Neurodidáctica: una visión holística
en la educación del siglo XXI
Esther Rincón*
RESUMEN
Se explora la neurodidáctica como enfoque holístico para la educación del siglo XXI,
integrando hallazgos de las neurociencias. Destaca que el aprendizaje es inseparable de
las emociones, mediado por estructuras como el hipocampo y la amígdala. Propone
estrategias didácticas basadas en plasticidad cerebral, funciones ejecutivas y aprendizaje
multisensorial y lúdico. Aboga por una evaluación formativa y un rol docente como
“modifcador cerebral”. Su objetivo es optimizar el proceso enseñanza-aprendizaje, pro
-
moviendo un desarrollo integral del estudiante mediante la gestión emocional y meto
-
dologías activas que potencien la motivación y la memoria signifcativa.
Palabras clave:
Neurodidáctica, Emociones, Plasticidad cerebral, Estrategias didácti
-
cas, Aprendizaje signifcativo.
Neurodidactics, a holistic visión in education of
21st century
ABSTRACT
Tis essay explores neurodidactics as a holistic approach to 21st-century education,
integrating neuroscience fndings. It emphasizes that learning is inseparable from emo
-
tions, mediated by structures like the hippocampus and amygdala. It proposes didactic
strategies based on brain plasticity, executive functions, and multisensory, playful learn
-
ing. It advocates for formative assessment and redefnes the teacher’s role as a “brain
modifer.” Te goal is to optimize the teaching-learning process by promoting students’
holistic development through emotional management and active methodologies that
enhance motivation and meaningful memory.
Keywords:
Neurodidactics, Emotions, Brain Plasticity, Didactic Strategies, Meanin
-
gful Learning.
* Ingeniera en Electrónica. Docente Instructora de la UNERMB. Correo:
rincónesther885@gmail.
com
. ORCID:
https://orcid.org/0009-0009-4134-4508
Opción
: Revista de Ciencias Humanas y Sociales.
Año 40 N° 105 (septiembre-diciembre 2024). pp. 66-86
Universidad del Zulia. Facultad Experimental de Ciencias
ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-9385
Recibido: 17/04/2024
Aceptado: 12/06/2024
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INTRODUCCIÓN
Los últimos avances en las Neurociencias, así como en los métodos de ex
-
ploración cerebral, nos han permitido conocer con mayor profundidad cómo
aprende el cerebro, para así desarrollar el máximo potencial. De este modo, po
-
dremos mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje de nuestros alumnos en
el aula. Además, gracias a estos estudios, sabemos que el cerebro aprende a través
de la experiencia, de modo que es más plástico de lo que en un principio se pen
-
saba. Esto es fundamental para poder mejorar los aprendizajes de nuestros alum
-
nos, potenciando sus capacidades y aprovechando al máximo sus posibilidades,
ya que pueden mejorar mucho si se lo proponen, lo que es fundamental para
la motivación. Porque uno de los principios de la neurodidáctica, según afrma
Francisco Mora, es que no se puede aprender sin emoción.
Y es aquí donde entra en juego nuestro cerebro emocional, en los mecanismos
básicos para el aprendizaje, así como los neurotransmisores implicados en el mis
-
mo, en conexión con el área prefrontal del cerebro, sede de las funciones ejecutivas,
imprescindibles para un adecuado aprendizaje. Por tanto, el cerebro emocional y
el cognitivo son inseparables. También sabemos hoy que nuestro cerebro aprende
mejor en compañía de otros y que, por tanto, nuestro cerebro es social; por ello,
en la medida en la que utilicemos metodologías activas y participativas, como el
aprendizaje cooperativo y el aprendizaje basado en proyectos, no sólo fomenta las
relaciones sociales, sino el nivel de atención en la tarea. Y si además lo hacemos
a través del juego, esto genera placer y bienestar, impactando directamente en su
nivel de motivación. Por tanto, cuando practicamos una nueva tarea a través de
diferentes canales multisensoriales permite que se aloje en la memoria de trabajo,
también imprescindible para que este aprendizaje sea realmente signifcativo.
Los avances en las Neurociencias nos han posibilitado el acceder con una
mayor exactitud a cómo aprende el cerebro. Hoy por hoy, los progresos de las
neurociencias están aportando un cambio de paradigma en la educación y, por
supuesto, también en la evaluación. Están surgiendo evidencias de que una nue
-
va evaluación es necesaria y posible. Estas evidencias son de vital importancia
para poder mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje y para realizar una
evaluación que se adapte a los intereses y particularidades de cada estudiante.
Este estudio consistió en una investigación documental - descriptiva, elabo
-
rada sobre la base de la revisión de literatura, organizada, sistematizada y ana
-
lizada en función de la temática; los documentos revisados corresponden a un
conjunto de artículos científcos, tesis de doctorado, libros y textos, impresos o
digitales, que fueron analizadas, y de las que se recuperó la información perti
-
nente relacionada con las ciencias cognitivas, neuroeducación y neurodidáctica.
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De esta manera, queda clara la necesidad de proponer una diversidad de es
-
trategias de enseñanza y aprendizaje que propicien la adquisición duradera de
nuevos conocimientos, basadas en el manejo de las emociones, desde el reco
-
nocimiento por parte de los maestros utilizando los aportes sistematizados que
están dando la neurodidáctica, así como la práctica por parte de los estudiantes
al conocerse mejor a sí mismos.
1. FUNDAMENTOS NEUROCIENTÍFICOS DEL APRENDIZAJE
El aprendizaje, como proceso fundamental en la educación, tiene su base en
los mecanismos biológicos y psicológicos que ocurren dentro del cerebro hu
-
mano. Las neurociencias han proporcionado avances signifcativos que permi
-
ten comprender cómo el cerebro procesa, almacena y recupera información, así
como el papel de las emociones y las experiencias en este proceso. En este apar
-
tado, exploraremos los fundamentos neurocientífcos del aprendizaje, centrán
-
donos en conceptos clave como la plasticidad cerebral, las funciones ejecutivas,
el papel del sistema límbico y la interconexión entre cognición y emoción. Estos
elementos no solo explican cómo se produce el aprendizaje, sino también cómo
puede optimizarse mediante estrategias educativas adecuadas.
1.1 PLASTICIDAD CEREBRAL: LA BASE BIOLÓGICA DEL APRENDIZAJE
Uno de los descubrimientos más revolucionarios en las neurociencias es la
plasticidad cerebral, un concepto que describe la capacidad del cerebro para
modifcar su estructura y función en respuesta a las experiencias y el entorno.
