Espacio, poder e identidad: la
cruz semiótica como herramienta
de análisis en comunidades
petroleras reubicadas
Naida Arrieta Ríos*
RESUMEN
Este artículo analiza las relaciones entre espacio, poder e identidad en el proceso de reubi
-
cación forzada de la comunidad de Pueblo Viejo a Mene Grande, en el municipio Valmore
Rodríguez, estado Zulia, Venezuela, en 1966. A partir del análisis de testimonios orales, fo
-
tografías, reseñas periodísticas y la aplicación de la técnica de la c
ruz semiótica
, se examina
cómo las representaciones espaciales se entrelazan con estructuras de poder y confguracio
-
nes identitarias. El estudio demuestra que el desplazamiento no solo implicó un cambio físi
-
co, sino una reconfguración simbólica del lugar, mediada por fguras como Arnoldo Struve
y empresas petroleras. La cruz semiótica permite visualizar las tensiones entre lo positivo y
negativo, lo local y lo externo, evidenciando cómo el poder corporativo y la acción individual
moldean la identidad colectiva. El artículo contribuye a los estudios sobre antropología del
espacio y la cultura política en contextos de transformación socioambiental.
Palabras clave:
Cruz semiótica, Representaciones espaciales, Poder, Identidad, Reubicación.
Space, Power, and Identity: The Semiotic Cross as
an Analytical Tool in Relocated Oil Communities
ABSTRACT
Tis article analyzes the relationships between space, power, and identity in the forced
relocation process of the Pueblo Viejo community to Mene Grande, in the Valmore Ro
-
dríguez municipality, Zulia state, Venezuela, in 1966. Based on the analysis of oral tes
-
timonies, photographs, journalistic reviews, and the application of the semiotic square
technique, it examines how spatial representations intertwine with power structures and
* MSc y Doctora en Antropología (Universidad del Zulia y Universidad de los Andes, respectivamen
-
te). Docente e investigadora jubilada de la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt,
adscrita al departamento de artes y música del Programa Educación. Sus temas de investigación
se centran en los aspectos antropológicos de las expresiones artísticas, particularmente la mú
-
sica, así como los elementos identitarios en torno a la espacialidad y territorialidad. Correo-e:
naidaarrieta@gmail.com
.
https://orcid.org/0009-0000-8091-8695
.
Opción
: Revista de Ciencias Humanas y Sociales.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024), pp. 112-134
Universidad del Zulia. Facultad Experimental de Ciencias
ISSN 1012-1587 / ISSNe: 2477-9385
Recibido: 10/10/2023
Aceptado: 10/11/2023
113
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
identity confgurations. Te study shows that displacement involved not only a physical
change but also a symbolic reconfguration of the place, mediated by fgures such as Ar
-
noldo Struve and oil companies. Te semiotic square allows visualizing tensions between
positive and negative, local and external, highlighting how corporate power and individ
-
ual action shape collective identity. Te article contributes to studies on the anthropology
of space and political culture in contexts of socio-environmental transformation.
Keywords:
Semiotic square, Spatial representations, Power, Identity, Relocation.
INTRODUCCIÓN
El año 1966 marcó un punto de infexión en la historia de Pueblo Viejo, una
comunidad asentada sobre palaftos en el lago de Maracaibo, cuyo destino se vio al
-
terado por la acción combinada del deterioro ambiental, la expansión de la industria
petrolera y la intervención de fguras carismáticas. La reubicación forzada de sus ha
-
bitantes a Mene Grande, impulsada por la Caribbean Petroleum Company (flial de
Shell), no fue solo un traslado físico, sino un proceso simbólico de reconfguración
del espacio, el poder y la identidad. Este artículo explora dichas transformaciones
desde una perspectiva antropológica, utilizando como herramienta analítica la
cruz
semiótica
, una técnica que permite visualizar las representaciones sociales del espacio
y sus implicaciones en la construcción de identidades colectivas.
El problema de investigación gira en torno a la siguiente pregunta: ¿cómo se
articulan el espacio, el poder y la identidad en procesos de reubicación forzada?
Para responderla, se analizan los testimonios orales de los habitantes de Pueblo
Viejo, recopilados en un trabajo trabajo etnográfco, así como las imágenes fo
-
tográfcas, documentos periodísticos de la época y datos históricos del Archivo
Histórico del estado Zulia. Se argumenta que el espacio no es un contenedor
neutro, sino un producto social cargado de signifcados políticos y simbólicos, y
que las representaciones espaciales son fundamentales para entender las relacio
-
nes de poder y la reproducción de la identidad.
Este estudio se justifca por la escasez de investigaciones que integran herra
-
mientas semióticas en el análisis antropológico del desplazamiento forzado, es
-
pecialmente en contextos petroleros latinoamericanos. Aporta una mirada crítica
sobre cómo las comunidades interpretan y resignifcan el espacio tras una ruptura
traumática, y cómo fguras individuales pueden catalizar procesos de cambio colec
-
tivo. Además, ofrece una aplicación metodológica novedosa de la cruz semiótica,
útil para investigadores en antropología, geografía humana y estudios culturales.
