* Doctorado en Ciencia Política, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad del Zulia. Correo: lisstello@gmail.com ;.ORCID: https://orcid.org/0009-0006-6804-1759 ** Departamento de Ciencias Humanas, Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del Zulia. Doctorado en Ciencia Política, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad del Zulia. Co - rreo: jacquelinevilchezfaria@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0009-0006-6804-1759 Opción : Revista de Ciencias Humanas y Sociales. Año 40 N° 104 (mayo-agosto 2024). pp. 85-105 Universidad del Zulia. Facultad Experimental de Ciencias ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-9385 Recibido: 10/12/2023 Aceptado: 10/03/2024 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presidenciales de 2018 en Costa Rica Lissett Tello*, Jacqueline Vílchez Faría** RESUMEN Costa Rica es uno de los países latinoamericanos mejor visualizados por sus 68 años de vida electoral y democrática. Sin embargo, los procesos electorales del 2014 y 2018 representan importantes puntos de infexión en una nación que cambia rápidamente, sujeta a las presiones y riesgos implícitos en las condiciones de exclusión, desigualdad, inequidad, inseguridad, globalización y corrupción pública comunes en el continente y que impulsan las salidas de fuerza o el populismo totalitario. Este artículo analiza la elección presidencial del 2018 a la luz de las propuestas teórico-metodológicas del comportamiento político y electoral. Se concluye que los índices de abstención, frag - mentación partidista y volatilidad del voto, ya presentes en la anterior contienda, se incrementan. La espacialidad del voto se acentúa, confgurando un clivaje geoespacial y se presenta un fenómeno inédito: un clivaje ideológico-religioso que polarizó el voto entre las medidas más liberales de la tendencia globalista y el ascenso al poder de las corrientes cristianas más ortodoxas. Palabras clave: Elecciones Costa Rica, Comportamiento electoral, clivaje electoral, Política latinoamericana, Volatilidad electoral. Crisis, Cleavage, and Volatility: An Analysis of the 2018 Presidential Elections in Costa Rica ABSTRACT Costa Rica is one of the Latin American countries most favorably regarded for its 68 years of electoral and democratic life. However, the electoral processes of 2014 and 2018 represent signifcant turning points in a nation undergoing rapid change, sub - ject to the pressures and risks inherent in conditions of exclusion, inequality, inequity,
86 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 86 insecurity, globalization, and public corruption common across the continent—fac - tors that fuel authoritarian exits or totalitarian populism. Tis article analyzes the 2018 presidential election through the lens of theoretical and methodological proposals from political and electoral behavior studies. It concludes that indicators already pres - ent in the previous contest—regarding voter abstention, party fragmentation, and elec - toral volatility—have increased. Te spatiality of the vote has intensifed, confguring a geospatial cleavage, and an unprecedented phenomenon has emerged: an ideological- religious cleavage that polarized the vote between the most liberal measures of the glo - balist trend and the rise to power of the most orthodox Christian currents. Keywords: Costa Rica elections, Electoral behavior, Electoral cleavage, Latin Ameri - can politics, Electoral volatility. INTRODUCCIÓN Dentro del espectro político latinoamericano, Costa Rica ha sido tradicio - nalmente considerada un referente de estabilidad democrática en América Lati - na con casi siete décadas electorales ininterrumpidas. Sin embargo, este artículo analiza las elecciones del 2018 y argumenta que los ciclos electorales de 2014 y 2018 representan puntos de infexión críticos que desafían esa imagen tra - dicional. Estos procesos revelaron profundas fracturas sociales y una creciente vulnerabilidad a las presiones que afectan al resto del continente, entre algunas como la desigualdad, la corrupción y la inseguridad que erosionaron el sistema de partidos tradicionales y reconfguraron el escenario político, acercándolo a las dinámicas de polarización y conficto que caracterizan a la región y refejando una realidad interna sujeta a cambios drásticos que erosionaron el sistema tradi - cional de partidos y reconfguraron el escenario político, demostrando que, lejos de ser inmune, la nación se vio inmersa en las dinámicas de polarización que en otros países han facilitado el ascenso de soluciones populistas, antes considera - das ajenas a su idiosincrasia. 1. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA Y METODOLÓGICA Este artículo analiza la elección presidencial de 2018 en Costa Rica desde las propuestas de la ciencia del comportamiento político y electoral. El marco de interpretación principal integra los modelos teóricos clásicos del voto: el socio - lógico (Escuela de Columbia) y el socio-psicológico (Escuela de Michigan), este último centrado en la identifcación partidista como anclaje del voto (Galais, 2019; Rodon, 2019). Para dar cuenta de la complejidad del caso costarricense, este andamiaje se complementa con conceptos específcos. Se recurre a Carvalho (2003) para defnir los fenómenos de volatilidad y desalineamiento electoral. El modelo de
87 87 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica racionalidad limitada, que explica el uso de heurísticos o atajos cognitivos por parte del electorado, se analiza a partir de los trabajos de Lau y Redlawsk (2006, como se cita en Sulmont, 2010). Finalmente, para comprender la estrategia de las agrupaciones en un contexto de desinstitucionalización, se utiliza el postula - do de la elección racional, según el cual los partidos “elaboran políticas para ga - nar elecciones, más que ganar elecciones para formular políticas” (Downs, 1957, como se cita en Kuschick Ramos, 2004, p. 57). 2. ESBOZO HISTÓRICO DE LAS ELECCIONES EN COSTA RICA (1946-2018) La trayectoria del sistema político costarricense, desde la instauración de la Segunda República, puede dividirse en dos grandes etapas: una primera fase de consolidación, estabilidad y alta participación (1953-1994), seguida por una de progresiva reconfguración y desalineamiento electoral. Tras la Guerra Civil de 1948, -un evento que reconfguró las bases del poder político-, Costa Rica re - tomó la vía democrática en 1953, iniciando un ciclo excepcional de elecciones periódicas y ganando reputación como una de las democracias más estables de América Latina. Este primer período, que se extiende aproximadamente hasta 1994, se caracterizó por un sistema de partidos robusto y un electorado con altos niveles de movilización. Durante gran parte de este tiempo, específcamente en - tre 1962 y 1990, el país vivió una era de “mandato fuerte”, en el que los presiden - tes electos gozaban de un amplio apoyo popular y, frecuentemente, de mayorías legislativas que facilitaban la gobernabilidad (Alfaro-Redondo, 2023: 173). Desde una perspectiva teórica, este fue un período de claro alineamiento elec - toral, donde existían vínculos estables entre los partidos y los distintos sectores sociales, basados en clivajes defnidos y una fuerte identifcación partidaria, en línea con el modelo socio-psicológico del comportamiento electoral (Sulmont, 2010). Este sistema se consolidó en un bipartidismo estable entre el Partido Li - beración Nacional (PLN) y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) entre 1986 y 2002. Sin embargo, a partir de las elecciones de 1994, se inicia una segunda etapa marcada por la erosión de este modelo. La participación electoral comenzó a dis - minuir notablemente, iniciando una tendencia que Alfaro-Redondo (2023) en - marca en una fase de “mandato debilitado” (1994-2010) y, posteriormente, de “mandato frágil” (2014-2018), caracterizada por gobiernos sin mayoría legislativa y un bajo apoyo electoral (Alfaro-Redondo, 2023: 174). Este fenómeno es sínto - ma de un profundo proceso de desalineamiento electoral, que trasluce un “fuerte y progresivo distanciamiento entre los partidos políticos y la población votante.