Según Morgado (2005), la plasticidad cerebral es directamente proporcional a
las posibilidades de aprendizaje. Cuanto mayor sea la plasticidad de un sistema
nervioso, mayores serán sus capacidades para adquirir nuevos conocimientos y
habilidades. Este principio subraya la importancia de diseñar estrategias educa
-
tivas que estimulen continuamente el cerebro, promoviendo la generación de
nuevas conexiones neuronales.
La plasticidad cerebral no está limitada a los primeros años de vida, como se
creía anteriormente. Jensen (2010) señala que el cerebro humano mantiene esta
capacidad a lo largo de toda la vida, aunque su intensidad puede variar con la
edad. Esto implica que los adultos también pueden aprender de manera efecti
-
va si se les proporcionan las condiciones adecuadas. Sin embargo, la plasticidad
depende en gran medida de factores como la motivación, la atención y la exposi
-
ción a estímulos novedosos y desafantes. Por ejemplo, cuando un estudiante se
enfrenta a una tarea compleja pero alcanzable, su cerebro genera nuevas conexio
-
nes dendríticas que fortalecen las redes neuronales asociadas con esa actividad.
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La plasticidad también está infuenciada por el ambiente educativo. Un en
-
torno enriquecido, caracterizado por la variedad de estímulos y la oportunidad
de interactuar con otros, favorece el desarrollo neuronal. Por el contrario, un
entorno empobrecido o monótono puede inhibir el aprendizaje. Esta realidad
tiene importantes implicaciones para los docentes, quienes deben crear espacios
de aprendizaje dinámicos y estimulantes que fomenten la curiosidad y el interés
de los estudiantes. Como afrma Velásquez et al. (2009), el cerebro aprende me
-
jor cuando está expuesto a retos en un contexto desafante pero relajado, lo que
permite que los estudiantes se involucren activamente en el proceso.
1.2 FUNCIONES EJECUTIVAS: EL PUENTE ENTRE COGNICIÓN Y APRENDIZAJE
Las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades cognitivas que per
-
miten a los individuos planifcar, organizar, iniciar y monitorear sus acciones
de manera efciente. Según Meléndez (2009), estas funciones son fundamen
-
tales para el aprendizaje, ya que actúan como mediadoras entre el cerebro y el
entorno. Las funciones ejecutivas incluyen la anticipación, el establecimiento
de metas, la fexibilidad cognitiva, la autorregulación y la capacidad de orga
-
nizar actividades en el tiempo y el espacio. Estas habilidades están localizadas
principalmente en la corteza prefrontal, una región del cerebro que se desarrolla
gradualmente durante la infancia y la adolescencia. La corteza prefrontal está
estrechamente conectada con el sistema límbico, responsable de las emociones,
lo que sugiere una interacción constante entre los procesos cognitivos y emocio
-
nales. Esta conexión es crucial para el aprendizaje, ya que las emociones infuyen
en cómo los estudiantes priorizan, retienen y recuperan información.
Por ejemplo, un estudiante que se siente motivado y seguro en el aula tendrá
una mayor capacidad para concentrarse y organizar sus pensamientos, lo que
facilitará el aprendizaje. Por otro lado, un estudiante que experimenta ansiedad
o estrés puede tener difcultades para acceder a sus funciones ejecutivas, lo que
afectará negativamente su rendimiento académico. Esto resalta la importancia
de crear un ambiente educativo que promueva el bienestar emocional y minimi
-
ce factores que puedan inhibir el aprendizaje.
1.3 EL SISTEMA LÍMBICO Y LAS EMOCIONES: PILARES DEL APRENDIZAJE
El sistema límbico, compuesto principalmente por el hipocampo y la amíg
-
dala, desempeña un papel central en el aprendizaje y la memoria. El hipocampo
es responsable de la consolidación de la memoria a largo plazo, mientras que
la amígdala evalúa los estímulos emocionales y determina su relevancia para el
aprendizaje. Según LeDoux (1999), las emociones actúan como fltros que in
-
fuyen en qué información se almacena y cómo se recupera posteriormente.
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Las emociones no solo afectan la cantidad de información que se aprende,
sino también su calidad. Salazar (2005) señala que las emociones positivas,
como la curiosidad y la alegría, potencian la actividad neuronal y facilitan la for
-
mación de conexiones sinápticas duraderas. Por el contrario, las emociones ne
-
gativas, como el miedo o la frustración, pueden inhibir el aprendizaje al reducir
la capacidad del cerebro para procesar nueva información. Esto explica por qué
los estudiantes que experimentan un ambiente de aprendizaje positivo tienden a
tener un mejor rendimiento académico.
Además, las emociones están estrechamente relacionadas con la motivación
intrínseca. Goleman (1996) argumenta que la inteligencia emocional, entendida
como la capacidad de reconocer, comprender y gestionar las emociones, es esencial
para el éxito académico y personal. Los estudiantes que desarrollan habilidades
emocionales, como la automotivación y la empatía, tienen una mayor capacidad
para enfrentar desafíos y adaptarse a situaciones cambiantes. Esto subraya la nece
-
sidad de integrar estrategias emocionales en el proceso educativo, ayudando a los
estudiantes a desarrollar una relación saludable con sus emociones.
1.4 INTERCONEXIÓN ENTRE COGNICIÓN Y EMOCIÓN: LA TEORÍA DEL CEREBRO TRIUNO
La teoría del cerebro triuno, propuesta por MacLean y posteriormente desarro
-
llada por Beauport, ofrece una perspectiva integral sobre cómo interactúan la cogni
-
ción y la emoción en el aprendizaje. Según esta teoría, el cerebro humano está com
-
puesto por tres capas evolutivas: el cerebro reptiliano, responsable de las funciones
básicas de supervivencia; el cerebro límbico, asociado con las emociones; y el neocór
-
tex, encargado de las funciones cognitivas superiores. Cada una de estas capas tiene
su propia inteligencia, memoria y sentido del tiempo y el espacio, lo que signifca que
trabajan en conjunto para infuir en el comportamiento y el aprendizaje.
