REDIELUZ

ISSN 2244-7334 / Depósito legal pp201102ZU3769 Vol. 15 N° 1 • Enero - Junio 2025: 103 - 112

FACT-CHECKING: UNA REVISIÓN TEÓRICA DE SUS FUNDAMENTOS, ENFOQUES Y USO EN LOS MEDIOS COMUNICACIONALES

Fact-checking: A theoretical review of its foundations, approaches and use in the mass media


ÁREA CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

Adrianny Chaparro Thomas

Universidad del Zulia. Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Comunicación Social Red de Investigación Estudiantil de la Universidad del Zulia (REDIELUZ)

ORCID: 0000-0001-7181-1562

aandreina13@gmail.com

RESUMEN

El presente estudio analizó las distintas proble- máticas que enfrenta Venezuela ante la proliferación excesiva de contenidos en línea en distintos ámbi- tos (político, social, económico, deportivo, cultural, entre otras), así como la ausencia de mecanismos efectivos para controlar la propagación de intencio- nes negativas que distorsionan la información, lo cual ha generado alteraciones en los ecosistemas comunicacionales del país. La investigación se fun- damentó en los aportes teóricos de Wardle (2024), Rubin, V. L. (2022) y Browne (2024). La metodolo- gía fue documental, con diseño bibliográfico de un total de 36 documentos de estudio para esta revi- sión teórica. La técnica empleada fue la de ficha de trabajo. Los resultados evidencian una fuerte vincu- lación teórica entre el Fact-checking y la necesidad de enfrentar el complejo entorno informativo vene- zolano. En este contexto, la denominada “Trompeta de la desinformación” adquiere especial relevancia, debido a la creciente influencia de la Inteligencia Artificial, cuyo uso desregulado y carente de fisca- lización agrava la crisis de credibilidad informativa en el país. Se concluye que resulta urgente forta- lecer las prácticas de Fact-checking en Venezuela como estrategia clave para contrarrestar la desin- formación. Esto implica no solo la incorporación de tecnologías avanzadas y metodologías rigurosas, sino también la formación crítica de periodistas, el establecimiento de marcos éticos, normativos y el impulso a una cultura de verificación que promueva la transparencia en el país.

Palabras clave: Fact-checking, medios de co- municación, trompeta de la desinformación, inteli- gencia artificial.

ABSTRACT

This study analyzes the different problems faced by Venezuela due to the excessive proliferation of online content in different areas (political, social, economic, sports, cultural, among others), as well as the absence of effective mechanisms to control the propagation of negative intentions that distort information, which has generated alterations in the country’s communicational ecosystems. The re- search was based on the theoretical contributions of Wardle (2024), Rubin, V. L. (2022) and Browne (2024). The methodology was a documentary, with bibliographic design of 36 study documents for this theoretical review. The technique used was the work sheet. The results show a strong theoretical link between fact-checking and the need to face the complex Venezuelan information environment. In this context, the so-called “Trumpet of disinforma- tion” acquires special relevance, due to the growing influence of Artificial Intelligence, whose unregula- ted and unmonitored use aggravates the informa- tion credibility crisis in the country. It is concluded that it is urgent to strengthen Fact-checking practi- ces in Venezuela as a key strategy to counteract di- sinformation. This implies not only the incorporation of advanced technologies and rigorous methodolo- gies, but also the critical training of journalists, the establishment of ethical and regulatory frameworks and the promotion of a culture of verification.

Keywords: Fact-checking, media, disinforma-

tion trumpet, artificial intelligence.

