estas circunstancias establecieron el nuevo
comienzo de la ciudad como centro petrolero poblado,
quedando condicionado a la extracción del petróleo. La
llegada de personas de estados como Falcón, Trujillo, Lara,
Nueva Esparta, entre otros, constituyen el desarrollo y la
transformación de la ciudad de Cabimas, el cual va a generar
una masa poblacional sobreabundante, formándose así su
identidad.
Asimismo, con estos nuevos ciudadanos llegó
también el interés y la inquietud por producir arte. Es así como
nace en Cabimas la pasión por las diferentes expresiones
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artísticas que identican algunos rasgos, valores, herencias,
tradiciones y cultura. Estas particularidades van a dar origen
a las formas de expresión plásticas de la contemporaneidad
de una ciudad en pleno auge, en donde distintas posturas,
tanto propias como ajenas, comienzan a forjar un lenguaje
plástico que pronto será reconocido como arte popular.
El arte popular de Cabimas surge de la
interpretación natural de las diversas formas de expresión
plástica. Su marcada diferencia estilística o técnica se
observa no solo en los temas, sino también en la forma
en que se maniestan sus artistas. Podría decirse que se
valoran dos tipos de artistas: por un lado, el que aborda
directamente la composición, de manera espontánea y
pone en juego rasgos y expresiones, de forma que el tema
o anécdota de su obra se mezcla con la ejecución; y por
otro, el que orientado hacia la indagación y el mensaje, a
menudo suele darle al tema de sus obras una solución
simbólica o narrativa.
La temática de la esta de San Benito en
el arte popular de Cabimas
El proceso del mestizaje cultural venezolano ha
formado nuevas creencias religioso-culturales, en la música,
en las artes plásticas y en las manifestaciones folklóricas. En
nuestros pueblos de América no existe una manifestación
pura, por cuanto la suma de varias culturas ha dado como
resultado el sincretismo existente. En este sentido, de la
cultura africana se recibió la fuerza, el ritmo erótico y salvaje
de sus ritos; del indígena, la astucia, su apego a la tierra y
la conanza en la naturaleza; mientras que del europeo se
impuso la religión, el idioma, algunas costumbres elitescas,
patrones urbanísticos, entre otros. Pretender conocer
nuestra cultura sin aceptar los aportes que dieron los
diferentes grupos étnicos es conocerla parcialmente.
En Venezuela, los primeros indicios hacia el culto a
San Benito se presentan en las plantaciones y haciendas del
Sur del Lago de Maracaibo, justamente a los alrededores de
la población de Bobures, como forma de evangelización de
los esclavos africanos que trabajaban en dichos lugares por
parte de los sacerdotes franciscanos en los años 1600. Este
culto se propagó por toda la Cuenca del Lago de Maracaibo
y los Andes, y de manera particular en los pueblos de la
Costa Oriental del Lago.
Para Martínez (1999, p. 20) desde el periodo
colonizador hubo una fuerte devoción hacia San Benito en
el sur del Lago de Maracaibo, cuando los esclavos traídos
desde África y en vista de la imposición de los santos
de los blancos, fusionaron su devoción a las divinidades
africanas con las de San Benito de Palermo. Esta devoción
la asumieron personas que tenían antepasados africanos y
eran mulatos, lo cual era un fuerte estímulo para venerar a
un santo que, como los habitantes de esta zona, compartía
con ellos la discriminación de un origen esclavo.
Según Calderón (2005, p. 75) el culto a San
Benito se inicia con la misma fundación de Cabimas a
orillas del lago. Sin embargo, la inmigración petrolera de
la primera mitad del siglo XX, va a acentuar y a propagar
su culto con la llegada de personas provenientes del Sur
del Lago de Maracaibo. Es así como el pueblo se apodera
del Santo Negro, considerándolo parte fundamental
de su idiosincrasia, mezclándose así arte y tradición,
fundamentándose, generalmente, en la memoria del
pueblo y en la transmisión oral.
