
SituArte
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Para Briones (2002), el Paradigma es un modo 
de hacer ciencia o la representación mental que subyace 
en cada investigador a la hora de asumir los fenómenos 
o problemas, de donde se desprende la naturaleza de 
sus métodos para comprenderlos, propósito único y 
básico de toda investigación cientíca. Aunado a este 
planteamiento, considera que la concepción losóca, el 
abordaje referencial y los procedimientos metodológicos 
son “puntos intermedios” que sustentan los enfoques 
propios de la investigación, resaltando que no es más que la 
traducción en términos operativos y metodológicos de las 
ideas, conceptos y representaciones teóricas que se logran 
sobre el objeto de estudio, donde descansa o se sitúa el 
problema o fenómeno.
Ciertamente, los paradigmas originan puntos 
intermedios de carácter operativo y metodológico y los 
conceptos teóricos propios sobre los cuales se sustenta 
la investigación, concebidos estructuralmente de forma 
fraccionada, pero que en su concepción no contradice 
el principio holístico abordado por Hurtado (2000), el 
cual lo abarca todo, de principio a n y donde los puntos 
intermedios se asumen de forma integrada. Patton (1980, 
en Hurtado, 2000) lo corrobora cuando dene el Paradigma 
como una perspectiva, un modo de desmenuzar la 
complejidad de la realidad con un carácter normativo. 
La Cerda se opone y sostiene que viene a ser la esencia 
epistemológica que baña toda la investigación para 
solucionar las contradicciones entre la teoría y la práctica, 
y efectivamente su razón de ser en la ciencia permite la 
legitimación del conocimiento cientíco. 
Desde esta mirada, hoy el término Paradigma 
cientíco comúnmente se usa para denir una postura, o un 
modo sistemático de hacer ciencia, opción que se expresa 
mediante diversos procesos o vías técnico-instrumentales y 
que responde a una manera de ver el mundo y sus procesos 
de producción. 
Ante esta conuencia epistemológica, los 
paradigmas Positivista o Empírico (Analista Racionalista), 
Post Positivista (Cualitativo o Interpretativo) y Socio-crítico 
(Emancipador) enfrentan a los artistas-investigadores a 
una gran disyuntiva, cuando llevan a cabo investigaciones 
para sustentar la creación de sus obras: ¿Cuál se debe 
asumir? Es esta la interrogante común que surge cuando, 
en medio de tantas confrontaciones y lagunas teóricas-
epistemológicas, los sujetos, atados a una cosmovisión y 
una intuición especial, desarrollan una creación artística 
propia, fundamentándola en un estudio riguroso, 
sistematizado, coherente y aceptable para la comunidad 
cientíca. No obstante, uno de los aspectos primordiales 
de este tipo de investigación radica en la conceptualización 
y sistematización del proceso creativo y todo lo que 
implica como categoría esencial de cualquier actividad 
transformadora, generadora de cambios e innovaciones.
Hay que hacer hincapié en que, desde las 
Ciencias Humanas, la Teoría Sistémica tiene gran inuencia 
y ha hecho resurgir una nueva imagen del ser humano, 
cuyas investigaciones están centradas en la personalidad. 
De hecho, cada artista y cada una de sus obras reejan 
su personalidad. De allí que sean muchas las corrientes 
psicológicas que conuyan, bajo un denominador común, 
hacia esa visión holística y humanista del hombre, y a su 
vez sistémica, como lo plantea Martínez (2012), siendo 
una de ellas la Psicología de la Cognición, que prioriza el 
“aprendizaje signicativo”, propuesto por Ausubel, quien 
asume que el aprendizaje por descubrimiento no debe 
presentarse como negación del aprendizaje por exposición 
(recepción), ya que ambos pueden ser ecaces como 
estrategia de enseñanza.
Gracias a la capacidad intuitiva del ser humano, la 
versatilidad y libertad de acción crece en la escala evolutiva 
en la medida que se reere a procesos de orden superior; en 
los seres humanos el más resaltante es el “proceso creador”, 
concepto que se revela y denuncia como contradictorio 
a la imposición de cualquier norma, guía o metodología; 
por ello, no se puede señalar un camino seguro y cierto al 
sujeto-artista-investigador, para buscar un punto de vista 
que aún desconoce. La modalidad y estilo del proceso 
creador es además muy peculiar en cada investigador y 
mucho más si este es artista; en general, depende mucho 
de su propia personalidad.
Ante una realidad tan vasta y divergente como 
las Artes, los paradigmas de investigación conuyen, 
interactúan y se fusionan en uno solo; pero las teorías, 
conceptos y visión epistemológica sobre los fenómenos que 
el sujeto-artista aborda en sus investigaciones, deben estar 
contenidos, validados, argumentados y plasmados en sus 
creaciones artísticas. En pocas palabras, la obra resultante 
debe comunicar, proyectar e iluminar al espectador el 
mensaje o postura del artista.
A este planteamiento se suma también Martínez 
(2012) quien destaca que en las Ciencias Humanas, “todo nos 
lleva, de una u otra forma, y nos fuerza a enfrentarnos con 
realidades muy complejas que constituyen “tonalidades”, 
“sistemas”, o “estructuras” dinámicas en los diferentes 
campos del conocimiento cientíco y constituye un nuevo 
paradigma de “sistema”, en contraste con el paradigma 
analítico, mecanicista, lineal-causal de la ciencia clásica, 
que se deriva de la epistemología del positivismo lógico, 
del empirismo y de la teoría cognitiva, ya superada en estos 
tiempos. Añade este autor que la comprensión, en cambio, 
de toda entidad que sea un sistema o una estructura 
dinámica requiere del uso de un pensamiento o una lógica 
dialéctica, pues no le basta la relación cuantitativa-aditiva y 
ni siquiera es suciente la lógica deductiva, ya que emerge 
una nueva realidad que no existía antes y las propiedades 
emergentes no se pueden deducir de las premisas 
anteriores.
Por esta razón, Martínez (2012) aconseja entonces 
el Modelo Sistémico-Estructural, desde la perspectiva 
de la Gestalt, la cual plantea que “las realidades no están 
compuestas de agregados de elementos, sino que forman 
totalidades organizadas con fuerte interacción, y su estudio 
REVISTA ARBITRADA DE LA FACULTAD EXPERIMENTAL DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA.  AÑO 16 Nº 28. JULIO - DICIEMBRE 2021