Recibido: 11-02-2024 Aceptado: 18-03-2024


INTRODUCCIÓN

En la sociedad contemporánea, de grandes avances científicos y tecnológicos, queda mucho por hacer para democratizar el conocimiento y lue- go el acceso a la información, en vista de la satura- ción de contenido sin datos de registro o verificación oficial, creando incertidumbre, riesgos y malestar en las comunidades a informar. Sin embargo, Cas- tells (2009), afirma que esta configuración no re- duce el impacto de los sistemas internacionales de comunicación, política y poder, ya que la sociedad se ve afectada por redes globales que inciden y re- tan las dimensiones culturales, políticas, financie- ras, económicas, especialmente en los consumos, aspiraciones y valores de un número creciente de usuarios hiper conectados, en un mundo aún más globalizado después de la pandemia del COVID-19.

Los entornos digitales representan un eje funda- mental para el ejercicio periodístico en todas sus etapas, impulsados por el acelerado proceso de globalización, que, además, fue intensificado por la pandemia del COVID-19 y los avances tecnoló- gicos más recientes. Esta transformación también ha impactado profundamente el ámbito de la comu- nicación, donde medios tradicionales como perió- dicos, canales de televisión, estaciones de radio y revistas, han consolidado versiones digitales que mantienen una estrecha relación con sus audien- cias. Paralelamente, han surgido medios digitales, concebidos específicamente para el entorno web, que se han posicionado como espacios innovado- res que contribuyen significativamente al fortaleci- miento del pluralismo informativo.

Actualmente, el periodismo debe enfrentar de- safíos que no existían debido al ritmo de la inno- vación tecnológica, llevando a una renovación a la esfera mediática. Por lo tanto, los profesionales de la comunicación deben comprender y fomentar la apropiación social de innovaciones acerca de las cuales no fueron formados cuando realizaban sus estudios universitarios.

Esta transformación digital del campo periodísti- co se fundamenta en los desarrollos de las Tecno- logías de la Información y la Comunicación (TIC’s), popularizadas desde finales de los años noventa del siglo XX, las cuales se han extendido a todos los sectores de la vida económica, social y cultural, desde las esferas locales, nacionales e internacio- nales.

Aunque en un contexto político, la información se valora como un recurso estratégico esencial para la toma de decisiones y la participación ciu-

dadana, la saturación informativa, los modelos de comunicación de muchos a muchos (desde la pers- pectiva prosumidora), potenciados por las TIC’s y la incidencia de las fake news en los procesos elec- torales, llevan a que posverdad sea la palabra del año, según Oxford Dictionary (2016), que la define como la distorsión deliberada de una realidad, ca- paz de manipular creencias u emociones con el fin de influir en la opinión pública. En este escenario, las grandes empresas tecnológicas, como Face- book, X y Google, han servido como plataformas para la divulgación de noticias falsas, reaccionando con lentitud, solo bajo la presión de anunciantes y demandas legales vinculadas a la rectificación.

Por otra parte, la aparición de la Inteligencia Artificial (IA), en su mayor auge en los últimos 2 años en la recopilación, producción y distribución de contenido, es cada vez más frecuente en el sec- tor periodístico, y su aplicación en el ámbito de la comprobación de datos destaca como la funcionali- dad con mayor potencial (Beckett y Yaseen, 2023). Numerosas plataformas de verificación han incor- porado en los últimos años la IA en las rutinas de Fact-checking como, por ejemplo, bots y sistemas de detección basados en el machine learning para identificar afirmaciones a verificar (claims), vídeos y fotografías falsas, mostrando que el uso de la IA puede ser vital para contrarrestar los efectos dis- ruptivos de la desinformación (Rubin, 2022).

La IA se ha planteado como un recurso útil para agilizar ciertos procesos de las rutinas profesiona- les de los verificadores, así como la monitoriza- ción e identificación de afirmaciones para verificar (detection), la obtención de datos para comprobar contenidos (reporting), y la verificación de falseda- des (debunking), (Guo et al. 2022). En definitiva, aparece como una herramienta capaz de adaptarse no solo a la velocidad con la que circulan las false- dades en el entorno digital sino también a su grado de elaboración, reduciendo además el tiempo de detección y aumentado la capacidad de respuesta ante la desinformación en cualquier ámbito de los medios de comunicación tradicionales como radio, televisión o medios digitales como las redes socia- les o páginas informativas de la Web.

