4. Elementos religiosos presentes en la hazaña política del bordado   
La influencia de religión en la trama política del tapiz de Bayeux es lata (Dupre, 1976), 
puesto que se trata de un tema de capital importancia, merecería un estudio detallado. No 
obstante, dado que esta artesanía, en gran medida, está preñada de elementos eclesiásticos, 
hemos considerado el estudio de los más importantes, en tanto que, por la propia naturaleza 
de la obra, es imposible una recta hermenéutica si no tomamos en cuenta este importante 
corolario. Lo primero que resalta a primera vista es el uso del latín, considerado la lengua 
eclesiástica por excelencia. En la tela, leemos un latín sencillo,  pues esta lengua no estaba 
reservada solo al uso eclesiástico, sino que también era usada por nobles y letrados.  
Esta cualidad fue tomada en cuenta por el o los bordadores, pues las inscripciones son 
de fácil traducción. El uso del latín nos hace pensar, como ya hemos señalado antes, que el 
trabajo fue dirigido por un eclesiástico o por alguien versado en letras, quien tuvo presente 
el empleo de un latín vulgar, que era hablado también entre algunos miembros de la clase 
plebeya, e  incluso por  los  soldados.  Este  tipo  de  latín  era  puesto en práctica en  la  Edad 
Media, y es precisamente el que muestra las inscripciones del tapiz. 
“El concepto del latín medieval está relacionado con el latín vulgar. Es la evolución 
de  lo  que  se  conoce  como  latín  literario  y,  en  la  Edad  Media,  algunos  hablantes 
manejaban  las dos lenguas: la lengua  romance que  hablaban y  el latín que  habían 
aprendido.  Esta  situación  se  llama diglosia,  que  en  el  registro  hablado  usaban  las 
lenguas romances  y el latín medieval como registro escrito” (Díaz, s.f, p.2). 
Los  clérigos  medievales  eran  herederos  de  esta  tradición,  pues  este  idioma  es  la 
lengua oficial de la Iglesia, por ello, consideramos que las inscripciones grabadas en la tela 
nos ayudan a confirmar la presencia eclesiástica en la narración, lo cual es muy importante, 
pues  hoy  el  latín  no  se  habla,  por  este  motivo  ya  no  tiene  variaciones,  por  tanto,  las 
inscripciones  del  lienzo  tienen  la  garantía  de  que  serán  entendidas  siempre de  la misma 
manera, en este caso, desde la política del siglo XI. La Iglesia es heredera de la idoneidad de 
esta lengua, y el bordado posee un latín muy preciso, llano, propio de su tiempo, aun cuando 
lo leamos desde nuestros días, hecho este que se le debe a la Iglesia en su afán de conservar 
la herencia lingüística. Esta lengua es universal en lo eclesiástico, lo que nos hace señalar 
que,  quien  ordenó  la  confección  del  tapiz,  tuvo  presente  el  uso  de  dicho  idioma  por  su 
característica de catolicidad o universalidad.