REVISTA DE LA UNIVERSIDAD DEL ZULIA. 3ª época. Año 12 N° 34, 2021  
					
					
					y permiten el reconocimiento y establecimiento de prácticas discursivas; ejemplo de ello lo  
					podemos precisar en cómo ha sido ejercida la concepción del territorio, la dinámica del poder  
					y el tratamiento que se le ha otorgado a la geografía en cuanto a ciencia que busca determinar  
					el espacio como ejercicio interpretativo del ordenamiento jurídico y geopolítico del poder, en  
					sus diferentes formas de imposición y justificación, accionadas en una lógica de la razón  
					omnipresente europea; de esas prácticas discursivas devienen categorías impositivas llenas  
					de ideología: tiempo, espacio, progreso, desarrollo , subdesarrollo, riqueza-pobreza, todo lo  
					cual se estableció y se fue instituyendo mediante una línea del tiempo que ha permitido la  
					estratificación y divisiones sociales en todo el andamiaje del poder. De acuerdo con Porto  
					(
					2009:20):  
					“
					hasta la misma utopía es un no-lugar, o mejor, es un lugar imaginario que se sitúa  
					en otro tiempo mejor que nuestro tiempo, lejos del nuestro espacio del aquí-y-  
					ahora. Hasta las mismas coordenadas geográficas –latitud y longitud- que  
					enmarcan el espacio se hace por medio del tiempo, esto es, en grados, minutos y  
					segundos. Consideremos, de paso, que establecer el parámetro del tiempo del  
					mundo por el meridiano de Greewich es un marco de afirmación de una Europa  
					Noroccidental que así, se distingue, bajo el manto de la ciencia, de otra Europa.  
					Según Lewis Munford (1973), la primera máquina verdaderamente moderna,  
					consagra la hegemonía del tiempo como categoría hegemónica de la concepción de  
					modernidad-colonialidad”.  
					Al repensar la ciencia como forma de humanidad civilizatoria, que responda al bien  
					común de los pueblos y sociedades desde su eticidad, su invención, sus lógicas y sociologías,  
					se hace necesario retomar el pensamiento de De Sousa Santos y su propuesta de una  
					Epistemología de Sur:  
					“
					El ocaso de la civilización, no muere con Occidente, sino que renace desde el Sur  
					con el “Sumak Kawsay”, la distancia fantasmal entre teoría y práctica no es  
					solamente el producto de las diferencias de contextos. Es una distancia más bien  
					hasta ontológica. Los movimientos del continente  
					epistemológica  
					o
					latinoamericano, más allá de los contextos, construyen sus luchas con base en  
					conocimientos ancestrales, populares, espirituales que siempre fueron ajenos al  
					cientismo propio de la teoría crítica eurocéntrica” (De Sousa Santos, 2011).  
					Hablar de la movilidad social, territorialidad, saberes y poder es un asunto que permite  
					establecer conexiones con varios elementos que se podrían conjugar para ser un abordaje  
					concienzudo de realidades que matizarían muchos desencuentros sociales, entre lo que se  
					destaca la desigualdades, exclusión, racismo, xenofobia; en muchas ocasiones se podría  
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