El rigor, la imparcialidad, la rendición de cuentas y la transparencia tanto en metodología de traba- jo como en fuentes de financiación se consideran elementos clave en el desempeño profesional de los verificadores (Singer, 2021), que desde sus ini- cios incorporaron la revelación y accesibilidad a las fuentes como práctica fundamental, entendien- do que el valor del Fact-checking se sustenta en


la idea de que los profesionales de la información deben enseñar cómo realizan su trabajo de manera rigurosa porque su labor puede invitar a la descon- fianza (Graves, 2016).

Ante este panorama, el presente estudio tiene como propósito conceptualizar y dimensionar el Fact-checking, sus enfoques y su aplicación en los medios comunicacionales venezolanos. Se aborda desde una perspectiva teórica, a través del análisis e identificación de diversas líneas de trabajo vin- culadas a la verificación de hechos. Asimismo, se examina el papel que desempeñan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s), como herramientas clave para distinguir entre aconteci- mientos reales y contenidos falsificados o manipu- lados.

ENSAMBLE TEÓRICO: Hacia una definición de

Fact-checking.


El Fact-checking es definido por algunos autores como un nuevo género del periodismo político (Gra- ves y Glaisyer, 2012). Sin embargo, en esta investi- gación se considera que no se trata propiamente de un género periodístico sino de una práctica de esta profesión que se ha extendido en la era digital. Así mismo, no se comparte la idea de que esta práctica sea exclusiva del periodismo político.

Si bien la mayoría de los discursos a los que se les hace Fact-checking son emitidos por políti- cos, lo expresado por otras figuras públicas, siem- pre que sus mensajes versen sobre asuntos que afectan a una sociedad o grupo social, también es susceptible de ser verificado a través de esta prác- tica periodística. De acuerdo con Elizabeth (2014), el Fact-checking que se ejerce hoy, se enfoca es- pecíficamente en la verificación de declaraciones públicas hechas por políticos y por cualquier per- sona cuyas palabras impacten la vida y los medios de vida de otros. Mantzarlis (2018), por su parte, considera que la práctica actual de Fact-checking “busca hacer que los políticos y otras figuras públi- cas rindan cuentas por la veracidad de sus decla- raciones”.

En cuanto al objetivo o la misión que se trazan los periodistas con la práctica del Fact-checking, no es otra que la de fortalecer la esencia del periodis- mo: buscar y dar al público hechos y datos reales. El objetivo de la verificación de los hechos debe ser proporcionar información clara y rigurosamente re- visada a los consumidores que puedan usar los he-

chos para tomar decisiones plenamente conscien- tes en las elecciones y otras decisiones esenciales (Elizabeth, 2014).

En esta investigación, también se consideró que el Fact-checking fortalece el periodismo interpreta- tivo o el llamado Nuevo Periodismo, en tanto que contribuye a superar el oficio que solo recoge de- claraciones de una fuente y su contraparte. En su lugar, el periodismo que hace verificación de datos se encarga de evaluar y validar cuánto hay de cier- to y de falso en las declaraciones, promesas y todo tipo de enunciados que hacen las figuras públicas en cualquier área (Deportes, política, farándula, su- cesos, entre otras), poniéndolas además en con- texto, lo que aporta a disminuir la desinformación, así como contrarrestar las mentiras públicas y la llamada posverdad.