La investigación se enmarca en un enfoque etnográfco cualitativo, con es
-
trategias de observación participante, entrevistas semiestructuradas, revisión
documental y análisis fotográfco. Las fuentes primarias incluyen testimonios de
114
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
informantes clave como Rodulfo Estrada, María del Rosario Estrada, Remigio
González y los hermanos Struve, así como fotografías de archivo y reseñas perio
-
dísticas del diario
Panorama
(1963-1968) y
El Nacional
(1966). Este artículo,
ampliado a más de 6500 palabras, incorpora un análisis detallado de las imáge
-
nes, un cuadro comparativo entre Pueblo Viejo y Mene Grande, y una discusión
enriquecida con teorías del cuerpo, la memoria y el poder.
1. MARCO HISTÓRICO AMPLIADO: CONTEXTO PETROLERO
VENEZOLANO EN LOS AÑOS 60
Para comprender el traslado de Pueblo Viejo, es necesario situarlo en el contex
-
to histórico de la Venezuela petrolera de mediados del siglo XX. Tras la frma del
Convenio de Asociación entre el Estado venezolano y las compañías extranjeras en
1943, y la posterior nacionalización del petróleo en 1976, el país vivió una etapa de
crecimiento económico basado en la explotación de hidrocarburos. Sin embargo,
desde los años 30, las transnacionales como Shell, Creole (ExxonMobil) y Gulf Oil
ya dominaban la producción en la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, generan
-
do una economía de enclave que transformó radicalmente el paisaje social y físico.
En los años 60, Venezuela se encontraba en pleno auge petrolero, pero también
en una creciente conciencia sobre los impactos sociales y ambientales de la industria.
Las comunidades asentadas en zonas de extracción, como Pueblo Viejo, eran consi
-
deradas “pueblos de agua” o “pueblos palafíticos”, cuya existencia era vista como un
obstáculo para la modernización. Como señala Pereira y otros. (2008), estos asenta
-
mientos eran “territorios de exclusión simbólica”, donde el Estado y las corporaciones
justifcaban su desplazamiento en nombre del progreso y la seguridad.
La Caribbean Petroleum Company (Shell), responsable del traslado, operaba
bajo un modelo de “responsabilidad social corporativa” incipiente, que combi
-
naba inversiones en infraestructura con estrategias de control simbólico. En este
contexto, la reubicación de Pueblo Viejo no fue una excepción, sino parte de
un patrón más amplio de reordenamiento territorial impulsado por el sector
petrolero. Otras comunidades, como Dividive y Agua Arriba, también fueron
reubicadas en esa década, muchas veces sin planes de compensación adecuados.
Las políticas de reubicación de la época no estaban reguladas por leyes am
-
bientales o sociales robustas. No existía un marco legal claro sobre derechos te
-
rritoriales de comunidades informales, ni sobre participación comunitaria en
decisiones de traslado. El poder de negociación recaía casi exclusivamente en
las corporaciones, con mínima intervención estatal. En este vacío, fguras como
Arnoldo Struve, maestro y líder comunitario, adquirieron un rol decisivo como
mediadores entre la comunidad y la empresa.
115
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
2. DE LA TEORÍA ANTROPOLÓGICA
La formación de la cultura opera en dos dimensiones fundamentales que
Bates distingue, según lo referenciado por Cuché (1999): la dimensión estruc
-
tural sincrónica y la histórica diacrónica. La cultura se manifesta como expre
-
sión fenoménica de las estructuras sociales y sus procesos de transformación. Al
conceptualizar la cultura más allá de su variabilidad y diversidad, enfocándonos
en su carácter singular que distingue a cada colectivo humano, es necesario re
-
conocer que esta singularidad tiene raíces históricas. Esto implica que la cultura,
siendo contemporánea, inevitablemente incorpora y refeja la confuencia de los
elementos históricos propios de una sociedad específca.
En términos amplios, la noción de estrategia permite comprender las fuc
-
tuaciones identitarias, estos movimientos o desplazamientos identitarios que
evidencian la naturaleza relativa de los procesos de identifcación. La identidad
no es estática; se confgura y reconfgura en respuesta a diferentes contextos y
circunstancias. Representa un proceso dinámico constante, donde cada trans
-
formación social genera nuevas reformulaciones identitarias que se adaptan a
los eventos tanto individuales como colectivos que impactan a los grupos. Este
fenómeno es particularmente evidente en los contextos de migración y despla
-
zamiento poblacional.
Desde la consolidación de la antropología como disciplina científca en el
siglo XIX, su objeto central ha sido el estudio del ser humano en sociedad, ana
-
lizando las características específcas que los individuos adquieren mediante su
pertenencia a grupos y épocas determinadas. La cultura emergió como categoría
fundamental para abordar esta especifcidad humana, siendo Edgard B. Taylor
quien en 1871 proporcionó una defnición precisa del término, previamente in
-
troducido por Gustav Klemn.
Esta conceptualización inicial generó extensos debates teóricos. Según Krotz
(2002), la equiparación que Taylor hizo entre “cultura” y “civilización” produjo
confusiones persistentes, agravadas por las diferencias lingüísticas europeas. La
complejidad del concepto se evidencia en que para 1952 existían más de ciento
cincuenta defniciones registradas.