88 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 88 Este distanciamiento, a su vez, se traduce en una “pérdida de la identidad partidista”, impulsada por escándalos de corrupción y el desgaste de las élites políticas. Teóricamente, este proceso puede entenderse como una desinstitucio - nalización del sistema de partidos, en la cual las identidades colectivas fuertes se debilitan y el “electorado de pertenencia” da paso a un “electorado de opinión”, más fuido y volátil, Este continuo y moderado descontento, aunque no llegó a plantear un abandono del sistema democrático, sentó las bases para la crisis de representación que se presentó de manera defnitiva en las elecciones de 2018. La trayectoria democrática de Costa Rica, desde su consolidación hasta la reciente fase de crisis de representación, ha estado profundamente moldeada por el diseño de su sistema electoral. Esta plataforma no solo ha garantizado la celebración de elecciones libres y transparentes, sino que ha infuido directa - mente en la confguración del sistema de partidos y en el comportamiento de los actores políticos. Para comprender a cabalidad los fenómenos de estabilidad y posterior fragmentación descritos, es indispensable detallar el marco que rige la contienda política 2.1. CARACTERES DEL SISTEMA ELECTORAL EN COSTA RICA Reúne caracteres institucionales, normativos y legales que le conferen una fsonomía propia: Un Registro Único de población con doble función: civil y electoral. Los eventos importantes del ciclo vital de la población se registran automáti - camente. (Alfaro Redondo, 2020) Normas estrictas para regular la vigencia de los documentos de identidad (el vencimiento de la documentación ofcial y su no renovación por más de un año, elimina al votante del registro electoral). El marco jurídico establece condiciones mínimas para la postulación de candidatos que refuerzan la presencia de los partidos políticos como ins - tituciones sociales de primer orden (solo los partidos políticos pueden postular candidatos) (Rosales Valladares, 2018). El sistema electoral de Costa Rica establece el límite mínimo del 40% de los votos válidos (balotaje) para declarar un ganador en primera vuelta. De lo contrario, los candidatos con la mayor votación acuden a una se - gunda ronda para declarar un ganador. (Lehoucq y Rodríguez Cordero, 2004) (Rosales Valladares, 2018) El máximo órgano legislativo es la Asamblea Legislativa, de una sola cá - mara y formado por 57 escaños.
89 89 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica 3. ANÁLISIS DEL EVENTO ELECTORAL DE 2018 Las elecciones generales fueron convocadas en dos rondas, a celebrarse el 4 de febrero y el 1 de abril de 2018. Para comprender la dinámica y los sorpresivos resul - tados de este evento, a continuación, se describen los elementos contextuales más relevantes, el perfl de los actores políticos y el comportamiento del electorado. 3.1. LOS PARTIDOS POLÍTICOS Para analizar la oferta partidaria en Costa Rica, es útil recurrir a la distinción teó - rica de Alcántara (2004) entre instituciones partidistas y máquinas partidistas. El escenario político costarricense, al igual que el de gran parte de la región, se compone de una mezcla de estas dos lógicas organizacionales. En este contexto, se presentan al evento los partidos políticos de Costa Rica: partidos de derecha, centro, centro- izquierda e Izquierda, que se disputan las elecciones presidenciales y legislativas. Cuadro 1. Partidos y adscripción ideológica. Partido político Adscripción ideológica 1 Partido Renovación Costarricense (PRC) Derecha a extrema derecha 2 Partido Restauración Nacional (PRN) Derecha - neo pentecostal 3 Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE) Derecha. 4 Partido Nueva Generación (PNG) Derecha 5 Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) Centro-derecha 6 Partido Movimiento Libertario (PML) Centro-derecha 7 Partido Alianza Democrática Cristiana (PADC) Centro-derecha 8 Partido Republicano Social Cristiano (PRSC) Centro-derecha 9 Partido Integración Nacional (PIN) Centro humanista 10 Partido Liberación Nacional (PLN) Social-demócrata- centrista 11 Partido Acción Ciudadana (PAC) (En el gobierno para 2018) socialdemócrata – progresista 12 Partido Frente Amplio (FA) Izquierda 13 Partido de los Trabajadores (PT) Extrema Izquierda Fuente: Tello, y Vílchez (2024). 3.2. LAS CANDIDATURAS Se presentó una variedad de 13 candidaturas con diversas características per - sonales y profesionales, trayectorias políticas, posiciones ideológicas y religiosas, edades y propuestas programáticas. En total fueron 12 hombres y una sola can - didatura femenina (Rosales Valladares, 2018). Esta variedad no fue aleatoria, sino un refejo del estado de desinstitucionalización del sistema de partidos. Siguiendo a Alcántara (2004), es posible señalar que algunas candidaturas representaban las instituciones partidistas y otras exponían las máquinas electo - rales o caudillistas. Por un lado, participaron candidatos de los partidos tradicio -