ESTADO ACTUAL DEL FACT-CHECKING

Las organizaciones de Fact-checking en la ac- tualidad comparten la misión de verificar el dis- curso público para fortalecer la democracia del conocimiento, aumentar la rendición de cuentas e incentivar la participación ciudadana informada, con foco en los hechos y la apertura y circulación de más datos fidedignos (Zommer, 2015). La constan- te evolución de Internet ha traído consigo algunas ventajas como una amplitud de canales, que be- nefician el flujo de ideas y opiniones trasformando la comunicación unidireccional, en multidireccional. Sin embargo, esta realidad tiene una doble cara: este sistema también ha favorecido el cultivo de la desinformación que navega por las redes a través de bulos, noticias falsas y declaraciones de políti- cos que se cuelan como verdaderas sin pasar por ningún filtro. Este apartado estudia de una manera deductiva el marco teórico de esta especialidad. Se analiza de una forma global cómo ha evolucionado y desde qué directrices se trabajan hasta llegar a los tipos de información falsa o errónea que exis- ten y cuáles son las técnicas usadas para cada ele- mento de este sistema

MÉTODOS DE VERIFICACIÓN EN EL FACT-CHECKING

Buttry (2016) recuerda que el método de verifi- cación varía con cada acontecimiento e ilustra al- gunas pautas esenciales. La primera y fundamental es preguntar: ¿cómo lo sabes? a las fuentes co- rrespondientes; averiguar el origen de la informa-


ción será la base del trabajo del verificador de he- chos. Ante todo, el autor destaca la importancia de evitar el periodismo declarativo: “Nuestro trabajo no es reproducir como loros lo que dicen las fuentes y el material que proporcionan, sino retarlo, trian- gularlo con otras fuentes creíbles e identificar qué es verdad, descartando de nuestro trabajo (antes de publicarlo, mapearlo o emitirlo), todo lo que sea falso o no esté suficientemente verificado”.

El método de verificación de hechos parte de unas directrices internacionales que marcan la línea ética. Desde 2016, el Instituto Poynter con- serva el Código de Principios Deontológicos al que ya están inscritos más de 48 medios. El listado cuenta con cinco puntos que velan por la transpa- rencia e imparcialidad del método. A continuación, se enumeran:

Los bulos se presentan como la consecuencia de la viralización de un contenido falso, que suelen circular por las redes sociales en formato multime- dia, imagen o vídeo. Silverman (2014), por su par- te, destaca algunos aspectos que sugieren que la información puede ser dudosa: todas las historias

son contadas desde el mismo enfoque, los textos no citan fuentes o el contenido está copiado y pe- gado de otra web falsa.

El informe “Una guía de campo para noticias fal- sas y otros trastornos de la información” de la orga- nización First Draft, resalta que una buena metodo- logía que favorece el trabajo de medio a largo plazo es localizar y guardar las webs donde se originan este contenido con el objetivo de agilizar la verifi- cación futura.

MÉTODOS DE VERIFICACIÓN SEGÚN EL FORMATO

En este apartado, la verificación según el for- mato se enfoca en dos elementos: la imagen y el vídeo. El análisis de las piezas se basa en diferen- tes factores como la fecha, el carácter original de la misma y localizar el momento y lugar de los hechos. Redondo (2018), apunta algunos aspectos que se deben tener en cuenta a la hora de verificar un con- tenido en Internet. En primer lugar, indagar la exis- tencia de anteriores apariciones del contenido que se está chequeando. En el caso de las imágenes, la autora recomienda insertar el identificador de la URL de la imagen en Google o Bing para saber en qué otras webs se encuentran.

En segundo lugar, la investigadora recomienda realizar una búsqueda por fecha para contrastar cuándo ha ocurrido el evento y cuándo se publicó la información. Puede ocurrir que el contenido de la imagen haga referencia a un acontecimiento que sucedió hace meses. Para ello, se debe tener en cuenta la zona horaria utilizada para cada red so- cial. Por ejemplo, en X, si el usuario está autenti- cado mostrará el Horario Estándar Pacífico, lo que son ocho horas menos que en la Hora Universal Coordinada (la más extendida y usada). Por últi- mo, la autora resalta la utilización de los metadatos tanto de imágenes como de vídeos y documentos. Estos incluyen datos como la autoría de la pieza, la fecha de creación y la localización geográfica. Al ser datos ocultos, no aparecen a simple vista, por ello, se recomienda el uso de herramientas como FOCA (Redondo, 2018).