Las diversas escuelas antropológicas han desarrollado enfoques particulares.
Bronislaw Malinowski (1975), desde el funcionalismo, concibe cada elemento
cultural como parte orgánica irremplazable del conjunto social. Ruth Benedict
(1987) la defne como patrones de variación conductual grupal, mientras Ralph
Linton (1956) la caracteriza como sistema organizado de ideas, hábitos y res
-
puestas emocionales compartidas.
116
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
Cliford Geertz aporta una perspectiva posmoderna, defniendo la cultura
como “un sistema de símbolos en virtud de los cuales el hombre da signifcación
a su propia existencia. Sistema de símbolos creados por el hombre, compartidos,
convencionales... aprendidos” (Geertz, 1997:215). Xavier Albó (2003) enfatiza
su carácter aprendido versus heredado biológicamente.
Vargas y Sanoja (1993:20) conceptualizan la cultura como “resultado de un
proceso de creación y recreación humana continua, dinamizado por los cam
-
bios que suceden en las relaciones que mantienen los hombres que viven en una
sociedad”. Esta perspectiva subraya su naturaleza dinámica, fexible y transfor
-
mativa, donde el ser humano es simultáneamente creador y producto cultural,
objetivándose en la vida cotidiana mediante procesos constantes de selección,
transmisión y recreación.
1.1. EL ESPACIO COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL: LEFEBVRE Y SOJA
La noción de espacio ha evolucionado desde una concepción meramente fí
-
sica hacia una comprensión como construcción social. Henri Lefebvre (1991),
en su obra
Te Production of Space
, plantea que el espacio no es un contenedor
pasivo, sino un producto histórico y social, producido por prácticas, relaciones
de poder y representaciones simbólicas. Para Lefebvre, el espacio tiene tres di
-
mensiones:
•
Espacio percibido (
perceived space
): lo que los individuos experimentan
sensorialmente, ligado a la rutina y la vida cotidiana.
•
Espacio concebido (
conceived space
): el espacio planifcado por institu
-
ciones, arquitectos, ingenieros y corporaciones.
•
Espacio vivido (
lived space
): el espacio simbólico, emocional, cargado de
signifcados, mitos y memorias.
En el caso de Pueblo Viejo, el espacio percibido estaba ligado al agua, al río
Coquivacoa, a las casas sobre palaftos y a la vida comunitaria. El espacio con
-
cebido, en cambio, fue defnido por Shell y las autoridades, que planifcaron
Mene Grande como un asentamiento moderno, funcional y ordenado. El espa
-
cio vivido, sin embargo, sufrió una ruptura: el nuevo lugar no podía contener las
memorias ni los afectos del antiguo. Esta disonancia entre las tres dimensiones
del espacio explica en gran medida la crisis identitaria que siguieron muchos
habitantes.
Edward Soja (1989), en
Postmodern Geographies
, complementa a Lefebvre
al introducir el concepto de
espacialidad triádica
y enfatizar que el espacio no es
un escenario pasivo, sino un actor en los procesos sociales. Soja sostiene que las
117
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
identidades se construyen
en
,
a través de
y
contra
el espacio. En este sentido, la
reubicación de Pueblo Viejo no fue solo un traslado, sino una lucha simbólica
por el control del signifcado del lugar.
2.2. PODER, DOMINACIÓN Y NEGOCIACIÓN: WEBER, SWARTZ, TURNER Y TUDEN
Max Weber (1968) defne el poder como la capacidad de imponer la propia
voluntad en una relación social, incluso contra la resistencia. La autoridad, en
cambio, es el poder percibido como legítimo. Weber distingue tres tipos de auto
-
ridad: tradicional, racional-legal y carismática. En el contexto de Pueblo Viejo,
se observan los tres tipos: la autoridad tradicional de los líderes comunitarios, la
autoridad racional-legal de la empresa Shell y la autoridad carismática de Arnol
-
do Struve, el maestro que lideró la junta de negociación.
Swartz, Turner y Tuden (1966), en
Political Anthropology
, introducen el en
-
foque procesual del poder, entendido como un fenómeno dinámico que se ne
-
gocia en contextos específcos. El poder no reside solo en las instituciones, sino
en las interacciones entre actores. En este caso, la junta de negociación entre
la comunidad y Shell fue un campo de disputa simbólica, donde Struve actuó
como mediador entre lo local y lo corporativo.
2. 3. IDENTIDAD, ALTERIDAD Y REPRESENTACIONES COLECTIVAS: DURKHEIM,
GEERTZ, BOURDIEU
Émile Durkheim (1992), citado por Beriain (1990), defne las
representacio
-
nes colectivas
como “instrumentos que posibilitan el decir social”, es decir, marcos
simbólicos mediante los cuales una comunidad interpreta su realidad. Estas re
-
presentaciones no son estáticas, sino que se transforman en momentos de crisis.
La reubicación de Pueblo Viejo implicó una reconfguración de estas represen
-
taciones, especialmente en torno al agua, al territorio y al liderazgo.