Por consiguiente, lo más importante en Cabimas
es el petróleo y la fe en San Benito. Los dos están además
relacionados por la historia del pozo "Los Barroso 2" (R4),
pues se piensa que la presencia de este santo en el arte
popular de Cabimas comienza desde el mismo momento
en que ocurrió “El reventón. Cuentan que los techos de las
casas aledañas al pozo eran de palma y estaban rebosados
de petróleo. Se temía que una chispa creara algún incendio
y una tragedia perturbara los esfuerzos de los trabajadores
petroleros. Se realizaron varias hazañas, como colocar
un cabezal para controlar el chorro del pozo que era
aproximadamente de 30 centímetros de diámetro y una
altura que podía verse desde Maracaibo. Pero no fue sino
con la intervención del Santo Negro que cesó el ujo de
petróleo (Medina y de Camargo, 1995, p. 164-166).
Al respecto, González (1994, p. 14) arma que: “El
chorro cesó por la supuesta intercesión de San Benito, muy
venerado entre la población cabimense que le pidió a su
santo que los ayudara.
Pero, ¿cómo abordan los artistas populares la
temática de la esta de San Benito de Cabimas en sus obras?
Una manera muy particular es la relación de lo religioso y
lo cultural que se expresa a través de la representación de
ideas y convicciones que hacen que los artistas populares
plasmen su carácter espiritual, intrínseco y que no es
discutible de ninguna forma.
El arte y las tradiciones populares en muchos
de los casos, que cada vez es mayor, se relacionan con
la adoración de un sin n de imágenes religiosas. Esta
situación no es ajena al imaginario de los artistas populares
de Cabimas quienes han perpetuado esta temática, en
especial la esta de San Benito. Asimismo, la imaginería
religiosa crea un fuerte lazo particular con la imagen del
santo y el artista se convierte en devoto.
Metodología
El estudio trata de un análisis crítico del corpus
artístico que evidencia aspectos culturales de la pintura
popular de la ciudad de Cabimas que utiliza como temática
la esta de San Benito, a través de la obra de Rafael Vargas,
Margarita Soto, Blanco Aparicio, Rafael Chirinos, Francisca
Bravo y Darío Suárez. Por tanto, se circunscribe en el
enfoque metodológico cualitativo, apoyado con el método
hermenéutico en atención a la categorización expresada
por Martínez (2015).
El diseño de la investigación es de tipo no
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Arte popular: Representación plástica de la esta de San Benito
experimental transeccional con un carácter analítico-
descriptivo (Hurtado y Toro, 2005), pues no se busca
intervenir las categorías centrales del estudio, ni tampoco
establecer dependencias entre ellas; en todo caso se intenta
establecer el valor semántico, humanístico e interpretativo
del arte popular de la ciudad de Cabimas, como modo
auténtico y genuino de ver, interpretar y expresar la
realidad vivida o imaginada que crea y recrea. El análisis se
realizó describiendo e interpretando el valor simbólico de
los documentos o fuentes sin manipularlos.
La importancia de la elección del corpus
forma parte de la experticia y conocimiento del área del
investigador que se inicia con las reexiones o criterios
propositivos del autor (Hurtado y Toro, 2005). Se empleó
como instrumento para la recolección el chaje, en donde
se registraron aspectos técnico-formales de los artistas y su
obra (autor, año, nombre de la obra, técnica, dimensiones
y ubicación), acompañado de una breve descripción de
cada pieza. Por lo tanto, la técnica de recolección de datos
empleada fue la observación directa.
En cuanto a las técnicas de análisis empleadas, se
utilizó la documental asumiendo un diseño bibliográco
fundamental. El corpus artístico de estudio estuvo
conformado por cinco obras plásticas, cinco pinturas y
una composición bidimensional con muñecas de trapo,
que fueron consideradas como unidades de registro
(Reguera, 2008). Es necesario mencionar que en este
tipo de investigación artística es importante el valor
simbólico contenido y la riqueza hermenéutica del corpus
seleccionado.
Análisis crítico del corpus artístico de la
investigación
El arte popular es una manifestación cultural y
artística del pueblo, teniendo gran relevancia en la formación
de las tradiciones y elementos artísticos de la población.
La plástica popular de Cabimas como manifestación de la
cultura popular de Venezuela es el resultado de una mezcla
de experiencias comunes de la vida y la cultura del pueblo,
que forman una mixtura en la que se entrecruzan paisajes,
iconografías religiosas, elementos del folklore zuliano y
recursos naturales. Identicar y establecer su trascendencia
como movimiento artístico en Cabimas es reivindicar sus
distintos estilos, su carácter y origen social, su proceso de
creación, su distribución y su consumo.