90 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 90 nales, como Antonio Álvarez Desanti (PLN) y Rodolfo Piza Rocafort (PUSC), que representaban a las “instituciones partidistas” históricas, aunque ya en un avanzado estado de desgaste y con un electorado desalineado. Por otro lado, la contienda estuvo marcada por la irrupción de fguras que encarnaban el mode - lo de “máquina electoral” (Alcántara, 2004: 62), en el que la organización está supeditada a un liderazgo personalista y a una coyuntura específca. Los casos más emblemáticos fueron Fabricio Alvarado Muñoz (PRN), cuya candidatura fue catapultada por el “shock religioso”, y Juan Diego Castro (PIN), un outsider que articuló un discurso de confrontación retórica. Esta mezcla de candidaturas no solo evidencia la fragmentación del sistema, sino la coexistencia de lógicas políticas distintas en un escenario de alta volatilidad. Cuadro 2. Candidatos, Partidos políticos y trayectoria política. Datos TSJ CR. Nombre Partido político Trayectoria o características particulares 1 Stephanie Campos Arrieta Partido Renovación Costarricense (PRC- Extrema derecha) Periodista. Su partido político (evangélico) tenía dos diputados en el período 2014-2018. 2 Fabricio Alvarado Muñoz Partido Restauración Nacional (PRN) Periodista y pastor evangélico. Diputado único de su partido político en el período 2014-2018. 3 Óscar Andrés López Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE) (Derecha) Diputado en los períodos 2006-2010 y 2014-2018. Candidato presidencial en 2010 y 2014 por el pase. 4 Sergio Mena Díaz Partido Nueva Generación (png) (Derecha) Abogado. Candidato por segunda vez consecutiva por el png. 5 Rodolfo Piza Rocafort Partido Unidad Social Cristiana (pusc) (Centro- derecha) Abogado. Expresidente ejecutivo de la Caja del Seguro Social (ccss) y candidato por segunda vez del pusc. 6 Otto Guevara Guth Partido Movimiento Libertario (pml) (CD) Abogado. Dos veces diputado y candidato presidencial por quinta vez por el pml. 7 Mario Redondo Poveda Partido Alianza Democrática Cristiana (PADC) (C-D) Abogado. Diputado en dos ocasiones por dos partidos distintos (pusc y padc), incluyendo el período 2014-2018. 8 Rodolfo Hernández Gómez Partido Republicano Social Cristiano (PRSC) (C-D) Médico pediatra. Excandidato presidencial por el pusc 2013 (renunció). Crítico del pusc actual. 9 Juan Diego Castro Partido Integración Nacional (pin) (C-H) Abogado. Exministro de Seguridad y de Justicia. Polémico jurista penal invitado recurrente en medios de comunicación. 10 Antonio Álvarez Desanti Partido Liberación Nacional (pln) (socialdem-centrista) Ministro y diputado en varios gobiernos del pln. Diputado en el momento de presentar su candidatura. 11 Carlos Alvarado Quesada Partido Acción Ciudadana (pac) (en gobierno) (SD-Prog) Periodista. Ministro de Trabajo y presidente del Instituto de Ayuda Social en primeros años del primer gobierno del pac (2014-2018). 12 Edgardo Araya Sibaja Partido Frente Amplio (FA) (Izquierda) Abogado ambientalista. Diputado 2014-2018. 13 John Vega Masís Partido de los Trabajadores (PT) (Extrema izq) Educador. Dirigente sindical y candidato por el «único partido de izquierda». Fuente: Tello, y Vílchez (2024).
91 91 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica 3.3. LA POBLACIÓN VOTANTE Para el proceso electoral de 2018, el Registro Nacional Electoral contabili - 3.322.329 electores , con un incremento relativo del 7.9 % respecto a 2014, siendo la segunda vez que se habilitó el voto en el extranjero. Más allá del cre - cimiento demográfco, el electorado de 2018 se caracterizó por una profunda reconfguración de sus lealtades, una clara muestra de desalineamiento electoral, fenómeno que implica “el debilitamiento de las afnidades entre determinados grupos políticos y sectores de la ciudadanía” (Carvalho, 2003: 1239). Esta pér - dida de los anclajes partidistas tradicionales hizo que las características sociode - mográfcas de los votantes se convirtieran en el refejo de las nuevas fracturas que defnieron las elecciones. Desde el enfoque sociológico del comportamiento electoral, que analiza el voto como una expresión de la pertenencia a grupos sociales (Sulmont, 2010), el perfl de los votantes de los dos partidos fnalistas revela la cristalización de los nuevos clivajes. Según estudios del Centro de Investigaciones y Estudios Po - líticos (CIEP, Universidad de Costa Rica), el apoyo al Partido Acción Ciuda - dana (PAC) se concentró en el Valle Central (zonas metropolitanas), con un perfl predominantemente femenino, votantes mayores de 55 años y jóvenes con educación secundaria y universitaria y creyentes de la religión católica. Por otro lado, el Partido Restauración Nacional (PRN) obtuvo su mayor respaldo fuera del Valle Central, en las zonas rurales y periféricas, entre votantes de diversos niveles de escolaridad y declarados no católicos y simpatizantes de los partidos políticos aliados al PRN en segunda ronda. (Rosales Valladares, 2018). Esta distribución no es aleatoria, sino la manifestación demográfca de los fenómenos del “clivaje geoespacial” (urbano vs. rural) y del “clivaje ideológico- religioso” (laico vs. conservador) que articularon la elección. El voto dejó de responder a las identidades partidarias históricas para alinearse con estas nuevas divisiones sociales, demostrando la capacidad de un clivaje para reestructurar las preferencias de un electorado en plena transición. 3.4. LAS OFERTAS Y LOS DEBATES ELECTORALES En enero del 2018 se intensifcó la difusión de los programas de gobierno, la inversión publicitaria de los partidos políticos y la ejecución de múltiples deba - tes. De la campaña política se esperaba el abordaje de temas centrales de la salud que habían estado en la agenda pública los últimos dos años: confictos de acce - so al agua, defciencia en la atención en los servicios de salud (particularmente refejado en las listas de espera), agotamiento del sistema de pensiones, políticas sobre gestión de residuos y el colapso vial, entre otros.