Esta interconexión subraya la importancia de abordar tanto los aspectos emo
-
cionales como cognitivos en el proceso educativo. Di Gesú y Seminara (2012)
destacan que el aprendizaje es el resultado de la interacción entre el cerebro y el
entorno, donde las emociones juegan un papel mediador. Por ejemplo, un estu
-
diante que se siente emocionalmente conectado con una tarea tendrá una mayor
disposición para involucrarse en ella y retener la información asociada. Esto su
-
giere que las estrategias didácticas deben estar diseñadas para despertar el interés
y la curiosidad de los estudiantes, fomentando una experiencia de aprendizaje
signifcativa y duradera.
1.5 IMPLICACIONES EDUCATIVAS DE LOS FUNDAMENTOS NEUROCIENTÍFICOS
Los principios neurocientífcos discutidos tienen importantes implicaciones
para la práctica educativa. En primer lugar, los docentes deben reconocer que el
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aprendizaje no es un proceso puramente cognitivo, sino que está profundamen
-
te infuenciado por las emociones y las experiencias. Esto implica la necesidad de
crear ambientes de aprendizaje que promuevan el bienestar emocional y mini
-
micen factores que puedan generar estrés o ansiedad.
En segundo lugar, las estrategias didácticas deben estar diseñadas para apro
-
vechar la plasticidad cerebral y las funciones ejecutivas de los estudiantes. Esto
incluye la utilización de actividades lúdicas, ejercicios de resolución de proble
-
mas y oportunidades para la interacción social. Según Arboccó de los Heros
(2015), el uso de juegos dirigidos puede ser especialmente efectivo, ya que com
-
bina la estimulación cognitiva con la motivación emocional, promoviendo un
aprendizaje profundo y signifcativo.
Finalmente, los docentes deben asumir el rol de “modifcadores cerebrales”,
conscientes de que sus prácticas pedagógicas tienen un impacto directo en la es
-
tructura y función del cerebro de sus estudiantes. Esto implica la necesidad de for
-
mación continua en neurociencias y neurodidáctica, permitiendo a los educadores
aplicar principios científcos en su práctica diaria. Como concluye Sousa (2018),
aprender y memorizar consiste en “cambiar el cableado del cerebro”, un proceso
que puede optimizarse mediante estrategias educativas basadas en evidencia.
Los fundamentos neurocientífcos del aprendizaje ofrecen una base sólida para
entender cómo el cerebro procesa información y cómo pueden diseñarse estrate
-
gias educativas efectivas. La plasticidad cerebral, las funciones ejecutivas, el sistema
límbico y la interconexión entre cognición y emoción son elementos clave que de
-
ben ser considerados en el diseño de experiencias de aprendizaje signifcativas. Al
integrar estos principios en la práctica educativa, los docentes pueden maximizar
el potencial de aprendizaje de sus estudiantes y fomentar su desarrollo integral.
2. EMOCIONES Y APRENDIZAJE: EL NEXO FUNDAMENTAL EN LA
EDUCACIÓN DEL SIGLO XXI
El papel de las emociones en el aprendizaje es un tema central en la neuro
-
didáctica y la neuroeducación, disciplinas que buscan optimizar los procesos
educativos mediante el entendimiento de cómo el cerebro humano procesa in
-
formación. Las emociones no solo infuyen en qué y cómo aprendemos, sino
también en la profundidad y durabilidad de ese aprendizaje. Este apartado ex
-
plora la relación intrínseca entre emociones y aprendizaje, destacando su base
neurológica, las estrategias emocionales que pueden potenciar el proceso edu
-
cativo y las implicaciones prácticas para los docentes. Además, se analiza cómo
las emociones actúan como mediadoras en la organización y almacenamiento
de información, así como su impacto en el desarrollo integral de los estudiantes.
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2.1 BASE NEUROLÓGICA DE LAS EMOCIONES Y SU RELACIÓN CON EL
APRENDIZAJE
Las emociones son fundamentales para el aprendizaje porque están directa
-
mente conectadas con las estructuras cerebrales responsables de procesar, alma
-
cenar y recuperar información. Según Salazar (2005), las emociones organizan
y priorizan lo que aprendemos, ya que actúan como fltros que determinan qué
información se almacena en la memoria a largo plazo y cómo se recupera poste
-
riormente. Esta conexión está mediada por el sistema límbico, compuesto prin
-
cipalmente por el hipocampo y la amígdala, dos estructuras clave en el procesa
-
miento emocional y cognitivo.
El hipocampo juega un papel crucial en la consolidación de la memoria, espe
-
cialmente en la transformación de la memoria a corto plazo en memoria a largo
plazo. Por otro lado, la amígdala evalúa los estímulos emocionales y asigna un
valor de importancia a cada experiencia. Según LeDoux (1999), la amígdala ac
-
túa como un “centro de alerta” que determina si una situación debe ser percibida
como amenazante o placentera, lo que a su vez infuye en cómo el cerebro prio
-
riza el aprendizaje. Por ejemplo, cuando un estudiante experimenta emociones
positivas como la curiosidad o la alegría, su cerebro genera conexiones sinápticas
más fuertes y duraderas. En contraste, las emociones negativas como el miedo o
la ansiedad pueden inhibir el aprendizaje al reducir la capacidad del cerebro para
procesar nueva información.
Además, las emociones están estrechamente relacionadas con la motivación,
un factor clave para el éxito académico. Goleman (1996) argumenta que la in
-
teligencia emocional, entendida como la capacidad de reconocer, comprender y
gestionar las emociones, es fundamental para mantener la motivación intrínse
-
ca y superar desafíos. Los estudiantes que desarrollan habilidades emocionales,
como la automotivación y la empatía, tienen una mayor capacidad para enfren
-
tarse a tareas complejas y adaptarse a situaciones cambiantes. Esto subraya la
necesidad de integrar estrategias emocionales en el proceso educativo, ayudando
a los estudiantes a desarrollar una relación saludable con sus emociones.
2.2 ESTRATEGIAS EMOCIONALES PARA POTENCIAR EL APRENDIZAJE
La implementación de estrategias emocionales en el aula puede tener un im
-
pacto signifcativo en el rendimiento académico de los estudiantes. Según Jen
-
sen (2010), el cerebro aprende mejor en un ambiente relajado pero desafante,
donde las emociones positivas predominan sobre las negativas. Esto implica que
los docentes deben crear espacios de aprendizaje que promuevan el bienestar
emocional y minimicen factores que puedan generar estrés o ansiedad.
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Una estrategia efectiva es el uso de actividades lúdicas, que generan placer y
bienestar, impactando directamente en el nivel de motivación de los estudiantes.
