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INTRODUCCIÓN
  La  revolución  cientíca  de  la  disciplina  enfer-
mera ha dado lugar a la proliferación de múltiples 
propuestas teóricas, que podemos identicar como 
modelos.  De estos, han derivado una serie de ins-
trumentos de valoración con un gran nivel de facti-
bilidad, que aportan la estructura para la obtención 
de información relacionada con las necesidades, 
preocupaciones y problemas reales y potenciales 
de las personas (Gallegos-Torres et al., 2008; Te-
niza-Noguez, 2011; Herdman 2012). Sin embargo, 
la percepción del profesional de enfermería respec-
to de la aplicabilidad y factibilidad de la utilización 
de modelos y teorías de enfermería en la práctica 
clínica está plagada de estigmas y prejuicios (Mes-
quita  et al., 2009). Si no se considera valioso, no 
se utiliza. Maira Levine (citada en McEwen y Wills) 
plantea que la incorporación de las teorías agrega 
nuevos  conceptos,  deniciones  y  declaraciones 
que aumentan la confusión. Pudiendo ser éste el 
motivo del rechazo hasta dentro de la misma área 
por considerarse su desarrollo difícil, confuso e in-
útil (Mc Ewen & Wills, 2000).
 En América Latina, numerosos estudios han de-
mostrado la dicultad que tienen los profesionales 
del cuidado para la aplicación de una valoración 
basada en los modelos de enfermería en la prácti-
ca cotidiana. Las diversas razones de esta proble-
mática, según estos, radican en: el nivel de cono-
cimiento (Martínez-Olivares et al., 2015), falta de 
tiempo por sobrecarga de trabajo (Alcaraz-Moreno 
et al., 2008), el diseño de los formatos institucio-
nales no permite aplicar estos modelos (Pokorski 
et al., 2009), o simplemente la falta de interés (Ba-
tista-Sánchez y Alvarado-Gallegos (2015). Otros 
estudios por su parte describen que el personal de 
enfermería valora la esfera emocional o social del 
individuo, pero los formatos institucionales utiliza-
dos, no están diseñados para dejar evidencia clara 
de la información relacionada con la esfera afecti-
va y emocional del paciente, limitándose al reporte 
exclusivo de los datos objetivos (Morales-Loaysa, 
2012).  
Las fuentes consultadas muestran que los profe-
sionales de la enfermería no aplican un modelo de-
nido a pesar de que el empleo de estos como fun-
damento de la práctica, educación e investigación 
en enfermería han dado buenos resultados (Reyes 
L. et al, 2007). Un ejemplo de ello lo constituye el 
Primary Nursing, un modelo diseñado en los años 
ochenta por Marie Manthey y que ha tenido éxito en 
la atención del paciente crítico. 
Las consecuencias de valorar al paciente sobre 
la base de un modelo biomédico radican en el he-
cho de que pasan desapercibidas algunas de las 
necesidades que presentan un décit real o poten-
cial en el enfermo, a las que nos referimos como 
“no vitales” (Martínez-Teixido et al., 2014). Esta pro-
blemática adquiere mayor relevancia en las unida-
des de cuidados intensivos (UCI) o de recuperación 
posanestésica (URPA). Estas están dotadas de 
una tecnología avanzada y de personal altamente 
calicado en la atención a pacientes críticos, por lo 
que presentan una dinámica diferente de otras uni-
dades de atención (Avilés-Reinoso y Soto-Núñez, 
2020). 
Las UCI se han relacionado con deshumaniza-
ción y despersonalización por parte de los equipos 
de salud (Beltrán, 2009). En este contexto, repre-
senta un verdadero desafío para el profesional de 
la enfermería el hecho de tener que armonizar el 
cuidado con la tecnología (Vargas, 2007). 
En este sentido nos planteamos la siguiente in-
terrogante: ¿Cómo inuye la aplicación de un mo-
delo de valoración continua y sistemática en la per-
cepción del profesional de enfermería, en cuanto a 
la utilidad práctica del mismo? 
Algunos autores han destacado la importancia 
de la sistematización de los cuidados de enferme-
ría en las unidades de atención al paciente crítico 
(Barreta et al., 2017), sin embargo, se percibe la es-
casez en la literatura cientíca respecto a estudios 
que evalúen el nivel de percepción acerca de la uti-
lidad de nuevos modelos de enfermería propuestos 
por los profesionales asistenciales con relación al 
seguimiento del paciente crítico. El hecho de dispo-
ner de un modelo en enfermería y aplicarlo, aporta 
benecios importantes, ya que muestra con mayor 
claridad la losofía e ideología de la profesión, ayu-
da a desarrollar y mantener la identidad y contribu-
ye en el debate teoría-práctica, propiciando un ma-
yor acercamiento entre ambas partes a través de la 
investigación. Es por lo que nos hemos planteado 
como objetivo del estudio: evaluar la efectividad 
de un modelo de valoración continuo y sistemáti-
co de enfermería en la unidad de cuidados críticos 
sobre la percepción del profesional de enfermería, 
en cuanto a la utilidad práctica del mismo para fa-
cilitar la comprensión y el abordaje del cuidado del 
usuario desde la aplicación en la práctica clínica del 
marco teórico-conceptual de la disciplina de enfer-
mería.