92 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 92 Los partidos tradicionales, como el PLN y el PUSC, trataban de posicionarse como los más competentes para resolver estos desafíos. Sin embargo, la coyuntura electoral estuvo marcada por otros temas que tomaron la mayor relevancia y que se desarrollaba sobre un momento político frágil: un electorado en pleno proceso de desalineamiento electoral, sin los anclajes afectivos de la identifcación partidaria que en años anteriores habían otorgado estabilidad al sistema (Carvalho, 2003; Sulmont, 2010). El tema que marco esa coyuntura fue: “los derechos de la comunidad LGBTI”. La segunda vicepresidenta del gobierno de Costa Rica realizo una consulta ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el cambio de nombre y sexo de las personas a partir de su identidad de género y la necesidad de la existencia de una fgu - ra jurídica que regulara los vínculos entre personas del mismo sexo, para que el Estado reconozca todos los derechos patrimoniales que se derivan de esta relación (CIDH, 2017). El criterio de la administración Solís Rivera (2014-2018) de reconocer a las uniones legales de personas del mismo sexo los derechos legislados para parejas hete - rosexuales, incluido el derecho al matrimonio, generó una campaña casi monotemática La reacción fue inmediata. La candidatura de Fabricio Alvarado Muñoz, del partido evangélico Restauración Nacional (PRN), capitalizó el rechazo conser - vador a la resolución, convirtiéndose en el vehículo político de un segmento so - cial altamente movilizado. Su ascenso se explica perfectamente desde el modelo sociológico, que postula que el voto, más que una decisión individual aislada, es un acto de conformidad y pertenencia a un grupo de referencia (Kuschick Ra - mos, 2004; Galais, 2019). Por su parte, el candidato ofcialista, Carlos Alvarado Quesada (PAC), vio cómo su apoyo crecía no por los méritos de su gobierno, sino como una contrarreacción del electorado liberal y secular que percibía el avance del PRN como una amenaza (Díaz, 2018). En efecto, el debate en torno a las políticas públicas necesarias para el país, quedo relegado para dar paso al centralismo del tema ideológico y religioso, lo que Rosales denomina “shock religioso” (Rosales, 2018: 61). Para un votante que operaba bajo una racionalidad limitada y sin la guía de su antigua fliación partidista, la controver - sia sirvió como un poderoso heurístico (Sulmont, 2010: 19). La compleja tarea de evaluar a más de una decena de candidatos se simplifcó a una pregunta binaria: ¿se estaba a favor o en contra de la resolución de la Corte? Este atajo cognitivo explica la extraordinaria velocidad con que las intenciones de voto se realinearon, dejando obsoletas las encuestas y relegando a los partidos históricos a un papel secundario. Así, la campaña de 2018 se transformó en una narrativa de polarización abrupta, donde un debate sobre derechos humanos eclipsó toda la agenda programática, de - mostrando cómo, en un sistema de partidos desinstitucionalizado, el descontento y la identidad pueden converger para redefnir una elección en cuestión de días.
93 93 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica Cuadro 3. Demografía electoral, 1ª vuelta. Datos TSE CR. Indicador Cifra Población Total 4,947,490 Habitantes Inscritos 3,322,329 Total Votantes 2,054,702 Porcentaje De Participación 65.66 % Votos Válidos 2,028,410 Votos En Blanco 4,509 Votos Nulos 20,293 Fuente: Telloy Vílchez (2024). 4. LA PRIMERA VUELTA El 4 de febrero de 2018, Costa Rica acudió a las urnas para celebrar la primera vuelta de las elecciones presidenciales y legislativas en un clima de alta tensión y una volatilidad sin precedentes. En esta ronda, ningún partido obtuvo el míni - mo de 40%  de los votos válidos. La segunda vuelta (balotaje) ya estaba proyecta - da  desde hacía varios meses pero, según las encuestas, con otros candidatos. Sin embargo, entre las sorpresas más signifcativas destacan la identidad de los fna - listas que desafó todos los pronósticos y confrmó la profunda crisis del sistema de partidos tradicional. El candidato más votado fue Fabricio Alvarado Muñoz, del partido de corte evangélico Restauración Nacional (PRN), seguido por el ofcialista Carlos Alvarado Quesada, del Partido Acción Ciudadana (PAC), a pesar del bajo índice de popularidad del gobierno saliente. Este resultado fue el hecho que evidencio el colapso. Los dos partidos que ha - bían estructurado la política costarricense durante medio siglo, el Partido Libera - ción Nacional (PLN), que mantuvo su mismo nombre y bandera durante nueve períodos (36 años, discontinuos) y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) que, con varios nombres, composiciones y banderas, pero manteniendo su núcleo básico, gobernó en seis períodos (24 años, también discontinuos), quedaron rele - gados a un tercer y cuarto lugar, respectivamente. Este hecho es una manifestación empírica del desalineamiento electoral, un proceso donde los vínculos históricos y la identifcación partidaria, que según el modelo de la Escuela de Michigan ac - túa como ancla del voto, se erosionan hasta volverse inoperantes (Carvalho, 2003; Sulmont, 2010). Figuras que las encuestas habían posicionado como favoritas, como el abogado de discurso confrontativo Juan Diego Castro, también fueron superadas ante el inesperado accionar de un electorado sin lealtades fjas. La campaña estuvo determinada por varios “eventos” como fenómenos im - predecibles de alto impacto en la opinión pública que actuaron como cataliza -
94 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 94 dores del cambio en las votaciones. Por un lado, escándalos de corrupción como el “cementazo”, presumible estafa y escándalo de corrupción político–económi - ca que involucraba representantes y fguras públicas y privadas. Este caso domi - nó la campaña durante varias semanas y profundizó el desprestigio de la clase política, alimentando la desconfanza y abonando el terreno para el “voto casti - go”, un comportamiento electoral de evaluación retrospectiva que penaliza a los gobernantes por su mal desempeño (Fiorina, 1981, citado en Rodón, 2019: 16) Sin embargo, el factor decisivo fue la respuesta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el matrimonio igualitario, emitida ape - nas tres semanas antes de la elección. Este evento activó un potente clivaje ideo - lógico-religioso que polarizó a la sociedad. Para un electorado que opera bajo una racionalidad limitada y sin los atajos cognitivos de la fliación partidista, la postura frente a la resolución de la CIDH se convirtió en el heurístico principal para tomar una decisión (Rodón, 2019: 42). La contienda se simplifcó a una elección entre dos bloques de valores, en línea con el modelo sociológico de la Escuela de Columbia, donde la pertenencia a un grupo de referencia —en este caso, religioso-conservador o secular-liberal— se volvió más determinante que cualquier otro factor (Galais, 2019: 10). Esta dinámica explica el drástico cambio en las encuestas. La mayoría de los aná - lisis, mostraron que para mediados de diciembre del 2017 el candidato del PLN Antonio Álvarez se mantenía en primer lugar, con una intención de voto superior al 40% necesario para triunfar en primera ronda, con Juan Diego Castro, del PIN, en segundo lugar. En esas fechas y coincidiendo con el inicio de la llamada “tregua electoral de fn de año”, Castro se vio desplazado del segundo lugar y Álvarez logró mantenerse liderando, pero por debajo del 40%. Tras el fallo de la CIDH, Fabri - cio Alvarado del PRN y, pocos días después, Carlos Alvarado del PAC tuvieron un rápido crecimiento, especialmente Fabricio fue más acelerado, para terminar en primer y segundo lugar respectivamente, como encarnaciones de los dos polos del nuevo conflicto que los llevó a la segunda vuelta, demostrando cómo, en un contexto de alta volatilidad, un solo tema de gran resonancia emocional puede reconfigurar por completo el escenario político Cuadro 4. Resultados Electorales Consolidados (Primera y Segunda Vuelta 2018). Candidato Partido Votos 1ª Vuelta % 1ª Vuelta Votos 2ª Vuelta % 2ª Vuelta Escaños obtenidos Carlos Alvarado Quesada PAC 464,474 | 21,63% 1,322,908 60,59% 10 /3 Fabricio Alvarado Muñoz PRN 537,992 24,99% 860,388 39,41% 14 /13 Antonio Álvarez Desanti PLN 400,757 18,64% 17 /1 Rodolfo Piza Rocafort PUSC 343,597 15,98% 9 /1 Fuente: Tello, Urbaneja y Vílchez (2024).