Cuando nos referimos al conjunto de expresiones
producto del quehacer de la masa de población, en
oposición al producto del quehacer de las elites de una
sociedad determinada (la cultura elitesca) en Venezuela,
estamos hablando de cultura popular. Al respecto Urdaneta
(2004, p. 9), señala que esta es consecuencia de las diversas
formas de organización social, donde:
se sintetizan los ideales que posee la sociedad,
siendo la expresión de sus más altos valores, en
síntesis, el sentido mismo de la vida e igualmente
por estar muy ligada esta cultura popular al
concepto de identidad, se habla mucho de la
puesta en valor de estos valores culturales, de las
tradiciones y el pasado histórico cultural, es decir
de todo lo que conforma el bagaje socio cultural
venezolano, producto de la complejidad étnica
propia de la fusión de las diversas culturas que
en el devenir histórico han conformado nuestra
nación.
Partiendo de este hecho, es necesario estudiar los
diferentes aportes que dieron origen a la diversidad cultural
existente en Venezuela para poder entenderla y conocerla.
En este sentido, la cultura popular es producto de la mezcla
de hechos, creencias y costumbres aportados por cada uno
de los grupos étnicos. En particular, Cabimas ha creado y
recreado un conjunto de formas materiales, espirituales y
sociales que la identican como grupo social: su forma de
hablar, su economía social y doméstica, sus vestimentas,
creencias, ritos y costumbres, lo cual conforma una realidad
extraordinaria, connotando aspectos signicativos de
credos y creencias populares.
Todo esto se expresa a través de la dimensión
social que tiene el arte popular de Cabimas, el cual
disfruta de una signicación relevante, ya que en ella se
expresa el conjunto de ideas y comportamientos propios
de la sociedad, producto del proceso de interpretación y
comprensión de una realidad que está determinada por las
condiciones objetivas, sociales y económicas que inuyen
en el modo de vida de los artistas populares de la ciudad.
Así mismo, no solo puede satisfacer nuestra tradición
estética, sino también enriquecer y reformular el concepto
tradicional de lo estético.
Es así como el arte popular de Cabimas llega a
relacionarse con la ideología, a través de las ideas estéticas,
políticas, morales y con las realidades de su pueblo. Por
su misma naturaleza es ideológico, realista e imaginativo,
ya que su desarrollo es fuerte, razón por la cual no solo
reeja la realidad sino que también la evalúa y expresa una
determinada actitud de respeto a ella.
Por otro lado, el mercado artístico popular fue
capaz de suministrar bienes para un vasto número de
compradores. Esta cuestión es discutible para algunos
críticos, quienes consideran que el arte popular es de mala
calidad. Sin embargo, el arte popular de Cabimas no ha
sido reconocido de esta manera por los expertos, ya que a
través de este, los artistas transmitían no solo emociones
sino también mensajes, haciendo reexionar sobre nuestra
existencia, los problemas sociales o la vida cotidiana. En
general, los artistas populares de Cabimas son de origen
humilde, a quienes se les ha hecho difícil vivir cómodamente
siendo creadores. Pero también había artistas populares
muy cotizados, cuyos trabajos respondían a los deseos de
los expertos, quienes estaban dispuestos a pagar cualquier
precio.
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La mayoría de los artistas populares en Cabimas se
inclinan hacia la pintura, donde el color y las formas suelen
tener un valor simbólico. Muchos utilizan pintura a base de
aceite, otros preeren oleos comerciales, también preparan
sus aglutinantes o combinan ambos. En la actualidad, los
artistas más jóvenes utilizan materiales más actuales como
la placa, el acrílico y hasta pinturas al frio.
El arte popular a pesar de ser realizado en casi todo
el territorio nacional, en sus diversas manifestaciones, ha
sido pocas veces investigado. Este estudio hace referencia al
conjunto de patrones culturales y manifestaciones artísticas
creadas y consumidas por la ciudad de Cabimas y su arte
popular, identicando a sus creadores y quienes abordan la
temática iconográca de San Benito en sus obras.
Con la llegada de personajes ligados a la cultura
y la plástica nacional a Cabimas, se revelaron e impulsaron
nombres de artistas populares que pasaban desapercibidos.