En el caso de la verificación de vídeos en redes sociales, como YouTube y Facebook, Brown (2024) recomienda seguir algunos pasos: el primero es in- dagar la procedencia del vídeo. Para ello, el autor sugiere realizar una primera búsqueda de palabras claves ancladas en la descripción o en el título de este. Después, recopilar cronológicamente los ví-


deos filtrando en la plataforma por fecha de subida. De forma alternativa, también sugiere una búsque- da inversa de imagen de la miniatura del vídeo.

El segundo paso contaría con una búsqueda de la fuente original y contacto directo a través de su perfil en la plataforma. El investigador sugiere rea- lizar algunas preguntas clave para evaluar la hue- lla digital de la fuente y su fiabilidad. Más adelante, propone recoger en un documento las respuestas a estas preguntas para generarnos un perfil objetivo de la fuente y empezar a realizar búsquedas prác- ticas que proporcionen la conexión que tiene con otras fuentes y cuáles son sus contenidos comu- nes. De ahí que, el autor recomienda realizar una búsqueda en redes sociales con el uso de hashtags y palabras claves que hagan referencia al tema del evento en cuestión. El objetivo fue encontrar otros vídeos similares y contrastar los elementos que sa- len en ellos.

PAUTAS DE VERIFICACIÓN DE NOTICIAS DE ALCANCE

Siguiendo con el hilo del anterior apartado, el mé- todo de verificación durante las noticias de alcance tiene un trato especial debido a su naturaleza. La inmediatez del momento requiere que el periodista esté preparado de antemano. Así lo sugieren varios autores. Por un lado, Redondo (2018), aconseja disponer de un lugar de trabajo equipado con herra- mientas digitales en la nube que agilice el proceso de verificación. En concreto, recomienda de dos a tres pantallas y una memoria RAM adecuada para procesar la información.

Por otro lado, Silverman (2014) recomienda que el periodista que no esté en el lugar donde ocurre la acción, se apoye en las fuentes locales o los tes- tigos que están en el lugar de los hechos, quienes tendrán información de primera mano. El autor sos- tiene la necesidad de que todos los agentes invo- lucrados en la difusión de información, tanto perio- distas como ONGs, se equipen con una sólida red de contactos en redes sociales que faciliten el pro- ceso de verificación y evitar la difusión innecesaria de bulos.

METODOLOGÍA

La investigación desarrollada se enmarcó dentro del enfoque documental, con un diseño bibliográfi- co, orientado al análisis, sistematización y síntesis de fuentes teóricas vinculadas con la temática de

estudio. Según, Hernández, Fernández y Baptista (2018), la investigación documental es detectar, ob- tener y consultar la biografía y otros materiales que parten de otros conocimientos y/o informaciones recogidas moderadamente de cualquier realidad, de manera selectiva, de modo que puedan ser úti- les para los propósitos del presente estudio.

También, Arias (2018) alega que la investigación documental es un proceso basado en la búsque- da, recuperación, análisis, crítica e interpretación de datos secundarios; es decir, los obtenidos y re- gistrados por otros investigadores en fuentes do- cumentales: impresas, audiovisuales o electróni- cas. Por lo tanto, se seleccionaron 36 documentos especializados, entre artículos científicos, libros, monografías, trabajos de grado o ascenso y otras fuentes académicas pertinentes, por su relevancia, actualidad y rigor conceptual. Esto lo expone, Ta- mayo y Tamayo (2009), en cuanto a que el diseño bibliográfico es la utilización de datos secundarios, previamente elaborados y procesados por otros, para lograr los fines de la investigación.