95 95 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica 4.1. GEOGRAFÍA ELECTORAL La geografía electoral de 2018 reveló una marcada división territorial en Cos - ta Rica, producto de su propia geografía y desarrollo histórico. Lo cambiante y abrupto del terreno costarricense, así como sus procesos históricos han confgu - rado realidades socioeconómicas diversas concentrando la casi totalidad de las zonas urbanas en un corredor montañoso al centro del territorio y confgurando unas zonas de carácter rural–artesanal esparcidas por las costas atlántica y pací - fca del país y las áreas fronterizas. Este fenómeno se alinea con el concepto clásico de clivaje centro-periferia, una de las divisiones estructurales que, según Lipset y Rokkan (1967, citados en Rodón, 2019), han moldeado los sistemas de partidos en las democracias oc - cidentales. En este caso el desarrollo se ha concentrado históricamente en el corredor montañoso central del país, el Gran Área Metropolitana, dejando a las zonas costeras y fronterizas en una situación de relativa periferia. El análisis espacial del voto demuestra que esta división no es meramente eco - nómica, sino también política y cultural. Como señala Rodón (2019), la geo - grafía es un factor clave en el comportamiento electoral porque “la gente tiende a vivir o a relacionarse con gente que se asemeja, lo cual puede crear efectos en cuestiones políticas, como la polarización ideológica” (Rodón, 2019: 61). El re - sultado de 2018 es una manifestación clara de este principio: En este caso a las zonas urbanas e industriales se asocia la elite política de la nación, la población con mayores recursos, con mejor acceso a la formación educativa y mayor infor - mación. Esto defne un perfl más cónsono con las opciones de carácter liberal y desarrollista. Por el contrario, las zonas más rurales se asocian al voto más con - servador. Así, el Partido Restauración Nacional PRN (Derecha neo-pentecos - tal) obtuvo una mayor votación en las zonas más rurales y de menor nivel socioe - conómico y el Partido Acción Ciudadana PAC (socialdemocracia-progresista) fue mayormente votado en las zonas urbanas y en los niveles socioeconómicos medios y altos. De este modo, la geografía no solo describió la distribución del voto, sino que se convirtió en la expresión visible del nuevo clivaje ideológico- religioso que polarizó al país. 4.2. FRAGMENTACIÓN El colapso del bipartidismo tradicional en Costa Rica no dio paso a un nue - vo orden estable, sino a un escenario político desintegrado. La fragmentación, considerada como “uno de los elementos más destacables del sistema de partidos y del comportamiento electoral” (Szmolka, 2007: 1), se manifestó en las eleccio - nes de 2018 en dos niveles interconectados: en la oferta de los partidos políticos
96 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 96 y en la dispersión del voto popular. Este fenómeno es crucial para comprender la dinámica del presidencialismo, pues impacta directamente en la gobernabilidad al determinar si el poder se encuentra disperso o concentrado (Sartori, 1987, citado en Szmolka, 2007: 2). A nivel de los partidos, la contienda de 2018 presentó trece agrupaciones de diversas orientaciones compitiendo por el poder. Esta proliferación de la oferta no es casual, sino que responde a un sistema con bajas barreras de entrada para la conformación de partidos, como los bajos requisitos de afliación en compara - ción con otros países de la región (Dazarola, 2023: 6). Este diseño institucional, sumado a la crisis de los partidos históricos, facilitó la aparición de “máquinas electorales” construidas en torno a liderazgos personalistas, en lugar de “institu - ciones partidistas” con un anclaje social profundo (Alcántara, 2004: 62). Desde la perspectiva de los votantes, esta amplia oferta se tradujo en una frag - mentación del voto. En un contexto de desalineamiento electoral (Carvalho, 2003), donde las lealtades partidarias se han disuelto, el electorado se encontró sin los anclajes tradicionales del PLN y el PUSC. Al romperse el bipartidismo, la intención de voto se diversifcó y se esparció entre las nuevas opciones que mejor representaban las posturas del emergente clivaje ideológico-religioso. Esta disper - sión del sufragio es el correlato directo de la alta volatilidad electoral; un electora - do sin ataduras es, por defnición, un electorado cuyo voto se fragmenta entre los contendientes que logran capturar su atención en una coyuntura específca. 4.3. IDENTIFICACIÓN PARTIDISTA La elección de 2018 se desarrolló en un escenario marcado por una profunda crisis de la identifcación partidista, concepto central del modelo socio-psicológi - co de Michigan que la defne como una “adhesión afectiva duradera” que orienta al elector (Sulmont, 2010: 3). En Costa Rica, esta tendencia de disociación o pérdida de la identidad partidista venía confgurándose desde la elección de 2002, vincu - lada a una creciente pérdida de credibilidad en las ofertas electorales y en la trans - parencia de la acción gubernamental. Este fenómeno de desalineamiento electoral (Carvalho, 2003: 1239) dejó a una vasta porción del electorado sin los anclajes tradicionales del PLN y el PUSC, convirtiéndolos en votantes “de opinión”, más fuidos y susceptibles a lA fuctuación de la coyuntura. Según diversos análisis, a partir del ciclo electoral de 2002 y hasta 2014, el electorado costarricense mostró la confguración de una creciente disociación o perdida de la identidad partidista vinculada a la desconfanza de credibilidad de las promesas de campaña como en la transparencia de la acción de la gobernanza. Paradójicamente, las elecciones del 2018 lograron convocar al 65% de la pobla -
97 97 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica ción votante y confgurar un nuevo eje bipartidista de facto, protagonizado por el PAC y el PRN (Socialdemocracia-progresismo/Derecha neopentecostal) que deja atrás a los partidos tradicionales (PLN y PUSC).. Sin embargo, este nuevo eje no representaba la restauración de un sistema de lealtades estables, sino la ma - nifestación de una polarización coyuntural, que se ajustó en torno al emergente clivaje ideológico-religioso. La capacidad de este nuevo conficto se traduce en una representación parlamentaria diversa pues al ser un sistema electoral de re - presentación proporcional, busca activamente una alta proporcionalidad. Este diseño institucional busca minimizar la desproporcionalidad, es decir, la desviación entre votos y escaños, que tiende a ser más acentuada en los sistemas mayoritarios. En la práctica, esto signifca que a los partidos pequeños o a las fuerzas emergentes les resulta más fácil obtener representación parlamentaria (Dazarola, 2023: 7). El ascenso del partido evangélico Restauración Nacional, que en un solo ciclo electoral pasó de tener un único diputado a conformar una bancada de 14, es un ejemplo claro de cómo el sistema proporcional permite que nuevas fuerzas políticas capitalicen rápidamente un agudo descontento social o la activación de un nuevo clivaje, como ocurrió en 2018 (Szmolka, 2007). El sistema, por tanto, no solo refejó la división del electorado, sino que facilitó que esa fractura se expresara con toda su complejidad en la Asamblea Legislativa. 4.4. ABSTENCIÓN La comparación demográfca entre las elecciones de 2014 y 2018 muestra un leve incremento de la abstención. Al comparar los resultados electorales del 2014 con los de esta 1ra vuelta del 2018, se observa el incremento de la absten - ción. (Ver cuadro 5) Cuadro 5. Resultados 2014 y 2018. Datos TSE CR. Demografía electoral 2014 2018 Población 4.736.786 4.947.490 Hab. Inscritos 3.051.386 3.322.329 Votantes1.vuelta 2.099.219 2.054.702 Participación 68.19% 65.66 % Votos válidos 2.055.472 2.028.410 Votos en blanco 5.726 4.509 Votos nulos 43.747 20.293 Fuente: Tello, Urbaneja y Vílchez (2024).