Aprovechando el incremento de este estilo pictórico, ellos
los dan a conocer, dejando un legado artístico a través de
obras donde se muestran las vivencias reales o imaginarias
de una región hostigada por el sol.
Una de estas personalidades fue Flor Romero
(1934-1999), reconocida con el apelativo de El Ángel de
la Guarda del Arte Popular, quien nació en Quisiro, estado
Zulia. Luego Flor vivió en España, especícamente la ciudad
de Salamanca donde contrajo matrimonio con el médico,
poeta y escritor Carlos Contramaestre. Formó parte de
grupos literarios y movimientos plásticos, tales como: El
Grupo Sardio y El Techo de Ballena en Caracas. Creó en 1982
el Museo de Arte Popular Rafael Vargas de Cabimas.
En Cabimas la mencionada artista luchó por la
reivindicación a nivel regional y nacional del arte popular
del Zulia y especícamente de su ciudad natal. Permanecía
en una constante búsqueda de personajes, valores,
costumbres y tradiciones populares de esta región para
rescatarlas y darlas a conocer a las nuevas generaciones.
Impulsó el poder creador de artistas como Rafael Chirinos,
Emilia Navarro, Pedro Oporto, Rafael Vargas, Edicta García,
entre otros.
Por otro lado, para el año de 1968, el también
reconocido artista y docente Oscar González Bogen,
marca la calidad artística de Emerio Darío Lunar (Cabimas,
estado Zulia 1940-1990), y lo da a conocer en el XII Salón D’
Empaire de 1969 en Maracaibo, donde obtiene el Premio
Dr. José Ortín Rodríguez, que otorgaba la Universidad
del Zulia. Lunar realiza sus primeras pinturas copiando
postales, cromos y fotografías. No preparaba sus lienzos y
pintaba sobre la tela cruda, utilizaba el esmalte industrial
y pigmentos preparados por él mismo. Lunar pintó toda su
obra en Cabimas, sin haber salido nunca de su casa.
El mencionado artista, conocido como el más
particular de Cabimas, ha sido difícil de clasicar para los
críticos, por ser autodidacta, popular o ingenuo, surrealista,
entre otros calicativos. Al respecto, Calzadilla (1980, p. 5),
lo acredita como muy apegado a su ciudad natal, un artista
evidentemente arraigado en la tradición popular a la que
se remonta desde sus comienzos. Participó en muchas
exposiciones y salones de arte a nivel nacional, siendo
merecedor de una mención honoríca en el XXVIII Salón
Arturo Michelena, en 1970.
Asimismo, para el año de 1968 Contramaestre
presenta a Rafael Vargas (Borojó, estado Falcón 1915-1978)
pintor y tallista, el cual manifestó su poder de creación al
producir indiscutibles trabajos prodigiosos del color. A partir
de 1967 se dedicó a la talla, teniendo como tema recurrente
los pájaros en madera policromada con colores brillantes.
Posteriormente estos pájaros fueron evolucionando hacia
aves fantásticas, de plumajes exuberantes (g. 1).
Con esta temática Vargas aportó un antecedente
insuperable para la imaginería en madera de la Costa
Oriental del Lago. Sirvió de inspiración a muchos artistas
que lo siguieron en el trabajo de la talla, realizando los gallos
más hermosos de plumajes llameantes que sólo tienen
comparación con la vitalidad mágica y fuerza avasallante
de los gallos de Mario Abreu.
En su trabajo pictórico utilizó como soporte
la madera y los lienzos. Los paisajes y las escenas
costumbristas reejan una pintura plana donde introduce
progresivamente otros animales, además de los pájaros,
hasta llegar a la gura humana (g. 1). Se caracteriza por
la manifestación de escenas sin perspectiva, por ejemplo
en una escena de novios en una boda, los hacía de mayor
dimensión que al cura, a la iglesia y al cortejo, Eva y Adán,
Cristo, José Gregorio Hernández y San Benito. El material
utilizado para pintar sus trabajos fue el esmalte industrial.
Esto testica que Rafael Vargas vinculó su arte con sus
experiencias campesinas, quien recobra de su propia
torpeza los signos de un estado de gracia (Calzadilla, 1980,
p. 5).