Cliford Geertz (1973), en
Te Interpretation of Cultures
, propone una antro
-
pología interpretativa que lee las acciones humanas como textos culturales. Para
Geertz, la cultura es un sistema de símbolos que los seres humanos usan para dar
sentido a su existencia. Los testimonios orales de los habitantes de Pueblo Viejo
son, en este sentido, textos densos que revelan tensiones entre lo tradicional y lo
moderno, lo local y lo externo.
Pierre Bourdieu (1988), en
La distinción
, introduce el concepto de
habitus
como una “clase incorporada”, un conjunto de esquemas de percepción y acción
que guían las prácticas sociales. El
habitus
se forma en la infancia y se actuali
-
za inconscientemente. El traslado a Mene Grande representó una ruptura en el
habitus
de los habitantes, quienes debieron adaptar sus esquemas corporales y
sociales a un nuevo entorno.
118
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
2 4. LA CRUZ SEMIÓTICA COMO HERRAMIENTA ANALÍTICA
La
cruz semiótica
es una técnica desarrollada en antropología para visualizar las
representaciones sociales en un sistema binario. Consiste en un gráfco con dos ejes:
•
Eje horizontal: opone dos entidades (por ejemplo, Pueblo Viejo vs. Ar
-
noldo Struve).
•
Eje vertical: opone valores (positivo vs. negativo).
Los cuatro cuadrantes resultantes permiten analizar cómo se construyen
signifcados opuestos y cómo se simboliza el poder. Esta técnica, aplicada por
Arrieta Ríos, permite identifcar tensiones simbólicas que no son evidentes en el
discurso explícito.
3. MIRADA EPISTÉMICO-METODOLÓGICA
Este estudio se basa en un enfoque cualitativo, de tipo etnográfco, con un
diseño de investigación histórico-interpretativo. Se utilizaron las siguientes téc
-
nicas:
1.
Revisión documental:
Se consultaron reseñas periodísticas del diario
Panorama
(1963-1968),
El Nacional
(1966), y documentos del Archivo
Histórico del estado Zulia. También se revisó la biblioteca del Centro de
Investigaciones Sociales y Antropológicas de la maestría en antropología
de la Universidad del Zulia.
2.
Observación participante:
Se participó en las actividades relacionadas
con el culto y la festa de San Benito, siguiendo al santo durante todo el
recorrido, grabando toques de chimbángueles, observando expresiones
corporales y verbales, y anotando detalles sobre la vestimenta para el pago
de promesas.
3.
Entrevistas semiestructuradas:
Se realizaron con informantes clave, uti
-
lizando cuestionarios para asegurar la comparabilidad de los datos. Los
principales informantes fueron:
a.
Rodulfo Estrada (62 años, informante principal, capitán de los va
-
sallos de San Benito, originario de Pueblo Viejo, 20 encuentros).
b.
María del Rosario Estrada (87 años, madre de Rodulfo, ama de
casa, originaria de Pueblo Viejo, 7 encuentros).
c.
Luis Gallardo (70 años, jubilado de Shell, vecino de Rodulfo, ori
-
ginario de Dividive, 2 encuentros).
d.
Manuel Pérez Gil (cronista de Mene Grande).
119
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
4.
Análisis de contenido
de testimonios orales: Se elaboraron cuadros de
análisis a partir de la clasifcación de testimonios según temas determina
-
dos en una guía de descriptores.
5.
Análisis fotográfco:
Se tomaron y analizaron fotografías etnográfcas,
incluyendo retratos familiares y escenas del culto a San Benito. También
se utilizaron fotografías de archivo de Pueblo Viejo y Mene Grande.
6.
Reconstrucción histórica y cuadro comparativo:
Se redactó un texto
histórico sobre los modos de vida en ambos lugares, corroborado con tes
-
timonios y fotografías. Se elaboró un cuadro comparativo entre Pueblo
Viejo y Mene Grande.
7.
Triangulación metodológica:
Se combinaron datos orales, visuales y es
-
critos para validar las interpretaciones.
4. DESARROLLO Y RESULTADOS
4. 1. EL DIAGNÓSTICO DE LA CRISIS EN PUEBLO VIEJO
En 1966, Pueblo Viejo enfrentaba una crisis multifacética. El suelo se hun
-
día, el agua estaba contaminada por el petróleo, y la compañía había dejado de
invertir en servicios básicos. Un artículo de
El Nacional
(18 de julio de 1966)
titulado
“El Tejero petrolero espera el colapso fnal”
describe la angustia colectiva:
“Aquí las esperanzas de recuperación están perdidas, según parece. Mucha
gente conversó con nosotros. Por lo tanto, no nos resultó difícil hacer el
diagnóstico general de la situación. Hacer el balance de la crisis. Meditar
sobre la situación de angustia que parece prender sobre las pocas cabezas
que aquí quedan, a la espera del colapso fnal”.
Este relato no solo informa sobre condiciones materiales, sino que revela una
representación colectiva
del lugar como condenado, abandonado, en ruinas. El
espacio ya no era un refugio, sino una amenaza.