Según Falco y Kuz (2011), el juego dirigido (en inglés, playful learning) es un
componente fundamental del aprendizaje, ya que ayuda a “enfocar” el interés de
los alumnos y fomenta la curiosidad. El juego no solo permite el autoconocimien
-
to, sino que también potencia las relaciones inter e intra personales, fundamenta
-
les para activar el sistema cognitivo. Además, las actividades lúdicas permiten a los
estudiantes explorar nuevos conceptos de manera signifcativa, vinculándolos con
redes conceptuales ya almacenadas en la memoria de largo plazo.
Otra estrategia importante es la estimulación motora, que prepara al cerebro
para el aprendizaje al mejorar la capacidad de las neuronas para conectarse entre
sí. Según Velásquez et al. (2009), el ejercicio físico constante genera una sus
-
tancia que favorece la plasticidad neuronal, permitiendo que el cerebro realice
nuevas conexiones sinápticas. Esto sugiere que las actividades físicas deben ser
incorporadas en el proceso educativo, no solo como una forma de promover la
salud, sino también como una herramienta para optimizar el aprendizaje.
Finalmente, las estrategias basadas en la resolución de problemas y el trabajo cola
-
borativo también son efectivas para potenciar el aprendizaje. Según Arboccó de los
Heros (2015), las neuronas espejo, descubiertas por Giacomo Rizzolatti y su equipo,
explican por qué el aprendizaje por imitación es tan poderoso. Estas neuronas se ac
-
tivan cuando una persona observa o imagina una acción realizada por otra, lo que
facilita la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos. Esto subraya la impor
-
tancia de fomentar la interacción social en el aula, ya que permite a los estudiantes
aprender de sus pares y desarrollar habilidades emocionales como la empatía.
2.3 IMPLICACIONES PRÁCTICAS PARA LOS DOCENTES
Los docentes tienen un papel crucial en la gestión de las emociones de sus
estudiantes y, por ende, en la optimización del proceso de enseñanza-aprendiza
-
je. Según Totger (2017), los estados emocionales de los estudiantes son básicos
para el aprendizaje, lo que signifca que los docentes deben estar conscientes de
cómo leer estas emociones y provocar aquellas que resultan positivas para la ad
-
quisición y fjación de los conocimientos. Esto implica no solo identifcar las
emociones de los estudiantes, sino también crear un ambiente de aula favorable
que evite la intimidación y permita establecer un clima democrático en el que los
estudiantes puedan manifestarse libremente.
Una práctica recomendada es enseñar a los estudiantes técnicas de autorregu
-
lación emocional, como la planifcación del tiempo, las técnicas de respiración y
las habilidades de relación interpersonal. Según Salas (2003), eliminar la amena
-
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za y el estrés causados por la humillación o vergüenza por parte de profesores o
compañeros es fundamental para fomentar un ambiente de aprendizaje positivo.
Esto puede lograrse mediante juegos, ejercicios grupales, debates y celebracio
-
nes, que promueven la interacción social y refuerzan el sentido de pertenencia.
Además, los docentes deben ser conscientes de que cada cerebro es diferen
-
te y que su biología depende del contexto de crianza, sea este enriquecido o
empobrecido. Según Maureira (2010), el desarrollo cerebral defne los gustos
y aversiones de cada persona, y por tanto, el aprendizaje debe responder a las
necesidades emocionales de cada estudiante. Esto implica la necesidad de perso
-
nalizar las estrategias didácticas, tomando en cuenta los intereses y motivaciones
individuales de los estudiantes.
2.4 ORGANIZACIÓN Y ALMACENAMIENTO DE INFORMACIÓN: EL PAPEL DE LAS
EMOCIONES
Las emociones no solo infuyen en qué aprendemos, sino también en cómo
organizamos y almacenamos la información. Según Salazar (2005), lo que
aprendemos está infuenciado y organizado por emociones y estructuras men
-
tales basadas en expectativas, inclinaciones y prejuicios personales, grados de
autoestima y la necesidad de interactuar socialmente. Esto explica por qué los
estudiantes tienden a recordar mejor las experiencias asociadas con emociones
intensas, ya sean positivas o negativas.
Por ejemplo, las memorias más intensas están asociadas con emociones fuertes,
como el miedo o la alegría. Esto sugiere que aprender debe ser el resultado de emo
-
cionarse de manera continua y positiva, y que por tanto, el docente debe suscitar en
sus clases emociones placenteras para que sus enseñanzas sean recordadas de manera
más prolongada. Según Sousa (2018), aprender y memorizar consiste en “cambiar
el cableado del cerebro”, ya que las conexiones neuronales se fortalecen o desapare
-
cen según se utilicen. Esto implica que las estrategias de aprendizaje deben permitir
reiterar los nuevos conocimientos paulatinamente hasta que se fjen en la memoria.
2.5 DESARROLLO INTEGRAL DE LOS ESTUDIANTES: COGNICIÓN Y EMOCIÓN
La integración de aspectos cognitivos y emocionales es fundamental para el
desarrollo integral de los estudiantes. Según Campos (2014), los mejores apren
-
dizajes incluyen curiosidad, anticipación y desafío, elementos que están estre
-
chamente relacionados con las emociones. Esto subraya la importancia de dise
-
ñar estrategias didácticas que despierten el interés de los estudiantes y fomenten
su motivación intrínseca.
Además, las investigaciones sobre el cerebro y específcamente sobre las emo
-
ciones refuerzan la idea de que la enseñanza debe tomar en cuenta tanto las emo
-
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ciones como los sentimientos, ya que al hacerlo se intensifcan la actividad de las
redes neuronales y, por tanto, las conexiones sinápticas. Según Mora (2013),
la neuroeducación demuestra que emoción y conocimiento van juntos, lo que
implica que los docentes deben integrar estrategias emocionales en su práctica
pedagógica para optimizar el aprendizaje.
3. ESTRATEGIAS DIDÁCTICAS BASADAS EN NEUROCIENCIA:
OPTIMIZANDO EL APRENDIZAJE EN EL SIGLO XXI
La neurodidáctica, como disciplina que une las neurociencias con la educación,
ofrece un marco sólido para desarrollar estrategias didácticas que optimicen el
aprendizaje. Estas estrategias no solo deben considerar los principios neurológicos
del funcionamiento cerebral, sino también las necesidades emocionales y cogniti
-
vas de los estudiantes. Este apartado explora los principios metodológicos clave de
la neurodidáctica, así como propuestas concretas basadas en investigaciones cien
-
tífcas recientes. Además, se analiza cómo estas estrategias pueden transformar el
proceso educativo, promoviendo un aprendizaje signifcativo y duradero.