98 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 98 4.5. VOLATILIDAD: EL VOTO NÓMADA Y LA RECONFIGURACIÓN DEL ESCENARIO POLÍTICO Si bien la comparación demográfca entre las elecciones de 2014 y 2018 muestra un leve incremento de la abstención, el fenómeno más determinante de la contienda fue la volatilidad electoral, entendida como el “desplazamiento del voto entre los diferentes partidos, en dos elecciones sucesivas” (Carvalho, 2003: 1235). La elección de 2018 en Costa Rica fue la crónica de un electorado en movimiento, cuyas lealtades, desancladas de los partidos tradicionales, migraron masivamente hacia nuevas opciones, reconfgurando por completo el mapa po - lítico en un solo ciclo electoral. Este comportamiento es la manifestación empírica de un profundo proceso de desalineamiento electoral, donde los vínculos psicológicos y sociales que con - forman la identifcación partidaria se han debilitado hasta volverse casi inexis - tentes (Carvalho, 2003; Sulmont, 2010). Un electorado sin “identifcaciones partidarias consolidadas es potencialmente volátil y susceptible... de provocar cambios electorales drásticos” (Carvalho, 2003: 1238). En este contexto, el voto dejó de ser una expresión de lealtad histórica para convertirse en un instrumento de racionalidad práctica y un uso pragmático-utilitario. Cuadro 6. Volatilidad del voto. Elecciones de Costa Rica 2018. Cuadro comparativo de resultados 1ª y 2da vuelta. (Datos TSE CR.). Partido Político Votos 2014 Votos 2018 Variación Absoluta Variación Porcentual (%) Restauración Nacional 27,691 538,504 +510,813 +1844.7% Unidad Social Cristiana 123,653 344,595 +220,942 +178.7% Integración Nacional 3,042 205,602 +202,560 +6658.8% Republicano Social Cristiano - 106,444 +106,444 Nuevo Alianza Demócrata Cristiana - 12,638 +12,638 Nuevo Nueva Generación 5,882 16,329 +10,447 +177.6% De Los Trabajadores 4,897 4,351 -546 -11.1% Accesibilidad Exclusión 10,339 7,539 -2,800 -27.1% Renovación Costarricense 16,721 12,309 -4,412 -26.4% Movimiento Libertario 233,064 21,890 -211,174 -90.6% Liberación Nacional 610,634 401,505 -209,129 -34.2% Acción Ciudadana 629,866 466,129 -163,737 -26.0% Frente Amplio 354,479 16,862 -337,617 -95.2% Fuente: Tello, Urbaneja y Vílchez (2024).
99 99 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica La distribución comparativa de los votos por partido evidencia la magnitud de este sismo electoral. El Partido Restauración Nacional (PRN) experimentó un crecimiento de más del 1800%, mientras que el Frente Amplio, que había sido una fuerza protagónica en 2014, perdió más del 95% de su electorado. Esta masiva migración del voto no solo diezmó a los partidos tradicionales, sino que confguró un nuevo eje bipartidista coyuntural entre el PAC y el PRN. Este fenómeno demuestra cómo, en un sistema de partidos desinstitucionalizado y ante la activación de un clivaje de alta intensidad emocional, el electorado es ca - paz de abandonar sus antiguas fliaciones y realinearse por completo en torno a las fuerzas que mejor representan los nuevos polos del conficto (Ver cuadro 6). 4.6. CLIVAJE SOCIO-IDEOLÓGICO-RELIGIOSO: El término clivaje se refere a las divisiones profundas en una sociedad, donde los confictos sociales se articulan a través de organizaciones como los partidos políticos, confgurando así las lealtades electorales (Sulmont, 2010: 10). La elec - ción de 2018 estuvo marcada por la súbita aparición de un fuerte clivaje que enfrentó una visión cristiano-conservadora con otra laica-modernizante. Esta fractura, latente en la sociedad costarricense, fue activada por un evento crítico: la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos sobre el matri - monio igualitario. En un contexto de desalineamiento electoral, donde las lealtades hacia los partidos tradicionales se habían erosionado (Carvalho, 2003), esta controversia generó una intensa polarización. La campaña se vio inundada por un imaginario religioso que confrontó al catolicismo tradicional y a la creciente comunidad evangélica con las corrientes seculares, un conficto encarnado en la fgura de Fa - bricio Alvarado (candidato del PRN). El sistema electoral proporcional de Cos - ta Rica sirvió como un canal institucional efectivo para que este nuevo conficto social se tradujera directamente en opciones partidistas viables. A diferencia de los sistemas mayoritarios que fuerzan una convergencia, el sistema proporcio - nal permitió a los votantes elegir partidos que representaban directamente sus posturas en este nuevo y apasionado eje de conficto, sin tener que optar por los “males menores” de los partidos tradicionales. 5. LA SEGUNDA VUELTA: LA CONSOLIDACIÓN DE UN BIPARTIDISMO EFÍMERO La segunda vuelta, celebrada el 1 de abril de 2018, se desarrolló en un am - biente de máxima polarización. Los dos fnalistas, Carlos Alvarado (PAC) y Fa - bricio Alvarado (PRN), no representaban a las fuerzas históricas del país, sino a los dos polos del nuevo clivaje que había fracturado a la sociedad costarricense.