En 1969 Vargas ganó el Premio First Nacional City
Bank, en el Salón D´Empaire. Sus piezas se encuentran en
las colecciones de instituciones como el Centro de Arte Lía
Bermúdez de Maracaibo y el Museo de Arte Moderno Juan
Astorga Anta. El 28 de marzo de 1982 se fundó el Museo
de Arte Popular y Tradiciones Rafael Vargas, en honor a tan
importante precursor del movimiento artístico popular de
la zona.
Otro artista que contribuyó a engalanar al arte
popular de Cabimas fue Ramiro Borjas (Cabimas, estado
Zulia, 1909-1980), pintor y escultor, al cual se le conoció
como el pionero, de raíces muy autóctonas, ya que partía de
las fuentes de las primeras familias que vinieron de la costa
occidental del lago de Maracaibo en 1802, para poblar a
Cabimas (Revista del Centro Histórico de Cabimas. Copaiba,
2005, p. 9). Fue una persona muy creativa. Se atrevió a tallar
con cincel en piedra articial de cemento sin poseer ningún
conocimiento de tallado, por lo que se le considera como
un autodidacta en las artes plásticas.
Danilo Patiño Aular
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Arte popular: Representación plástica de la esta de San Benito
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SituArte
Figura 1
Rafael Vargas. S/T. S/F. Esmalte industrial sobre madera.
100cmx80cm. Ubicación: Dirección de Cultura de la Alcaldía de
Cabimas.
Fuente: Patiño (2011).
Antillano y Brett (1977, p. 238) expresan que
Borjas no es un pintor ingenuo, no se puede ubicar en la
modalidad naif, tampoco fue un artista común. Desde muy
niño sintió inclinación por la pintura; fabricó sus propios
pinceles con plumas de pájaros y pelos de cabras, con los
cuales plasmaba en los lienzos escenas de la Cabimas de su
niñez. Al respecto, Soto (2000, p. 53) señala que:
Sus primeros cuadros recogieron los paisajes
de su pueblo natal, inducido por reproducirlos
pictóricamente usando borras de pinturas que
sobraban de algunos pintores de brocha gorda. Y
así a través del tiempo y el logro autodidacta, fue
haciendo posible cualidades pictóricas.
De Ramiro Borjas se conocen los murales de
la antigua Iglesia de la Virgen del Rosario de Cabimas,
realizados aproximadamente en 1940, aunque
desaparecidos por la reconstrucción de la nueva Catedral
en 1965. Las dos esculturas religiosas que posee el frontis
de la actual Catedral de Cabimas pertenecen a él. Son
talladas con cincel en piedra articial de cemento. Todas
sus obras fueron hechas de manera autodidacta, ya que no
poseía ningún conocimiento de esculpido.
Por otro lado, encontramos a Pedro Oporto
(Barcelona, estado Anzoátegui, 1902-1984), radicado en
Cabimas desde 1926. Para el año de 1947 realizó su primera
exposición de pintura. Fue un creador culto y espontáneo;
sus trabajos son sencillamente sorprendentes. Vivió su
pintura como una aventura, pero con perfeccionamiento,
combinando técnicas. Como tributo a este artista, en
1978 se creó en las antiguas instalaciones del Hospital de
Cabimas, la Escuela de Artes Plásticas de Cabimas, que
lleva su nombre. En sus pinturas redunda lo alegórico, lo
narrativo, con un n didáctico en su temática. Sus pinturas
reejaban una serenidad incuestionable, con un alto
conocimiento de su temática.
Al respecto, Antillano y Brett (1977, p. 244)
señalan que algo característico en la temática de la pintura
de Oporto es el juicio, el cual va hacia las fronteras morales,
a la norma, al temor y al deseo. Otra particularidad de
sus obras, según Noguera (1987, p. 547), es que tenía una
visión fabuladora la lectura de una realidad empapada del
sobresalto de lo imposible. Pintaba lo que quería, ángeles y
amantes en la plaza, muchachas en or ardientes, diosas o
retratos familiares, cosa que poco le importaba.
Margarita Soto (Cabimas, estado Zulia, 1917-1994)
fue otra importante artista popular de Cabimas, conocida
como la partera de la ciudad, por su vocación de servicio.
Atendió aproximadamente unos 5000 partos. Fundó la
Casa Maternal Infantil de Cabimas en 1940. Su obra artística
comenzó a partir de la década de 1970, incitada por Flor
Romero y Manuel Arratia.