3.1 PRINCIPIOS METODOLÓGICOS DE LA NEURODIDÁCTICA
Las estrategias didácticas basadas en neurociencia parten de principios fun
-
damentales que explican cómo el cerebro procesa, almacena y recupera informa
-
ción. Según Jensen (2010), el cerebro humano es un órgano altamente plástico
que responde a estímulos externos mediante la creación y reorganización de
redes neuronales. Este principio subraya la importancia de diseñar actividades
educativas que estimulen continuamente el cerebro, promoviendo la generación
de nuevas conexiones sinápticas.
Uno de los principios clave es la estimulación multisensorial. Las investigaciones
han demostrado que cuando los estudiantes reciben información a través de múlti
-
ples canales sensoriales (visual, auditivo, kinestésico, etc.), se fortalecen las conexio
-
nes neuronales y se facilita la transferencia de información a la memoria a largo plazo.
Por ejemplo, Arboccó de los Heros (2015) señala que la activación simultánea de
diferentes áreas cerebrales durante una actividad multisensorial potencia el aprendi
-
zaje, ya que permite que la información sea procesada de manera más efciente.
Otro principio importante es la novedad y la anticipación. El cerebro humano
está programado para responder a lo desconocido y lo inesperado, lo que despierta la
curiosidad y motiva a los estudiantes a explorar nuevos conceptos. Según Velásquez
et al. (2009), las actividades que presentan retos en un entorno desafante pero alcan
-
zable generan nuevas conexiones dendríticas, favoreciendo el aprendizaje profundo.
Esto implica que los docentes deben diseñar tareas que mantengan el interés de los
estudiantes mediante la incorporación de elementos novedosos y creativos.
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Finalmente, el principio de interacción social es fundamental para el apren
-
dizaje. Rizzolatti et al. (citados por Arboccó de los Heros, 2015) descubrieron
que las neuronas espejo permiten a los individuos aprender observando e imi
-
tando a otros. Este hallazgo subraya la importancia de fomentar la colaboración
y el trabajo en equipo en el aula, ya que estas actividades no solo promueven
el aprendizaje cognitivo, sino también el desarrollo de habilidades emocionales
como la empatía.
3.2 PROPUESTAS CONCRETAS BASADAS EN NEUROCIENCIA
Con base en los principios metodológicos discutidos, es posible proponer
estrategias didácticas específcas que optimicen el aprendizaje en el aula. A con
-
tinuación, se presentan algunas de las estrategias más efectivas respaldadas por
investigaciones recientes:
3.2.1 JUEGOS DIRIGIDOS Y ACTIVIDADES LÚDICAS
El uso de juegos dirigidos (playful learning) ha demostrado ser una herra
-
mienta poderosa para promover el aprendizaje profundo. Según Falco y Kuz
(2011), los juegos son difíciles por naturaleza, lo que desafía a los estudiantes a
resolver problemas y tomar decisiones en tiempo real. Este tipo de actividades
activa múltiples áreas del cerebro, incluidas las relacionadas con la atención, la
memoria y las emociones. Además, los juegos permiten a los estudiantes expe
-
rimentar el autoconocimiento y la curiosidad, dos emociones básicas que son
fundamentales para el aprendizaje.
Por ejemplo, un juego de roles puede utilizarse para enseñar conceptos histó
-
ricos o sociales, permitiendo a los estudiantes ponerse en el lugar de personajes
históricos y comprender sus perspectivas. Esta estrategia no solo facilita la com
-
prensión de conceptos abstractos, sino que también fomenta la empatía y las
habilidades de comunicación.
3.2.2 ACTIVIDADES MOTRICES Y ESTIMULACIÓN FÍSICA
La conexión entre el cuerpo y el cerebro es otro aspecto clave para el aprendi
-
zaje. Según Sousa (2018), el ejercicio físico constante genera sustancias químicas
que fomentan la plasticidad neuronal, mejorando la capacidad del cerebro para
formar nuevas conexiones sinápticas. Por esta razón, las actividades físicas deben
ser integradas en el proceso educativo, no solo como una forma de promover la
salud, sino también como una herramienta para optimizar el aprendizaje.
Por ejemplo, los ejercicios de respiración y técnicas de relajación pueden ayu
-
dar a los estudiantes a reducir el estrés y mejorar su concentración. De manera
similar, las actividades kinestésicas, como el uso de materiales manipulativos en
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matemáticas o ciencias, permiten a los estudiantes interactuar físicamente con
los conceptos, lo que facilita su comprensión y retención.
3.2.3 APRENDIZAJE COOPERATIVO Y RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
El aprendizaje cooperativo es otra estrategia efectiva respaldada por las neu
-
rociencias. Según Kalbfeisch (2012), la interacción social enriquece el número
de conexiones neuronales y promueve el desarrollo de habilidades cognitivas y
emocionales. Al trabajar en equipo, los estudiantes no solo aprenden de sus pa
-
res, sino que también desarrollan habilidades como la comunicación, la colabo
-
ración y la resolución de confictos.
Por ejemplo, un proyecto grupal en el que los estudiantes deben diseñar una
solución creativa a un problema real puede ser una excelente oportunidad para
aplicar el aprendizaje cooperativo. Este tipo de actividades fomenta la refexión
crítica y la creatividad, mientras que también refuerza el sentido de pertenencia
y la motivación intrínseca.
3.2.4 ESTRATEGIAS BASADAS EN LA REPETICIÓN REFLEXIVA
Aunque la repetición mecánica no es sufciente para garantizar el aprendizaje, la
repetición refexiva sí puede ser una herramienta valiosa. Según Totger (2017), la
práctica repetida debe estar acompañada de una refexión consciente sobre lo que
se está aprendiendo. Esto implica que los estudiantes deben tener la oportunidad
de analizar sus errores, identifcar patrones y establecer conexiones entre conceptos.
Por ejemplo, los ejercicios de memorización de imágenes, listas de nombres
o series numéricas pueden ser útiles si se combinan con actividades de análisis
y clasifcación. Esto permite a los estudiantes no solo recordar la información,
sino también comprender su estructura y signifcado.