100 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 100 5.1. GEOGRAFÍA DE LA POLARIZACIÓN Los resultados del balotaje confrmaron la geografía electoral que se había esbozado en la primera ronda. Las zonas urbanas, nucleadas en el Valle Central, respondieron con un voto mayoritario hacia el PAC, refejando el clivaje centro- periferia que a menudo caracteriza las divisiones políticas (Rodon, 2019). En contraste, las zonas rurales y costeras, con diferentes realidades socioeconómi - cas, se inclinaron de forma contundente por el PRN, consolidando un mapa político dividido no solo por la ideología, sino también por el territorio. 5.2. FRAGMENTACIÓN La fragmentación observada en la primera vuelta se concentró y polarizó en torno a los dos candidatos fnalistas, quienes buscaron alianzas para sumar apo - yos. Los resultados revelaron el surgimiento de un nuevo eje bipartidista (PAC/ PRN), pero este no se basaba en identidades partidarias consolidadas, sino en un cálculo pragmático del electorado. La votación fue un claro ejemplo de ra - cionalidad instrumental, donde los votantes, desprovistos de lealtades afectivas duraderas, emitieron un sufragio basado en la utilidad y en la elección del can - didato que mejor representaba su posición en el conficto central, o que peor representaba la posición contraria (Sulmont, 2010). Tras la fragmentación del voto de la primera vuelta y en un esfuerzo por ase - gurar la victoria en la segunda ronda los partidos contendientes buscaron alian - zas con los partidos minoritarios que les permitiera ganar las elecciones confgu - rando dos grandes bloques de alianzas: 1- Partido Acción Ciudadana (PAC) sumó el apoyo del Partido Unidad So - cial Cristiana (PUSC) y del Frente Amplio (FA).) 2. El Partido Restauración Nacional (PRN), por su parte, aglutinó una coa - lición más amplia que incluyó al Partido Liberación Nacional (PLN), el Partido Integración Nacional (PIN), el Partido Republicano Social Cristiano (PRSC), el Partido Renovación Costarricense (PRC) y el Partido Accesibilidad Sin Ex - clusión (PASE). 5.3. INTENSIFICACIÓN DEL CLIVAJE El período de la segunda vuelta agudizó la polarización. La propaganda se centró en avivar los temores de ambos lados: por un lado, el miedo a la imposi - ción de una agenda “globalista” y liberal; por otro, la “amenaza de arribo al poder de los partidos evangélicos. La intensidad del conficto fue tal que el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) debió intervenir, prohibiendo el uso de púlpitos y ceremonias religiosas para inducir el voto. La marcada mezcla de religión y
101 101 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica política, y la volatilidad de un electorado que debía elegir entre dos opciones extremas, se convirtieron en los fenómenos determinantes de la elección, culmi - nando en el triunfo del Partido Acción Ciudadana (PAC) 5.4. VOLATILIDAD La volatilidad electoral se intensifcó notablemente durante la segunda vuelta, manifestándose no como un simple cambio de preferencias, sino como una reconfguración profunda del panorama político. Este fenómeno fue im - pulsado por el masivo electorado que quedó desamparado tras la derrota de los partidos tradicionales y otras fuerzas en la primera ronda. En un contexto de desalineamiento electoral, donde las lealtades partidistas son débiles o inexisten - tes (Carvalho, 2003), estos votantes no contaban con anclajes ideológicos que guiaran su decisión de manera automática. La decisión en el balotaje se convirtió, por tanto, en un ejercicio de raciona - lidad pragmática y utilitaria (Sulmont, 2010). La aguda polarización generada por el clivaje ideológico-religioso obligó a los electores a tomar una decisión instrumental entre dos proyectos de sociedad antagónicos. La votación fue im - pulsada en gran medida por el rechazo a uno de los candidatos, más que por una adhesión genuina al otro. Las alianzas interpartidistas, formadas por el PAC y el PRN para captar el voto de los partidos minoritarios, actuaron como canales que dirigieron esta migración de sufragios, exacerbando la volatilidad y demos - trando que, en la nueva política costarricense, el voto es un recurso fuido que se desplaza en función de los confictos y los actores que dominan la coyuntura. CONCLUSIONES Las elecciones presidenciales de 2018 no fueron una contienda más para Costa Rica; representaron el punto de quiebre donde las tensiones acumuladas durante años fnalmente reconfguraron el mapa político del país. Aunque se enmarcan en las tendencias de crisis de representación que vive América Latina, estas elecciones marcaron una intensifcación crítica de la abstención, la frag - mentación y la volatilidad que ya se venían gestando desde el ciclo de 2014. Estas elecciones presidenciales de 2018 en Costa Rica marcaron un punto crítico en los índices presentes en 2014 en relación a abstención, fragmentación partidista y volatilidad del voto, se incrementaron. La espacialidad del voto se acentúa confgurando un clivaje geoespacial y se presenta un fenómeno inédito: un clivaje ideológico-religioso que polariza el voto entre la liberalidad de la co - rriente globalista y el ascenso al poder del neopentecostalismo. Estos elementos se analizan como el resultado de un profundo y complejo proceso sociopolítico.