Una característica importante de sus pinturas es
la representación de la mujer, además de la realidad de su
pueblo y las manifestaciones folklóricas. Utilizó como tema
recurrente la Boda, la procesión de San Benito, los paisajes,
las estas y Bolívar. En todas incluye ores y rostros alegres,
reejando la belleza que representaba para ella la situación
representada.
Sus personajes casi siempre parecen niños. Su
obra plástica estuvo caracterizada por la utilización del
color vivo, con mucha luz y con una factura impecable. Son
obras donde el dinamismo siempre está presente. Hay que
destacar que la pintora solo utiliza colores planos y puros.
Este carácter lo plasmó siempre en sus obras ingenuas, las
costumbres y tradiciones de la ciudad que tanto signicó
para ella (Revista del Centro Histórico de Cabimas. Copaiba,
2005, p. 7).
En la obra titulada San Benito en San Francisco
(g. 2), Margarita Soto plasmó una cercanía entre lo
religioso con lo popular. Al respecto, Talavera (2001), sobre
el fenómeno religioso popular, señala que es una realidad
compleja y multiforme que expresa un hecho socio-
histórico identicable, que se observa en la pintura San
Benito en San Francisco. El suceso es consumado. La esta
del Santo es representación de la religión popular. No como
un cuerpo doctrinal, del dominio exclusivo del cuerpo
eclesiástico, sino más bien una realidad social objetiva que
supone que se coloque la religión popular como un campo
religioso susceptible de levantarse como un sistema más o
menos libre y completo.
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Lo religioso popular presenta una dimensión
propiamente sagrada, emanada del cristianismo y lo profano
surge de las prácticas corrientes de la vida social. Estas se
mezclan en una suerte de simbiosis perfecta mediante
una escena alegre y muy pintoresca, donde se describe la
salida del Santo Negro de la iglesia. Se produce un sistema
adecuado y exible que corresponde con las fuerzas de lo
sagrado y la omnipresencia de lo profano en las estructuras
del pensamiento y las creencias populares (Talavera, 2001).
Se trata de un trabajo pictórico donde se puede apreciar
que la imagen del santo es agrandada, llegando a ser
más imponente que los otros personajes. Otro aspecto
importante en esta obra son los elementos y personajes,
que están todos agrupados, sin proporcionalidad.
Margarita Soto es considerada una mujer
adelantada a su tiempo, un ser humano lleno de muchas
potencialidades. Junto a otros artistas de su querida
Cabimas, difundió la idea de hacer una historia del
arte popular en su ciudad con proyección nacional e
internacional. Su obra, como la de todo artista, pasó por
diferentes momentos, aunque se mantuvo en esa narrativa
palpable que siempre le dio un sentido cotidiano. Su obra
se encuentra presente en la colección del Museo de Arte
Popular Salvador Valero, del estado Trujillo. En 1998, como
ofrenda en honor a su memoria y labor como artista popular,
se crea la Casa Museo Margarita Soto, iniciativa tomada por
su hija Elsie de Arratia y su esposo Manuel Arratia.
Asimismo se destaca la gura del pintor Blanco
Aparicio (Maracaibo, estado Zulia, 1926-2002), quien se
residenció en Cabimas y nunca dejo el pueblo hasta el
momento de su muerte. Fue conocido como el retratista de
Cabimas y realizó su obra por pura intuición, por inclinación
natural, siendo autodidacta de la pintura. Representó en sus
obras las vivencias y recuerdos sobre la ciudad. Participó en
varias exposiciones. Su primera individual fue en el Museo
de Arte Popular Rafael Vargas de Cabimas en 1984. Obtuvo
varias premiaciones en importantes salones y bienales.
Para Aparicio, ser y pintar eran acciones únicas, lo
cual le ayudó, ya que pareciera que plasmara su memoria
fotográca al momento de pintar aludiendo una atmosfera
encantadora. Esto se puede apreciar en sus trabajos, donde
describía escenas o sitios de su ciudad, pintados de manera
muy particular. En ellos se observaba la visión de su mundo,
de su localidad y de sí mismo, razón por la cual en sus obras
se muestran las costumbres, la naturaleza, el hombre y la
ciudad, que él no quería que se olvidaran. Para Aparicio
Figura 2
Margarita Soto. San Benito en San Francisco. Óleo s/t. 1992. 50cmx70cm.
