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REVISTA ARBITRADA DE LA FACULTAD EXPERIMENTAL DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. AÑO 16 Nº 27. ENERO - JUNIO 2021
Luego Botella Nicolás (2013, p. 43), apoyándose
en Barceló, dice compartir la idea de que incluir en esta
nomenclatura algo que no sean pasodobles o marchas sería
inadecuado. Y en el siguiente párrafo, vuelve a citarse a sí
misma para decir que son todas las composiciones que se
interpretan durante los días de Fiesta (Botella Nicolás, 2010,
p. 2).
8
Al aproximarse a una denición de música festera,
la mencionada autora señala aspectos organológicos y de
los tipos de conjunto instrumental que interpretan esta
obra. Una vez más recurre a uno de sus propios artículos
para citarse como autoridad y explica que la música para
estas festividades “es interpretada no por una sociedad
musical, sino por una banda de música” (Botella, 2012, p. 61,
citado en Botella Nicolás, 2013, p. 43). Esta diferenciación
que se menciona es ilusoria e inexacta. El término banda
de música es exible, adaptable, y depende de regiones y
prácticas musicales. En el contexto empleado se entiende
como un conjunto de viento madera, viento metal y
percusión más o menos establecido y regularizado.
En cambio, el término sociedad musical hace
referencia al tipo de organización y estructuración social
que representan, o a veces ni eso, y es simplemente un
apelativo escogido de forma libre sin que responda a ningún
modelo especíco de gestión. De hecho, la segunda banda
más antigua de Alcoy, fundada en 1842, recibe actualmente
el nombre de Societat Musical Nova d’Alcoi, y no se pone en
duda que sea una banda de música.
Por otro lado, al especicar que este repertorio
es interpretado por bandas de música está omitiendo a
muchos otros tipos de conjuntos instrumentales, desde la
Orquesta Sinfónica Alcoyana que interpreta la Misa Festera,
hasta los heraldos que, con clarines y timbales, abren la
representación, pasando por los distintos ensembles que
aglutinan dulzainas y percusión, metales y percusión, etc.
3. Deniciones musicales de la música
festera
En el mismo epígrafe donde se aproxima al
término de música festera, Botella Nicolás aporta una serie
de características musicales para tratar de denirla, pero
muchas de ellas son absolutamente falsas. Por ejemplo,
menciona que:
Desde el punto de vista musicológico, la Música
Festera consiste en una introducción desarrollada
sobre el acorde de dominante, más una primera
sección en el tono principal y una segunda parte
(llamada Trío) que está escrita en la subdominante,
(…)». De este uso deriva también la incorrección
gramatical de la frase de Botella Nicolás en su artículo de
2013 sobre Mahomet.
8 Nuevamente se ha detectado un error en la gestión
bibliográca con un número de página que no
corresponde con la edición del texto consultada.
en los pasodobles de modo mayor y en el relativo
menor, en los menores. Y naliza con un material
de cierre o coda. (Botella Nicolás, 2013, p. 43)
Basta una aproximación analítica sin apriorismos
para comprobar que esto no es cierto. Esta denición
reduccionista de la Música Festera daña la visión que
se pueda tener de este patrimonio musical y falta a la
verdad. La anterior denición en realidad es una reducción
estereotipada y estéril de la forma marcha binaria según
la explica Gutiérrez Juan (2009), pero, dado que no toda
la llamada música festera puede ser aglutinada bajo
esta estructura, es un esquema que queda invalidado.
Movimientos como la Entrada, la Elegía, o el Prec a Sant
Jordi de la Misa Festera de Amando Blanquer no pueden
analizarse formalmente así.
Por otro lado, entre las obras musicales que sí
pueden englobarse bajo la forma marcha, existen tanto
de tipología binaria como ternaria
9
(Gutiérrez Juan, 2009),
donde estas últimas se quedarían fuera de la denición
propuesta por Botella Nicolás. Por último, entre las marchas
que sí pueden catalogarse como binarias se encuentra
algún modelo que pueda responder a este plan tonal, pero
en absoluto se construyen con molde y pueden localizarse
innumerables ejemplos de marchas que no funcionan con
este juego de tonalidades
10
. Además, los pasodobles en
modo menor no tienen relativo menor, sino relativo mayor.
Siguiendo con otro parámetro, surge la cuestión
del ritmo. En opinión de Botella Nicolás (2013, p. 43) este
es “una constante en las marchas moras y cristianas,
interpretada por la percusión (caja, timbales o bombo)”.
Esta cita vuelve a ser inexacta e ilógica. El ritmo no es
interpretado únicamente por la percusión, sino que todo el
conjunto instrumental participa de los esquemas rítmicos
propuestos por cada compositor. Otro aspecto es que,
durante el trascurso de la Entrada, entre interpretación
e interpretación de la obra, la sección de percusión del
ensemble mantenga una serie de patrones rítmicos que
se han congurado como pertenecientes al bando moro y
cristiano, y que permiten a los participantes mantener una
cadencia de paso regular
11
. Pero estos no son equivalentes
a los ritmos de las marchas moras y cristianas, porque cada
una de ellas posee una rítmica temática y armónica creada
9 Véase al respecto algunas marchas de Rafael Casasempere
Juan como Mahayuba (1950), Boabdil abatido (1952) o Al
Azraq (1955), entre otras.
10 Genna al ri (1924), marcha oriental de Evaristo Pérez
Monllor, sin introducción en la dominante. Llanero (1919),
pasodoble José Pareja Casanova, el primer tema está en
Re menor y el Trío en Do menor. Bonus christianus (1989),
marcha cristiana de José María Ferrero, sin introducción
en la dominante, primera sección en Do menor, trío en Do
Mayor, es decir, en el tono homónimo, y no en el relativo
menor de Do menor (que, por otro lado, no existe). Por
citar únicamente un ejemplo de cada tipología, pero
existen muchísimos más.
11 Un ejemplo de estos interludios rítmicos puede verse en la
siguiente url: https://youtu.be/t0gcjqmyKP8