102 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 102 La fragmentación partidista, la abstención y la volatilidad del voto: una vez consolidado el sistema de partidos en el periodo 1953-2002, con el subsecuente bipartidismo tradicional (PLN y PUSC) (1986-2002), los escándalos de corrup - ción y el progresivo desgaste de las prácticas políticas incidieron en los procesos de desconfguración de la identidad partidista, el incremento de la abstención y la emergencia de nuevos partidos que desplazaron a los ya tradicionales. A pesar de la evidente crisis de representación y la pérdida de credibilidad, el sistema político costarricense, se canalizó a través de estructuras partidistas (el PAC y el PRN), que lograron confgurar un nuevo eje bipartidista. Esto confrma el argumento de Al - cántara y Freidenberg (2009) que, si bien los ciudadanos manifestan una enorme desconfanza, los partidos continúan siendo los actores indispensables que “hacen operativo al sistema político”, articulando la competencia y proveyendo los canales para el ejercicio del poder. Sin embargo, aunque los partidos persisten como es - tructuras indispensables, el vínculo que los unía con: La volatilidad: el voto, no atado ya a las fuertes presiones de la lealtad al partido, se expresa ahora como elemento de racionalidad practica y un uso pragmático-utilitario. Esta volatilidad, aunque extrema en Costa Rica, es coherente con una región donde los partidos, a pesar de su esta - bilidad nominal, enfrentan un electorado cada vez menos cautivo. El clivaje o polarización ideológica-religiosa en Costa rica ya experimen - taba procesos de polarización en torno a temas económicos y de corrup - ción desde 1998. En esta elección se presentó un fenómeno inédito: es - timulado por la propaganda y los medios de comunicación, Costa Rica se polarizo y se sintió conminada a decidir entre un partido (PAC) que apuntaba hacia las medidas más liberales de la corriente globalista y otro (PRN) que fue interpretado como la amenaza del ascenso al poder de las corrientes cristianas más ortodoxas y fundamentalistas, el neopentecos - talismo. La espacialidad del voto: consecuencia directa de la polarización, en esta elección se confguró un clivaje geoespacial que defnió dos zonas muy precisas; la zona interna o urbana de carácter socioeconómico medio/ alto con un incremento de votos a favor del PAC (de orientación liberal y globalista) y las zonas rurales, costeras y fronterizas, de trazos socioe - conómicos más pobres las cuales votaron masivamente por el PRN (de orientación conservadora/fundamentalista). El proceso se explica por una concatenación de factores: primero, un pro - fundo desalineamiento electoral (Carvalho, 2003) producto del desgaste de los partidos tradicionales (PLN y PUSC) por escándalos de corrupción y pérdida
103 103 Opción. Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Crisis, clivaje y volatilidad: Un análisis de las elecciones presiden-ciales de 2018 en Costa Rica de credibilidad. Segundo, sobre este terreno de lealtades erosionadas, un evento crítico (la resolución de la CIDH) activó un poderoso clivaje ideológico-reli - gioso que polarizó a la sociedad (Sulmont, 2010). Tercero, un electorado ope - rando bajo una racionalidad limitada utilizó este nuevo clivaje como el principal heurístico o atajo cognitivo para simplifcar su decisión de voto (Rodón, 2019). Finalmente, el sistema electoral proporcional permitió que esta nueva fractura social se tradujera en una fragmentación parlamentaria récord. A pesar de esta evidente crisis de representación, el sistema político se cana - lizó a través de estructuras partidistas (el PAC y el PRN), confrmando el ar - gumento de que, si bien los ciudadanos manifestan una enorme desconfanza, los partidos continúan siendo los actores indispensables que “hacen operativo al sistema político” (Alcántara & Freidenberg, 2001: 19). El voto, liberado de las presiones de la lealtad, se expresó como un elemento de racionalidad pragmática y uso utilitario, reafrmando la imagen de un país que se debate en defniciones para mantener su estabilidad. El devenir de estas fuertes tendencias habría de esclarecerse en las futuras elecciones de 2022. Todos estos elementos reafrman la imagen de un país que se debate en def - niciones para mantener su estabilidad en medio de procesos de crisis. El devenir de estas fuertes tendencias habría de esclarecerse en las futuras elecciones presi - denciales y legislativas del 2022, evento tratado en un posterior análisis. REFERENCIAS Alcántara Sáez, M. (2004). Partidos políticos en América Latina: Precisiones con - ceptuales, estado actual y retos futuros. Revista de Estudios Políticos, 124 , 55–94. Alfaro Redondo, R. (Ed.). (2020). Elecciones 2018 en Costa Rica: Retrato de una democracia amenazada . CONARE - PEN. https://hdl.handle. net/10669/81758 Alfaro Redondo, R., & Gómez Campos, S. (2014). Costa Rica: Elecciones en el contexto político más adverso arrojan la mayor fragmentación partidaria en 60 años. Revista de Ciencia Política, 34 (1), 125–144. Anduiza, E., & Bosch, A. (2004). Comportamiento político y electoral . Editorial Ariel. Carvalho, E. (2003). Volatilidad. En D. Zovatto (Coord.), Diccionario de Derecho Electoral . Universidad Nacional Autónoma de México. Díaz, J. A. (2018). El gobierno del bicentenario en Costa Rica. Foreign Afairs Lati - noamérica, 18 (4), 37–44. https://www.fal.itam.mx
104 Opción . Año. 40 Núm. 104 (mayo-agosto 2024): 85-105 ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-938 Lissett Tello Jacqueline Vílchez Faría 104 Downs, A. (1957). An economic theory of democracy . Harper & Row. (Citado en Kuschick Ramos, 2004) Fiorina, M. P. (1981). Retrospective voting in American national elections . Yale Uni - versity Press. (Citado en Rodón, 2019) Galais, C. (2019). El comportamiento político: Introducción . Fundació per a la Uni - versitat Oberta de Catalunya. Kuschick Ramos, M. (2004). Teorías del comportamiento electoral y algunas de sus aplicaciones [Manuscrito no publicado]. Departamento de Sociología, Uni - versidad Autónoma Metropolitana. Lau, R. R., & Redlawsk, D. P. (2006). How voters decide: Information processing in elec - tion campaigns . Cambridge University Press. (Citado en Sulmont, 2010) Lehoucq, F., & Rodríguez Cordero, J. C. (2004). ¿Modifcando el mayoritarismo? Los orígenes del umbral electoral del 40 por ciento. Revista Parlamentaria, 12 (2), 239–262. Lipset, S. M., & Rokkan, S. (1967). Cleavage structures, party systems, and voter alignments: An introduction. En S. M. Lipset & S. Rokkan (Eds.), Party sys - tems and voter alignments: Cross-national perspectives (pp. 1–64). Free Press. (Citado en Rodón, 2019) Mainwaring, S., & Zoco, E. (2007). Secuencias políticas y estabilización de la com - petencia partidista: Volatilidad electoral en viejas y nuevas democracias. América Latina Hoy, 46 , 147–171. Molina Jiménez, I. (2019). Shangri La en peligro: Las elecciones costarricenses del año 2018 . En D. Díaz Arias & C. Hatzky (Eds.), ¿Cuándo pasará el temblor? Crisis, violencia y paz en la América Latina contemporánea (pp. 187–202). Universidad de Costa Rica. Nohlen, D. (2000). Sistemas electorales: Diccionario electoral . IIDH/CAPEL. Rodón, T. (2019). Comportamiento electoral . Fundació per a la Universitat Oberta de Catalunya. Rosales Valladares, R. G. (2018). Costa Rica: Volatilidad, fragmentación, shock reli - gioso y decisiones de último minuto. En Fundación Konrad Adenauer-Stifung (Ed.), Nuevas campañas electorales en América Latina (pp. 55–67). Fundación Konrad Adenauer. https://dialogopolitico.org/wp-content/uploads/2019/01/ Campa%C3%B1as-electorales-en-Am%C3%A9rica-Latina_WEB.pdf Sartori, G. (1987). Partidos y sistema de partidos . Alianza. (Citado en Szmolka, 2007) Sulmont, D. (2010). Los enfoques teóricos sobre el comportamiento electoral [Docu - mento de trabajo]. Departamento de Ciencias Sociales, Pontifcia Universi - dad Católica del Perú.
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