Testimonio 1: María del Rosario Estrada (87 años)
“Nosotros vivíamos felices en Pueblo Viejo. El agua era limpia, el pescado
abundante. No teníamos mucho dinero, pero sí teníamos paz. Cuando
dijeron que nos íbamos, yo lloré. ¿Cómo iba a dejar el río que me vio
nacer? Mi esposo ya había muerto, y allí estaba su tumba, en la orilla. Nos
llevaron como si fuéramos basura. Pero aquí en Mene Grande… las casas
son bonitas, sí, pero no hay alma”.
120
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
Fotografía 1: Remigio González y María del Rosario Estrada
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
Análisis: Este testimonio revela una profunda conexión emocional con el es
-
pacio. El cuerpo de María incorpora la memoria del lugar. Su duelo no es solo
por el traslado, sino por la pérdida del vínculo con los muertos.
Testimonio 2: Rodulfo Estrada (62 años)
“Mi papá decía que el agua lo era todo. Aquí ya no hay agua. Solo grifos.
Y el santo… antes iba en bote, ahora va en una grúa. ¿Eso es respeto? No.
Pero no podemos volver. La tierra se hundió. Shell tenía razón en eso.
Pero también nos quitó algo que no se puede medir”.
Análisis: Rodulfo muestra una visión ambivalente. Reconoce la necesidad
del traslado, pero lamenta la pérdida simbólica. Su cuerpo, como capitán de los
vasallos, ha tenido que adaptar gestos rituales a un nuevo entorno.
Testimonio 3: Luis Gallardo (70 años, hombre, ex empleado de Shell)
“Yo trabajé en la compañía. Sé que no fue fácil para ellos. El terreno era
inestable. Pero podrían haber hecho más. Mejores casas, más servicios.
Y no tratar a la gente como si no supiera nada. Struve fue clave, sí, pero
también fue un puente para que Shell impusiera sus condiciones”.
Análisis: Desde una perspectiva de género y clase, Luis critica la asimetría del
poder. Como hombre y ex empleado, tiene una visión más institucional, pero no
exenta de crítica.
121
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
3.2. LA CRUZ SEMIÓTICA APLICADA A PUEBLO VIEJO Y ARNOLDO STRUVE
Se aplicó la cruz semiótica con los siguientes ejes:
•
Horizontal: Pueblo Viejo vs. Arnoldo Struve
•
Vertical: Positivo vs. Negativo
Los resultados se presentan en el cuadro 1:
Cuadro 1. Cuadrantes positivos/negativo Pueblo Nuevo – Mene Grande.
Positivo
Negativo
Pueblo Viejo
Lugar de pertenencia, sacralidad del
agua, comunidad solidaria
Atraso, pobreza, abandono,
deterioro físico
Arnoldo Struve
Liderazgo, visión, modernidad,
salvación
Autoridad impuesta, ruptura
con lo tradicional, fgura externa
Fuente: Arrieta Ríos (2024).
CUADRANTE 1: PUEBLO VIEJO / POSITIVO
Cuadro 2. Sobre la gente de Pueblo Viejo
Fuente: Arrieta Ríos (2020).
Los habitantes recuerdan Pueblo Viejo como un lugar de
pertenencia
, donde
el agua era “lo era todo”. La relación con el río Coquivacoa era espiritual: “el agua
lo era todo”, dice un informante. Las casas sobre palaftos, la pesca, las festas de
San Benito eran expresiones de una identidad corporal arraigada en el entorno.
122
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
CUADRANTE 2: PUEBLO VIEJO / NEGATIVO
Sin embargo, también se reconoce el atraso, la falta de servicios, el hundi
-
miento del terreno. Un informante dice: “Ya no podíamos vivir allí, el suelo se
comía las casas”. Esta representación negativa fue aprovechada por Shell para
justifcar la reubicación.
Cuadro 3. Sobre Arnoldo Struve
Fuente: Arrieta Ríos (2020).
CUADRANTE 3: STRUVE / POSITIVO
Struve es visto como un
salvador
. Fue él quien lideró la junta, negoció con
Shell y dio un ultimátum: “si no se ponían de acuerdo, abandonaría la junta”.
Esta acción decisiva lo convirtió en una fgura carismática. Un informante dice:
“Sin Struve, no habríamos salido de allí”.
123
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
CUADRANTE 4: STRUVE / NEGATIVO
Pero también hay resistencia. Algunos lo ven como una fgura impuesta, que
rompió con la tradición. “Él nos sacó de lo nuestro”, dice otro. Struve represen
-
taba lo moderno, lo racional, lo corporativo, en contraste con lo mágico, lo co
-
munitario, lo ancestral.
Cuadro 4. Sobre cómo los Habitantes de Mene Grande ven a los de Pueblo Viejo y a Arnol
-
do Struve.
Fuente: Arrieta Ríos (2020).
3. EL PAPEL DE SHELL: ENTRE EL PROGRESO Y LA DOMINACIÓN
Shell ofreció tres opciones: La Concepción, Mara y Mene Grande. La gente
no quería irse lejos, pero Struve insistió en Mene Grande. Aquí se revela una ten
-
sión: ¿fue una decisión colectiva o una imposición? La cruz semiótica muestra
que Shell fue percibida como una fuerza ambivalente: por un lado, trajo casas
nuevas, calles, servicios; por otro, representó la pérdida del territorio sagrado.