3.3 IMPLEMENTACIÓN PRÁCTICA EN EL AULA
La implementación de estas estrategias requiere un cambio en la forma en
que los docentes planifcan y ejecutan sus clases. Según Di Gesú y Seminara
(2012), la neurodidáctica busca crear una “ecología de la mente” en el aula, don
-
de los estudiantes sean protagonistas de sus propios aprendizajes. Esto implica
que los docentes deben actuar como facilitadores, guiando a los estudiantes en
su proceso de descubrimiento y refexión.
Un aspecto clave para la implementación exitosa de estas estrategias es la crea
-
ción de un ambiente de aula positivo y seguro. Salas (2003) señala que la elimina
-
ción de amenazas y el estrés causados por la humillación o vergüenza es fundamen
-
tal para fomentar un clima de aprendizaje favorable. Los docentes deben enseñar
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a los estudiantes técnicas de autorregulación emocional, como la planifcación del
tiempo, la respiración consciente y las habilidades de relación interpersonal.
Además, los docentes deben estar preparados para adaptar sus estrategias según
las necesidades individuales de los estudiantes. Como afrma Morgado (2005),
cada cerebro es único y su desarrollo depende del contexto de crianza. Esto impli
-
ca que las estrategias didácticas deben ser fexibles y personalizadas, tomando en
cuenta los intereses, motivaciones y estilos de aprendizaje de cada estudiante.
4. EVALUACIÓN DESDE LA NEURODIDÁCTICA: UN CAMBIO
PARADIGMÁTICO EN LA EDUCACIÓN
La evaluación es un componente esencial del proceso educativo, pero su con
-
cepción tradicional ha sido ampliamente criticada por no considerar las necesi
-
dades individuales de los estudiantes ni los avances en neurociencias. La neuro
-
didáctica ofrece una nueva perspectiva que transforma el concepto y la práctica
de la evaluación, alineándola con los principios del funcionamiento cerebral y
las emociones. Este apartado explora cómo los descubrimientos en neurociencia
están infuyendo en una redefnición de la evaluación, proponiendo métodos
más inclusivos, adaptativos y signifcativos. Además, se analizan las implicacio
-
nes prácticas para docentes y estudiantes, así como los desafíos que enfrenta la
implementación de esta nueva visión evaluativa.
4.1 CAMBIO PARADIGMÁTICO EN LA EVALUACIÓN
La evaluación tradicional se ha centrado históricamente en la medición cuan
-
titativa del aprendizaje, basándose en pruebas estandarizadas, califcaciones nu
-
méricas y clasifcaciones rígidas. Sin embargo, esta visión no responde a las par
-
ticularidades individuales de cada estudiante ni a los procesos cognitivos y emo
-
cionales que subyacen en el aprendizaje. Según Bruer (2016), la neuroeducación
y la neurodidáctica están generando evidencias que demuestran la necesidad de
una nueva evaluación, una que no solo mida el rendimiento académico, sino que
también considere el desarrollo integral del estudiante. De la Barrera y Donolo
(2009) señalan que la evaluación debe ser concebida como un proceso continuo
y formativo, en lugar de un evento puntual destinado a certifcar conocimientos.
Esto implica un cambio paradigmático en la forma en que se evalúa, priorizando
la función diagnóstica, reguladora y adaptativa de la evaluación. En este sentido,
la evaluación deja de ser un instrumento sancionador o califcador para conver
-
tirse en una herramienta que fomente el crecimiento personal y académico de
los estudiantes.
Este cambio se sustenta en los avances de las neurociencias, que han demostra
-
do que el cerebro humano es altamente plástico y que su estructura puede modif
-
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carse a través del aprendizaje. Según Morgado (2005), las conexiones neuronales
se fortalecen o debilitan según se utilicen, lo que sugiere que la evaluación debe
estar diseñada para reiterar y consolidar los nuevos conocimientos hasta que se
integren en la memoria a largo plazo. Esta perspectiva subraya la importancia de
emplear técnicas evaluativas que permitan a los estudiantes refexionar sobre lo
que han aprendido, identifcar áreas de mejora y establecer metas personales.
4.2 IMPLEMENTACIÓN PRÁCTICA DE LA EVALUACIÓN BASADA EN
NEUROCIENCIA
La implementación de una evaluación basada en neurociencia requiere un en
-
foque multidimensional que integre aspectos cognitivos, emocionales y sociales.
Según Wassermann y Zambo (2013), la evaluación debe responder a la diversi
-
dad de estudiantes desde un sistema inclusivo, creando sinapsis y enriqueciendo
el número de conexiones neuronales mediante interacciones signifcativas. Esto
implica que la evaluación debe adaptarse al ritmo de aprendizaje de cada estu
-
diante, considerando sus intereses, motivaciones y estilos de aprendizaje.
Una estrategia clave es el uso de técnicas evaluativas participativas y activas. Di
Gesú y Seminara (2012) proponen que la evaluación debe ser un proceso colabo
-
rativo entre docentes y estudiantes, donde ambos actúen como protagonistas del
aprendizaje. Esto incluye la utilización de herramientas como portafolios, proyectos
grupales, debates y autoevaluaciones, que permiten a los estudiantes refexionar so
-
bre su propio progreso y tomar decisiones informadas sobre su futuro aprendizaje.
Otra estrategia importante es la evaluación formativa, que se centra en el
monitoreo continuo del aprendizaje. Según Totger (2017), la evaluación for
-
mativa permite a los docentes ajustar su planifcación didáctica en función de
las necesidades y difcultades de los estudiantes. Esto implica proporcionar re
-
troalimentación constante y específca, que ayude a los estudiantes a mejorar
su desempeño sin generar estrés o ansiedad. Además, la evaluación formativa
fomenta la autorregulación del aprendizaje, una habilidad fundamental para el
éxito académico y personal.
Finalmente, la evaluación debe considerar el impacto de las emociones en el
aprendizaje. Salazar (2005) señala que las emociones infuyen no solo en cómo
se almacena la información, sino también en cómo se recupera posteriormen
-
te. Esto sugiere que las evaluaciones deben diseñarse para suscitar emociones
positivas, como la curiosidad y la motivación, que faciliten el acceso a los cono
-
cimientos adquiridos. Por ejemplo, actividades lúdicas o retos creativos pueden
ser incorporados en las evaluaciones para generar un ambiente relajado pero de
-
safante, que promueva un rendimiento óptimo.