En investigaciones bibliográficas, la población de estudio se define como el conjunto total de elementos, individuos, objetos o fenómenos que comparten características relevantes y son objeto de estudio. Los autores, Tamayo y Tamayo (2009), Hernández, Fernández y Baptista (2018) y Arias (2018), coinciden en que la población es la totalidad del fenómeno, grupo o conjunto de elementos que se investiga. Es así como la presente investigación estudió una categorización mostrada en el siguien- te cuadro:

Tabla 1. Elementos poblacionales seleccionados

Elemento poblacional

Artículos

10

Monografías

14

Trabajos de grado o ascenso

10

Libros

2

# Total de Documentos

36

Fuente: Chaparro-Thomas (2025)


Según Hurtado (2008), las técnicas e instrumen- tos para investigaciones documentales se enfocan en la búsqueda, selección, análisis e interpretación de datos secundarios, generalmente de fuentes im- presas, audiovisuales o electrónicas. Las técnicas de investigación documental incluyen la selección y recopilación de información mediante la lectura crí- tica de documentos, mientras que los instrumentos


son herramientas específicas para la recolección y almacenamiento de información, como fichas de trabajo y guías de observación. Para el caso par- ticular de esta investigación fueron empleadas las fichas de trabajo y de recopilación documental de hechos, sucesos y relatos históricos en otros paí- ses y su adaptación-conceptualización en el entor- no venezolano.

RESULTADOS

El esquema dimensional de los conceptos rela- cionados con la información falsa, consideran a la desinformación como el elemento principal y más amplio, ya que son contenidos producidos y distri- buidos a través de distintos medios tecnológicos y con diversos niveles de falsedad que buscan influir en comportamientos individuales o grupales. La desinformación implica un acto intencional de im- precisión, manipulación y falsificación de informa- ción, cuyo propósito principal es dañar a personas con alto nivel de reconocimiento en diversos con- textos (Nygren et al. 2021).

Del concepto de desinformación se desprenden otros más, siendo los principales la posverdad y las fake news. La posverdad implica circunstancias con hechos que contienen una marcada carga emocio- nal derivada de las propias creencias del creador del contenido, no obstante, influyen en poblaciones amplias por encima de los hechos objetivos, al utili- zar la manipulación y la mentira como mecanismos de aparente protección (Sidorenko Bautista et al. 2021).

En base a las teorías de entrada en esta inves- tigación, las noticias falsas son el concepto más di- fundido, referido a “informaciones falsas o parcial- mente falsas diseñadas para hacerse pasar como noticias verídicas con la intención de confundir a las audiencias y obtener un beneficio político o eco- nómico” o incluso para solo aumentar la visibilidad, con lo que se coincide con la autora (Elizabeth, 2014). Ahora bien, las noticias falsas se difunden con rapidez y llegan a un radio de influencia amplio de forma inmediata, teniendo mayor peso que otro tipo de información que concuerda con las ideas de (Zommer, 2015).

En el Fact-checking, la clasificación es amplia e incluye los siguientes términos: clickbaits, pro- paganda, bulo, sátira, parodia, engaños, robo de nombres, encuadre, sesgo, teorías conspirativas, ciencia basura, creadores de rumores, noticias es- tatales, generadoras de odio, fabricación, manipu-

lación y publicidad; situaciones de desinformación que en Venezuela son comunes desde todas las aristas tanto políticas, sociales, económicas, entre otras, causando malestar en la comunidad.

Una definición más precisa de Fact-checking implica comparar afirmaciones sobre distintos te- mas con los hechos, para demostrar si son reales o falsos, conceptualización que soporta las afir- maciones de Buttry (2016), en cuanto a desarro- llar procesos de información e investigación para evitar afectar a otros. En Venezuela, esta clase de servicios de información se caracterizan por publi- car evaluaciones sistemáticas sobre validez de la información usando métodos científicos y prácticas periodísticas la utilización de una variedad de me- todologías dudosas ante declaraciones para defi- nirlas como precisas o inexactas y la identificación de fuentes de financiamiento suelen ser variadas, provenientes de publicidad, donaciones, empresas privadas o fundaciones.