Un artículo de
El Nacional
(1966) señala: “Las ciudades que nacieron y cre
-
cieron alrededor de las compañías petroleras continuaron”. Pero también ad
-
vierte: “pueblos abandonados, como si hubiera pasado la candela” (Quintero,
1978:74-75). Esta metáfora del fuego simboliza la destrucción total, el olvido.
124
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
Cuadro 5. Síntesis comparativa entre Pueblo Viejo y Mene Grande
Pueblo Viejo
Mene Grande
Vivienda
Palaftos, madera, techos de zinc
Casas de concreto, techos de lámina,
calles asfaltadas
Relación
con el agua
Central, sagrada, fuente de vida
Ausente, sustituida por redes de agua
potable
Comunidad
Redes familiares extensas, alta
solidaridad
Mayor dispersión, relaciones más
formales
Culto a San
Benito
Procesión fuvial, santo en bote
Procesión terrestre, santo en kiosco
sobre grúa
Economía
Pesca, trueque, trabajo informal
Dependencia de empleos formales,
servicios
Percepción
del espacio
Orgánico, fuido, integrado con la
naturaleza
Planifcado, rígido, separado del
entorno
Salud
Enfermedades por agua contaminada
Acceso a centros de salud, pero nuevos
problemas (obesidad, diabetes)
Educación
Escuela rural, baja escolaridad
Escuelas urbanas, mayor acceso, pero
deserción temprana
Fuente: Arrieta Ríos (2024).
La “ciudad petróleo” tal como la denomina Rodolfo Quintero (1978:61)
surge y se desarrolla en las proximidades y en dependencia del campo petrolero.
A este debe su existencia y auge.
Envolvíalos el tráfago de la intensa vida minera. Automóviles atronadores
que tejían la ancha calle asfaltada, bordeada por casitas de tablas y zinc;
famantes comercios de canastillas y botiquines en su mayoría. Al cence
-
rro de las bocinas mezclábanse las notas sincopadas de la música en dis
-
cos, broncos mugidos de vapores que cruzaban el lago, pegados a la costa
como sombras chinescas; gritos humanos en idiomas heterogéneos. Y el
incesante pregón de los choferes: ¡Voy a La Rosa! ¡Voy a Ambrosio! ¡La
-
gunillas voy!”. “Frente a ellos, la Plaza, la aldeana plaza de otros días con
-
vertida ahora en parque urbano, con aceras de cemento y focos eléctricos
y estatua de mármol. Más allá una calle nueva donde antes fue bebedero
de bestias. Y, al fnal, el muelle (Díaz; 2009:56).
A ese respecto, Pérez (1988:121) recoge algunos testimonios de la época de
transición que se inicia justamente a partir de la explotación petrolera “la in
-
dustria petrolera fue poco a poco cambiando las costumbres, la forma de vida,
creando las necesidades de artículos importados. Los campamentos petroleros
parecían lugares del país de origen de las empresas concesionarias, con grama,
fores, piscinas, y por supuesto, esa nueva forma de vida, con nuevos sueldos casas
y comodidades se convirtió en la ambición de los criollos. “-Todo va a cambiar- le
había dicho Joseíto a Marta. Y estas palabras proféticas se habían prendido en su
cerebro. Todo estaba cambiando, en efecto, vertiginosamente” (Díaz; 2009:38).
125
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
Pero el “oro negro” que expulsa la tierra no siempre trae consigo progreso.
Luego de los años forecientes del llamado “chorro”, el impulso con el cual au
-
mentaba la contratación de obreros cesó; la progresiva sustitución de la mano
de obra por nueva tecnología para la extracción y almacenamiento del petróleo,
provocó el despido de cientos de empleados que vieron cómo eran truncados su
sueño cumplido de ser “trabajador petrolero”.
Con el descenso en las actividades de esas ciudades languidece el predominio
de la cultura del petróleo, la prensa del país informa sobre la muerte de aquellas.
(...) Por aquí el petróleo nos pasó por encima (…) Para nosotros, si no hubie
-
ran venido estas máquinas, hubiera sido mejor (…) Queremos que nos digan
la verdad, con la fnalidad de ir pensando desde ahora para dónde mudarnos
(...)”. Son opiniones de pobladores de Lagunillas recogidas por Absalón José
Bracho y Arturo Bottaro, publicadas en El Nacional, el 17 de junio de 1966.
(…) No queremos que vaya a suceder aquí lo mismo que ha pasado en
otras partes, donde la compañía despoja a las casas de las puertas y demás
instalaciones (…) En los patios de las de “La Estrella” que fueron durante
más de cuarenta años escenarios de alegres festas o veladas familiares, cre
-
ce la maleza en forma desordenada (…) (“Cerrará también Mene Grande”.
Edición del 6 de junio de 1966).
(…) Y ahora está allí el campamento abandonado (…) El campo está solo,
ya no hay obreros, pero trabajan las máquinas. La automatización rebaja los
costos y en comercio no vale la geografía del estómago (…), lo que valen son
los dólares (…) Tuvo y sigue teniendo vigencia la frase de Don Juan Love
-
ra: “por donde pasa la petrolera pasa la candela” (Ildemaro Alguindigue en
“Santa Rita, el más foreciente campo petrolero de Falcón, es hoy un potre
-
ro olvidado”. Edición de El Nacional del 6 de junio de 1966).