Fuente: Museo Itinerante de San Benito.
Danilo Patiño Aular
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Arte popular: Representación plástica de la esta de San Benito
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SituArte
no existieron barreras entre él y los códigos bajo los cuales
vivió.
Con respecto a lo de ser considerado como un
pintor de memoria fotográca, en entrevista a Rincón
(Patiño, 2011), este comentó que:
Cuando vos no consigáis una foto de Cabimas,
buscate una obra de Blanco Aparicio. Ahí te
recordáis de nombres, de esquinas, sectores,
porque es como que él presentía dentro de
aquella ingenuidad que Cabimas se iba a
convertir en otra cosa, y que esa Cabimas que él
amaba ya no iba a existir.
En la pintura San Benito en el Barroso, Aparicio
realiza una composición sublime donde inmortaliza este
acontecimiento (g. 3). Es una versión donde lo anecdótico
y el recuerdo muestran un ambiente envolvente, donde
la armonía del color seduce al espectador. Con esta obra,
Blanco Aparicio imprime una especial sensibilidad interior
y espiritual que despierta el interés del espectador y lo
mueve a captar los sentimientos del artista. Lo radiante
y luminoso es representado por un cielo azul celeste que
abarca casi todo el espacio del cuadro. La imagen del chorro
de petróleo se destaca contrastando con los ocres del suelo
y los diferentes colores que se encuentran en los personajes.
Figura 3
Blanco Aparicio. San Benito en el Barroso. Óleo sobre tela.1982. 60cmx100cm.
Fuente: Dirección de Cultura de la Alcaldía de Cabimas.
Otro pintor que hay que mencionar es Rafael
Chirinos (Churuguara, estado Falcón, 1923-2012),
residenciado en Cabimas desde muy niño. A los 26 años de
edad sintió la necesidad de expresar su arte. Es conocido
como el pintor obrero de Cabimas. Chirinos preparaba sus
pigmentos. El tinte de sus colores es muy opaco, sin brillo.
En la preparación de sus obras mezclaba sus pigmentos con
los colores comerciales, lo que facilitaba su trabajo. Esto lo
hizo hasta el lecho de su muerte.
Su obra es muy atrevida. El tema predominante
en su pintura fue la protesta enmarcada dentro de un
ambiente industrial, donde se aprecia el paisaje petrolero.
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Frecuentemente usó como tema la esta de San Benito
o al personaje únicamente articulando lo religioso con
lo cultural. Se puede apreciar que su dibujo es pequeño
para el formato que utiliza. Hay una desproporción entre
el espacio y el soporte, es de exagerada dimensión. Se le
puede considerar como muralista.
En la obra San Benito (g. 4), Chirinos utiliza
colores cálidos, rojo y amarillo para resaltar la gura central,
el santo. Los colores son casi planos, ya que escasamente
hace diferencia de planos. El fondo está representado
por un paisaje donde las cabrias petroleras, el casco de
seguridad (elementos asociados la industria petrolera), los
chimbangueles y el Santo Negro (elementos asociados a
lo religioso) se fusionan para simbolizar lo místico con la
calidez de la zona a través de la desolación. Los elementos
utilizados en esta pintura fueron manejados por Chirinos
por muchos años. Los colores son extremadamente
vibrantes y llenan de alegría y espíritu al espectador.
Otra artista popular que es preciso tomar en
cuenta es María Francisca Bravo González (Sierra de San
Luis, estado Falcón, 1942), conocida como la muñequera de
Cabimas, quien desarrolla su obra mediante la realización
de muñecas de trapo: una manifestación muy arraigada
entre las artistas populares de la ciudad, vinculada desde
tiempos remotos con las creencias populares y la fe. Al igual
que la pintura, la cerámica, el tejido y otras actividades
manuales, hacer muñecas de trapo requiere creatividad y
participación en todo el proceso de elaboración.
María Francisca aprendió el ocio de su abuelo
artesano, quien hacía tallas de madera de santos y los
vestía con hermosas telas. Ella les quitaba los vestidos
para colocárselos a las muñecas de trapo que realizaba.
Al cumplir 17 años se dedica de lleno a la confección de
muñecas, y para el año 1970 inicia su participación con en
esta importante práctica.