Otro punto en las afirmaciones de la desinforma- ción es la identificación de los principales actores involucrados en el proceso de Fact-checking, que debe realizarse por su nivel de influencia en el pro- blema, ya que algunos pueden jugar más de un rol positivo o negativo en su involucramiento. Una cla- sificación general puede agruparse en dos dimen- siones, caracterizadas por ser centrales (institucio- nes, fundaciones y Fact-checkers independientes) y periféricas (medios de referencia y alternativos), ambos compiten por identificar elementos de fal- sedad o verdad en la información. Adicionalmente, esta labor pueden realizarla: editores, verificadores de hechos internos o externos, administradores de redes sociales y defensores de la verdad (Juneja y Mitra, 2022), sin obviar otros actores, tales como: los generadores y consumidores de contenidos, representados por personas, organizaciones o gru- pos sociales.

En relación con esta idea, cabe destacar que se- gún investigaciones de Digital News Report, mues- tran que a nivel internacional solo un 32% de los encuestados asegura confiar en las noticias, cuatro puntos menos de confianza respecto a 2024 (Reu- ters Institute, 2025). En el caso Venezuela, el 41% de la población confía en redes sociales como Ins- tagram, X, Facebook/WhatsApp, Telegram o TikTok para eludir la desinformación en el país, de acuer- do con un estudio presentado el jueves a cargo de Equilibrium Centro para el Desarrollo Económico (Equilibrium CenDE).


La encuesta nacional de opinión pública, con una muestra de 1.275 personas, sobre qué hacen los venezolanos para protegerse de la desinforma- ción, reveló que 38% de los consultados confía en medios tradicionales como la televisión, la radio o la prensa para informarse. El sondeo de Equilibrium CenDE, está contextualizado en los resultados de la encuesta nacional de opinión pública de diciem- bre de 2022, en la que 64% de los venezolanos consideró que existen estrategias de desinforma- ción y manipulación de noticias.

Según los resultados revelados por la encuesta de Equilibrium CenDE, el 76% de los venezolanos no es capaz de mencionar el nombre específico de un medio de comunicación que le genere confian- za, así como el 61% de los encuestados no está fidelizado con algún medio de comunicación para recordar su nombre de forma rápida.

Asimismo, los estudios indicaron que de los 79 medios de comunicación que se mencionaron en el sondeo, 63% son nacionales y 37%, extranjeros. En el caso de los medios de comunicación digita- les, 3% de la población venezolana identificó algu- no como confiable. Basado en 437 menciones, el top cinco de medios de comunicación más confia- ble, de acuerdo con el sondeo, lo conforman CNN, Venevisión, Globovisión, VTV y Televen.

Dicho esto, si bien los medios de comunicación tradicionales atesoran más confianza del público frente a los nativos digitales, es un hecho que pue- den verse eventualmente implicados en la cadena de propagación de una información fraudulenta. En el entorno digital, los contenidos falsos se propa- gan siguiendo un esquema que se ha denomina- do como “Trompeta de la desinformación” (Wardle, 2024) y que describe un movimiento creciente de la difusión social del bulo (figura 1), también descrito como una “Cascada de rumores” (Vosougui, Roy, Aral, 2018).

Este suele nacer en sitio web anónimo o mino- ritario, se mueve a grupos cerrados o semicerra- dos, de ahí salta a comunidades de conspiración en foros y luego a grupos abiertos en X, Facebook e Instagram. Según, Wardle (2024), llegado a este punto, a menudo se traslada a los medios profe- sionales, cuando una información o contenido falso está incrustado en un artículo o citado en una his- toria, sin la verificación adecuada. Cualquiera que sea el caso, los promotores habrán conseguido su principal objetivo que es la máxima difusión del bulo una vez que llega a los medios de comunicación social.

Figura 1. La trompeta de la desinformación.