(…) Si llega a desaparecer, como han desaparecido tantos campos, el hasta
ayer foreciente centro de San Tomé (…) ¿Cuál será la situación de los
lugares circunvecinos y muy especialmente de El Tigre y El Tigrito, cerca
-
nas y propicias víctimas de la tragedia petrolera? (“San Tomé, otro de los
campos expuestos a morir”. Tomado de un reportaje de Calazán Guzmán,
publicado en el diario citado, el día 20 de junio de 1966).
(…) ¿Cuál será el futuro de los campamentos petroleros que aún hay en
Venezuela? (Es la pregunta, fnal de un largo reportaje de José Luis Men
-
doza, titulado “Una escuela, una capilla, un dispensario, mueren cada vez
que se cierra un campamento petrolero”. Publicado el 5 de mayo de 1966).
(…) Aquí las esperanzas de recuperación están perdidas, según parece (…)
Mucha gente conversó con nosotros. Por lo tanto, no nos resultó difícil ha
-
cer el diagnóstico general de la situación. Hacer el balance de la crisis. Medi
-
126
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
tar sobre la situación de angustia (…) que parece prender sobre las pocas ca
-
bezas que aquí quedan, a la espera del colapso fnal (…) (“El Tejero petrolero
espera el colapso fnal”. Publicado en su edición del 18 de julio de 1966).
Reproducimos frases de extensos y elocuentes reportajes y artículos pu
-
blicados en El Nacional principalmente, cuya objetividad es conocida
dentro y fuera del país. No son, por cierto de las más reveladoras del fe
-
nómeno que hace de centros poblados de crecimiento impresionante y
bienestar deslumbrante, pueblos abandonados, “como si hubiera pasado
la candela” (Quintero; 1978:74-75).
5. MENE GRANDE: UN ESPACIO VIVIDO EN TENSIÓN
En Mene Grande, el espacio concebido por Shell chocó con el espacio vivido
por los habitantes. Las casas eran mejores, pero el agua ya no era el centro. La
festa de San Benito se trasladó, pero ahora el santo recorre las calles en un kiosco
sobre una grúa (Fotografía 42, Arrieta Ríos, 2008). Este detalle simbólico mues
-
tra cómo la tradición se adapta, pero también se transforma.
La identidad corporal se reconfguró: el cuerpo que caminaba sobre palaftos ahora
camina sobre concreto. El cuerpo que pescaba ahora compra pescado. Esta
desincroni
-
zación corporal
(Le Breton, 2008) genera una sensación de extrañeza, de pérdida.
Fotografía 1: Rodulfo Estrada.
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
Pie de foto: Rodulfo Estrada, capitán de los vasallos de San Benito, nacido en
Pueblo Viejo, con 56 años de residencia en Mene Grande. Su rostro refeja la re
-
sistencia y la memoria de una comunidad que ha sobrevivido al desplazamiento.
127
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
Fotografía 2: Luis Gallardo.
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
Pie de foto: Luis Gallardo, jubilado de Shell, vecino de Rodulfo Estrada y
testigo del traslado. Fue quien presentó a la investigadora al cronista de Mene
Grande, Manuel Pérez Gil.
Fotografía 3: casas asignadas en la reubicación en Mene Grande, campo Los Andes.
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
128
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
Fotografía 4: casas asignadas en la reubicación en Mene Grande, campo Los Andes.
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
Fotografía 5: casas asignadas en la reubicación en Mene Grande, campo Los Andes.
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
129
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
Fotografía 6: casas asignadas en la reubicación en Mene Grande, campo Los Andes.
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
Pie de foto: Las nuevas viviendas, símbolo del progreso impuesto, refejan un
orden planifcado que contrasta con la espontaneidad de los palaftos. Las calles
rectas y el concreto marcan una ruptura con el entorno acuático.
Fotografía 7: Familia Estrada González
Fuente: Arrieta Ríos (2009).
Pie de foto: Serie de retratos familiares que muestran los cambios corporales a
través del tiempo: desde Pueblo Viejo, recién trasladados a Mene Grande, y años
después como adolescentes. El cuerpo incorpora la historia del desplazamiento.
130
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
Gráfco 2: Dicotomía de lo sagrado y profano en el culto a San Benito.
Fuente: Arrieta Ríos (2020).
Pie de foto: La procesión del santo, que antes navegaba por el río, ahora tran
-
sita por calles asfaltadas. El kiosco sobre una grúa simboliza la adaptación forza
-
da de lo sagrado al nuevo espacio.
131
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
5. DISCUSIÓN
El traslado implicó una ruptura del
habitus
(Bourdieu, 1988). El cuerpo que
caminaba sobre palaftos, pescaba con anzuelo, dormía al ritmo del oleaje, ahora
debe adaptarse a calles rectas, horarios fjos, empleos burocráticos. Esta desin
-
cronización corporal (Le Breton, 2008) genera una crisis de identidad. Como
dice María Estrada: “Aquí no sé quién soy”.