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4.3 DESAFÍOS EN LA IMPLEMENTACIÓN DE LA NUEVA EVALUACIÓN
A pesar de los benefcios potenciales de una evaluación basada en neurocien
-
cia, su implementación enfrenta varios desafíos. Uno de los principales obstácu
-
los es la falta de formación pedagógica de los docentes en materia de evaluación
auténtica. Calatayud (2004) señala que muchos profesores aún consideran la
evaluación como un hecho puntual en el proceso de enseñanza, destinado ex
-
clusivamente a certifcar el nivel de aprendizaje alcanzado por los estudiantes.
Esta concepción limitada de la evaluación difculta la adopción de métodos más
innovadores y efectivos.
Otro desafío es la resistencia al cambio por parte de las instituciones educa
-
tivas y los sistemas de educación formal. Según De la Cuesta (2016), muchas
escuelas y universidades aún priorizan los resultados cuantitativos sobre los cua
-
litativos, lo que genera presión para mantener métodos evaluativos tradiciona
-
les. Además, la implementación de nuevas técnicas evaluativas requiere recursos
adicionales, como tiempo, capacitación y materiales, que no siempre están dis
-
ponibles en contextos educativos limitados.
Por último, es importante reconocer que la evaluación basada en neurociencia
no es una solución universal. Según Bruer (2016), las intuiciones y conocimientos
proporcionados por las neurociencias deben ser adaptados cuidadosamente a los
contextos educativos específcos, considerando factores como la edad, el nivel de
desarrollo cognitivo y las necesidades emocionales de los estudiantes. Esto implica
que los docentes deben asumir un papel activo en la investigación y el diseño de
estrategias evaluativas que respondan a las particularidades de sus estudiantes.
5. IMPLICACIONES EDUCATIVAS: HACIA UN MODELO INTEGRAL
DE APRENDIZAJE
Las implicaciones educativas de la neurodidáctica son profundas y trascen
-
dentales, ya que desafían los modelos tradicionales de enseñanza y aprendizaje
para proponer un enfoque holístico e integrador. Este apartado explora cómo
los principios de la neurodidáctica están transformando el rol del docente, el
diseño del modelo educativo y el desarrollo integral de los estudiantes. Además,
se analizan las oportunidades y desafíos que presenta la implementación de este
nuevo paradigma en la educación del siglo XXI.
5.1. TRANSFORMACIÓN DOCENTE: EL ROL DEL EDUCADOR COMO “MODIFICADOR
CEREBRAL”
Uno de los cambios más signifcativos impulsados por la neurodidáctica es
la redefnición del rol del docente. Según Sousa (2018), aprender y memorizar
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Neurodidactica: Una vision holistica en la educacion del siglo XXI
consiste en “cambiar el cableado del cerebro”, un proceso que depende en gran
medida de las estrategias didácticas implementadas por los educadores. Esto im
-
plica que los docentes deben asumir el rol de “modifcadores cerebrales”, cons
-
cientes de que sus prácticas pedagógicas tienen un impacto directo en la estruc
-
tura y función del cerebro de sus estudiantes.
Para cumplir este rol de manera efectiva, los docentes deben dominar los
principios neurobiológicos del aprendizaje, incluidos los mecanismos de plas
-
ticidad neuronal, la relación entre cognición y emoción, y la importancia de las
funciones ejecutivas. Campos (2014) enfatiza que todo educador debe saber
cómo funciona el cerebro, cómo aprende, cómo procesa, registra, conserva y
evoca información. Esta comprensión permite a los docentes diseñar estrategias
didácticas que optimicen el aprendizaje, promoviendo la generación de nuevas
conexiones neuronales y la consolidación de los conocimientos adquiridos.
Además, los docentes deben ser capaces de gestionar las emociones de sus
estudiantes y crear un ambiente de aprendizaje positivo y motivador. Según Go
-
leman (1996), la inteligencia emocional es fundamental para el éxito académico
y personal, ya que permite a los estudiantes identifcar, refexionar y regular sus
propias emociones. Esto implica que los docentes deben enseñar habilidades
emocionales, como la automotivación y la empatía, integrándolas en el proceso
educativo de manera natural y signifcativa.
5.2. NUEVO MODELO EDUCATIVO: INTEGRACIÓN DE ASPECTOS COGNITIVOS,
EMOCIONALES Y SOCIALES
El modelo educativo basado en neurodidáctica busca integrar aspectos cogni
-
tivos, emocionales y sociales en un enfoque holístico que promueva el desarrollo
integral de los estudiantes. Según Mora (2013), la neuroeducación demuestra
que emoción y conocimiento van juntos, lo que implica que la enseñanza debe
tomar en cuenta tanto las emociones como los sentimientos para intensifcar la
actividad de las redes neuronales y fortalecer las conexiones sinápticas.
Un componente clave de este nuevo modelo es la personalización del apren
-
dizaje. Según Velásquez et al. (2009), cada cerebro es único y su biología depende
del contexto de crianza, lo que signifca que el aprendizaje debe responder a las
necesidades emocionales e individuales de cada estudiante. Esto implica que los
docentes deben diseñar estrategias didácticas fexibles y adaptativas, tomando
en cuenta los intereses, motivaciones y estilos de aprendizaje de sus estudiantes.
Otro aspecto importante es la promoción de habilidades sociales y emocio
-
nales. Según Arboccó de los Heros (2015), el descubrimiento de las neuronas
espejo explica por qué el aprendizaje social es tan poderoso. Las interacciones
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sociales no solo facilitan la adquisición de nuevos conocimientos, sino que tam
-
bién promueven habilidades como la empatía, la comunicación y la colabora
-
ción. Esto subraya la importancia de fomentar la interacción social en el aula,
mediante actividades como el aprendizaje cooperativo y el trabajo en equipo.
5.3. DESARROLLO INTEGRAL DE COMPETENCIAS Y HABILIDADES
El objetivo fnal del modelo educativo basado en neurodidáctica es el desarrollo
integral de competencias y habilidades que preparen a los estudiantes para enfren
-
tar los desafíos del siglo XXI. Según Kalbfeisch (2012), la educación debe ir más
allá de la transmisión de conocimientos y enfocarse en el desarrollo de habilidades
cognitivas, emocionales y sociales que sean relevantes para la vida real.