En sus muñecas predomina el alargamiento de
las cabezas. De modo general, su trabajo es minucioso.
Utiliza gran variedad de telas con diseños y colores vivos.
Un tema recurrente en su trabajo es la boda. En la obra San
Benito, grupo Ajé en trapo (g. 5), la artista mezcla ambos
temas. Es una composición bidimensional, una especie de
mural tridimensional con muñecas de trapo. Se observa
una disposición equilibrada, donde la imagen central del
Santo Negro es más grande que los demás personajes,
como una manera de engrandecerlo. La falta de proporción
en la obra se representa entre las partes y el todo, o entre
los personajes relacionados entre sí, en cuanto a tamaño
y unión. Los ubica casi siempre en un fondo a cuadros
de colores muy vistosos, que le dan un aura de singular
belleza al trabajo en sí. Los personajes tienen una sonomía
muy particular, sus cabezas son alargadas y el cabello es
representado por cintas de trapos representando una gran
melena.
Asimismo, la tridimensionalidad de los
personajes es muy bien aprovechada, ya que son complejos
y únicos, como con una vida completamente desarrollada.
María Francisca busca con esto que sus personajes sean
auténticos, lo que hace que el espectador se identique con
la obra y, en consecuencia, le importe lo que ocurre en ella.
También es importante mencionar a Darío Suárez
Reyes, pintor apasionado de su ciudad natal, quien es
considerado como un pintor mágico, ya que en sus cuadros
detalla escenas, sitios y personajes. En general, se preocupa
más del sitio o situación que plasma, que de su forma. Lo
característico de su obra radica en la representación de los
elementos narrativos fuera de su campo visual.
En la obra San Benito, en la Plaza de Bolívar (g.
6), Suárez rearma una vez más ese valor estético que
plasma en sus pinturas, en un trabajo que nos invita a
entrar a un mundo de vivencias con una visual fantástica.
La perspectiva lineal y su punto de fuga es transformada
libremente para envolvernos en una atmósfera orgánica
y profunda que pareciera que se estuviese viendo desde
arriba, como si volara.
El color es el principal elemento de las
composiciones de Suárez. En sus pinturas constituye una
manera particular de ver, de experimentar, de recordar y
de transmitir la realidad, a través de un raudal de imágenes
cotidianas o que cumplen determinadas funciones de
Figura 4
Rafael Chirinos. San Benito. 45x35 cm. óleo sobre tela. 2008.
Fuente: Museo Itinerante de San Benito.
Danilo Patiño Aular
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Arte popular: Representación plástica de la esta de San Benito
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carácter social, representando los valores más altos de la cultura de su pueblo, que dan belleza, color y alegría.
Figura 5
Francisca Bravo. (S/F). San Benito, grupo Ajé en trapo. Composición de muñecas de trapo. 40x50 cm.
Fuente: Museo Itinerante de San Benito.
Figura 6
Darío Suárez Reyes. San Benito, en la Plaza de Bolívar. Óleo sobre
tela. 2009. 50cmx100cm. Ubicación: Dirección de Cultura de la
Alcaldía de Cabimas.
Fuente: Sotero Pino (2011).
A modo de conclusión
El arte popular se concreta mediante la
representación de los aspectos religiosos y culturales
presentes en las comunidades y localidades de la sociedad.
Muestra simbologías y elementos autóctonos que ilustran
la idiosincrasia de los pueblos, tal es el caso de las estas de
San Benito que se celebran en varios estados de Venezuela,
y muy particularmente en Cabimas. Su devoción agrupa
devotos y creyentes, quienes animados por el folklore
recorren, bailan y entonan cánticos alegres. Todas estas
expresiones de los personajes, el ambiente, los escenarios
son elementos importantes planteados por los artistas
plásticos en sus obras. En su representación popular se
evidencia connotaciones particulares desde la mirada de
quienes la plasman, atribuyéndoles una relación personal
y atmósferas elocuentes, cónsonas con melodías en las
pinceladas.
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Finalmente, estas obras permiten el
reconocimiento a los artistas populares de Cabimas,
quienes en sus obras representan de manera simbólica
todos los tópicos de su ser, sin nada supercial.
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Revista Arbitrada de la Facultad Experimental de Arte de la
Universidad del Zulia
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de 2021, por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del
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