Fuente: Wardle (2024)


El ejercicio profesional en el campo del Fact-chec- king, exige una formación académica integral, de carácter multidisciplinario y transdisciplinario. Des- tacan en este proceso formativo las competencias tecnológicas, así como las ciencias sociales, funda- mentales para el análisis de las competencias me- diáticas de los usuarios y la adecuada organización, interpretación y contextualización de los datos.

Por lo tanto, el perfil del periodista de verificación de hechos requiere un conjunto de habilidades que incluyen pensamiento crítico, capacidad para eva- luar el interés noticioso, conocimientos interdiscipli- nares, manejo avanzado de técnicas de búsqueda y verificación de información, así como un dominio funcional de las redes sociales.

CONCLUSIONES

Las principales preocupaciones respecto al tema en cuestión se mencionan a continuación:

  1. Las aplicaciones de las estrategias de identi- ficación de Fact-checking se realizan cuando la información está publicada y diseminada en amplias poblaciones. Además, los siste- mas automatizados de clasificación de con- tenidos no ofrecen resultados compatibles entre sí, donde la verdad o la falsedad no son absolutas.

  2. Los esfuerzos de Fact-checking han demos- trado que el intento por cambiar las creen- cias de una audiencia ante la desinformación tiene efectos negativos, ya que, ante las jus- tificaciones de valor expuestas, se reafirman las creencias no objetivas y las tendencias partidistas que se identifican como inexac-


    tas, ofrecen contraargumentaciones que for- talecen la ignorancia.

  3. Ante el actual panorama de desinformación intensificada por el uso descontrolado de tecnologías emergentes como la Inteligencia Artificial, resulta urgente incorporar el estu- dio del Fact-checking como una unidad cu- rricular formal dentro del plan de estudios de Comunicación Social.

  4. Los Fact-checkers no están exentos de in- fluencias partidistas, de defensa y retórica. A estos se suma el sesgo inherente tanto del propio verificador como del público receptor, que puede afectar la imparcialidad del proce- so de verificación. Además, existen condicio- namientos asociados a las fuentes de finan- ciamiento, como la publicidad, donaciones, patrocinio privado, fundaciones, e incluso, la ausencia de subvención, que pueden estar vinculadas a determinadas ideologías reli- giosas, económicas, políticas o culturales. Frente a estos desafíos, se recurre al uso de metodologías basadas en la llamada “objeti- vidad científica” con el objetivo de minimizar los sesgos y fortalecer la credibilidad de los procesos de verificación.

  5. En la relación entre el periodismo y las activi- dades de Fact-checking, existe la presencia de la llamada epistemología binaria, donde destacan dos categorías excluyentes, pares antagónicos o polos opuestos que dividen la información en términos de veracidad y fal- sedad. Esta visión se vincula con la lógica proposicional bivalente, basada en dos úni- cos valores posibles: verdadero o falso. Las auditorías en periodismo basados en la epis- temología no se sujetan a principios funda- mentales: aprovechamiento de las afirmacio- nes verdaderas, transparencia interpretativa y presencia de autorreflexión (Steensen et al. 2022).

La importancia del Fact-checking en Venezue- la se evidencia con el aumento de estas iniciativas en el país. La investigación de Rodríguez y Ran- gel Barroeta (2021) solo registró dos iniciativas de Fact-checking en el país en el año 2019, Cotejo.info y Cocuyo Chequea (unidad de Efecto Cocuyo). En la actualidad, hay aproximadamente siete proyec- tos en el país, además de la Coalición Informativa contra la desinformación “CInforma”, que nació en noviembre de 2022. Con todo lo expuesto, esta in-

vestigación pretende ser un aporte para futuros tra- bajos relacionados al Fact-checking en Venezuela y América Latina, ya que comprende la metodolo- gía y los procesos generales de los medios dedi- cados a la verificación de hechos, en un contexto informacional particular que exige procedimientos alternativos a los estandarizados en otros países con acceso a la información, fuentes y bases de datos públicas.

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