Entre las competencias clave que deben desarrollarse están la creatividad, el
pensamiento crítico, la resolución de problemas y la adaptabilidad. Según Jen
-
sen (2010), el cerebro humano está programado para responder a lo descono
-
cido y lo inesperado, lo que sugiere que las actividades educativas deben incluir
elementos de novedad y desafío para estimular el aprendizaje profundo. Esto
implica que los docentes deben diseñar tareas que promuevan la exploración, la
experimentación y la refexión crítica.
Además, las habilidades emocionales son fundamentales para el éxito perso
-
nal y profesional. Según Goleman (1996), la inteligencia emocional permite a
los individuos manejar sus emociones, establecer relaciones saludables y tomar
decisiones informadas. Esto implica que los docentes deben enseñar habilidades
como la automotivación, la autorregulación y la empatía, integrándolas en el
currículo de manera sistemática y coherente.
CONSIDERACIONES FINALES: LA NEURODIDÁCTICA COMO BASE
PARA UNA EDUCACIÓN TRANSFORMADORA
Educar es, en esencia, modifcar el cerebro. Este principio fundamental su
-
braya la importancia de que los educadores no solo conozcan, sino también apli
-
quen activamente los avances de las neurociencias en su práctica docente. Las
investigaciones recientes han demostrado que el aprendizaje no es un proceso
puramente cognitivo, sino que está profundamente infuenciado por factores
emocionales, sociales y contextuales. Estos hallazgos están transformando tanto
el arte de enseñar como el de evaluar, generando una necesidad urgente de rede
-
fnir las estrategias educativas y los métodos evaluativos.
A lo largo de este ensayo se ha destacado la necesidad de potenciar una cultu
-
ra evaluativa basada en principios neurodidácticos. Esta nueva forma de evaluar
implica el uso de técnicas participativas que benefcien tanto a los estudiantes
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como a los docentes. Según Sousa (2018), aprender y memorizar consiste en
“cambiar el cableado del cerebro”, un proceso que depende de la reiteración de
nuevos conocimientos hasta que se consoliden en la memoria a largo plazo. Esto
sugiere que la evaluación debe ser un proceso continuo y formativo, diseñado
para ayudar a los estudiantes a reconocer sus fortalezas, identifcar áreas de me
-
jora y alcanzar su máximo potencial.
Los docentes tienen el desafío de actuar como “modifcadores cerebrales”,
conscientes de que sus prácticas pedagógicas y evaluativas tienen un impacto di
-
recto en la estructura, química y actividad eléctrica del cerebro de sus estudian
-
tes. Como afrma Totger (2017), los estados emocionales de los estudiantes son
fundamentales para el aprendizaje, lo que implica que los docentes deben estar
capacitados para gestionar las emociones en el aula. Esto incluye la creación de
un ambiente seguro y motivador que evite el estrés y la ansiedad, promoviendo
emociones positivas que faciliten el aprendizaje profundo y signifcativo.
El aprendizaje es un proceso dinámico que involucra cambios neuronales,
cognitivos, emocionales y conductuales, permitiendo a las personas adaptarse
a su entorno. Según Campos (2010), el cerebro humano es altamente plástico,
lo que signifca que su estructura puede modifcarse en respuesta a nuevas expe
-
riencias y aprendizajes. Esto subraya la importancia de implementar estrategias
didácticas que estimulen la curiosidad, la anticipación y el desafío, elementos
clave para fomentar un aprendizaje duradero y efectivo.
Las investigaciones sobre el cerebro y las emociones refuerzan la idea de que
la enseñanza debe integrar tanto aspectos cognitivos como emocionales. Sala
-
zar (2005) señala que las emociones organizan y priorizan lo que aprendemos,
infuyendo en cómo almacenamos y recuperamos información. Por ejemplo, las
memorias más intensas están asociadas con emociones fuertes, lo que sugiere
que el aprendizaje debe ser el resultado de experiencias emocionalmente signif
-
cativas. Esto implica que los docentes deben diseñar actividades que despierten
emociones placenteras, como la curiosidad y la alegría, para que los conceptos
enseñados sean recordados de manera prolongada.
La escuela tradicional, centrada principalmente en el desarrollo de la memo
-
ria, no favorece el desarrollo integral de los estudiantes. Según Velásquez et al.
(2009), las habilidades de análisis, síntesis e interacción social son igualmente
importantes para la formación integral. Esto subraya la necesidad de implemen
-
tar estrategias didácticas basadas en la neuroeducación, que tomen en cuenta
los intereses y necesidades emocionales de los estudiantes. Actividades lúdicas,
físicas y colaborativas pueden ser herramientas poderosas para desarrollar tanto
la inteligencia cognitiva como la emocional.
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Además, los docentes deben estar preparados para adaptar sus estrategias se
-
gún las características individuales de sus estudiantes. Como señala De la Cuesta
(2016), el proceso de enseñanza-aprendizaje es un nexo interdisciplinario en el
que el aprendizaje y el cerebro son co-creadores, interactuando mutuamente.
Esto implica que las estrategias educativas deben ser fexibles y personalizadas,
considerando factores como la edad, el nivel de desarrollo cognitivo y las moti
-
vaciones individuales.
Finalmente, es crucial reconocer que la memoria está intrínsecamente ligada
a la emoción. Las experiencias emocionalmente signifcativas no solo infuyen
en cómo se almacena la información, sino también en cómo se recupera poste
-
riormente. Esto sugiere que los docentes deben crear ambientes de aprendizaje
que fomenten emociones positivas, permitiendo que los estudiantes se conecten
emocionalmente con el contenido. Al hacerlo, no solo se optimiza el aprendiza
-
je, sino que también se promueve una relación saludable con el conocimiento.
La neurodidáctica ofrece un marco innovador para transformar la educación
del siglo XXI. Los avances en neurociencias están revelando la importancia de
integrar aspectos emocionales, cognitivos y sociales en el proceso educativo. Esto
requiere que los docentes asuman un rol activo como “modifcadores cerebrales”,
utilizando estrategias didácticas y evaluativas basadas en evidencia científca. Al
hacerlo, no solo se optimiza el aprendizaje de los estudiantes, sino que también
se promueve su desarrollo integral, preparándolos para enfrentar los desafíos de
un mundo en constante cambio. Sin embargo, queda claro que aún es necesario
profundizar en el análisis de las estrategias específcas para diferentes áreas de
estudio y grupos etarios, ya que tanto la motivación como el foco de atención
varían según estos factores.
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