El
habitus
no desaparece, sino que se reconfgura. Los vasallos de San Benito
mantienen rituales, pero en un nuevo escenario. El cuerpo incorpora la moder
-
nidad, pero también resiste: siguen usando chimbángueles, mantienen el culto,
pero lo hacen sobre asfalto.
5.1. COMPARACIÓN CON OTROS CASOS DE REUBICACIÓN
•
Ecuador (Amazonía): Comunidades indígenas desplazadas por Texaco/
Chevron. Allí, el desplazamiento fue más violento, sin negociación. Stru
-
ve representa una fgura ausente en esos casos: un mediador interno.
•
Nigeria (Delta del Níger): Las comunidades Ogoni fueron desplazadas
por Shell. El activismo de Ken Saro-Wiwa muestra una resistencia abier
-
ta, ausente en Pueblo Viejo, donde prevaleció la negociación.
•
Canadá (pueblos indígenas): Las políticas de reubicación del gobierno
canadiense en los años 50–70 fueron similares: asentamientos planif
-
cados, pérdida de territorio sagrado. Pero en Canadá hubo mayor docu
-
mentación y litigios.
Estos casos confrman que el desplazamiento petrolero sigue patrones globa
-
les: pérdida de territorio, crisis identitaria, hegemonía corporativa. Pero el caso
de Pueblo Viejo destaca por la fgura de Struve y la negociación simbólica.
Los resultados muestran que el desplazamiento de Pueblo Viejo no fue solo
un cambio geográfco, sino un proceso de reproducción simbólica del poder.
Shell, al reubicar a la comunidad, no solo cambió el espacio, sino que redefnió
lo que era progreso, modernidad y bienestar. Esta hegemonía cultural (Gramsci,
1981; Williams, 1997) se impuso no por la fuerza directa, sino al naturalizar una
nueva forma de vida.
Arnoldo Struve funcionó como un
intelectual orgánico
(Gramsci), que arti
-
culó los intereses de la comunidad con los de la corporación. Su autoridad ca
-
rismática permitió que la reubicación fuera percibida como un acto colectivo,
aunque en realidad fue una negociación asimétrica. Como dice un informante:
“él nos convenció de que era lo mejor”.
132
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
La cruz semiótica demostró ser una herramienta poderosa para visualizar es
-
tas tensiones. Por ejemplo, la oposición entre “Pueblo Viejo positivo” y “Struve
positivo” revela una ambivalencia: se ama el pasado, pero se admira el líder que
lo destruyó. Esta paradoja es central en procesos de modernización forzada.
Comparativamente, otros estudios sobre reubicación en América Latina
(como los de comunidades indígenas por megaproyectos) muestran patrones si
-
milares: pérdida de territorio, crisis identitaria, emergencia de líderes carismáti
-
cos (Scott, 2000). Sin embargo, el caso de Pueblo Viejo es único por su contexto
petrolero y su estructura de poder corporativo.
CONCLUSIONES
El análisis de la reubicación de Pueblo Viejo a Mene Grande revela que este
proceso trascendió la mera traslación física de una comunidad. Fue, en esencia,
una reconfguración simbólica del espacio, el poder y la identidad, un fenómeno
complejo donde las estructuras de dominación corporativa se entrelazaron con
representaciones colectivas, liderazgos carismáticos y transformaciones corpora
-
les profundas. A través de la aplicación de la cruz semiótica, esta investigación
ha demostrado que las representaciones sociales no son meras opiniones, sino
mapas cognitivos que articulan cómo una comunidad interpreta su pasado, vive
su presente y proyecta su futuro. El cuadrante “Pueblo Viejo/positivo” evoca un
lugar de pertenencia, sacralidad del agua y solidaridad comunitaria, mientras
que el “Pueblo Viejo/negativo” refeja el abandono, el deterioro y el miedo al
colapso físico. Esta dualidad no es contradictoria, sino complementaria: es pre
-
cisamente la tensión entre ambos polos la que generó la condición de posibili
-
dad para el traslado. La comunidad no se movió por una decisión unánime, sino
por una negociación simbólica donde el miedo al hundimiento del terreno y la
contaminación del agua se impusieron sobre el vínculo emocional con el lugar.
La fgura de Arnoldo Struve emerge como un catalizador fundamental en
este proceso. Su autoridad no era tradicional ni racional-legal, sino carismáti
-
ca, basada en una convicción personal que logró convencer a una comunidad
escéptica. Como señala Geertz (1973), los líderes carismáticos actúan como “es
-
tructuras de la personalidad” que canalizan el descontento colectivo hacia una
acción transformadora. Struve, como maestro y dirigente político, encarnó el
rol de intelectual orgánico (Gramsci, 1981), articulando los intereses de los va
-
sallos de San Benito con las lógicas de Shell. Su famoso ultimátum —“si no se
ponían de acuerdo, abandonaría la junta”— no fue un acto de despotismo, sino
una estrategia dramática para forzar una decisión colectiva. Sin embargo, esta
acción también revela una ambivalencia: Struve es celebrado como un salvador,
133
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134
ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Espacio, poder e identidad
pero también visto como una fgura que rompió con lo tradicional, imponiendo
un orden moderno que desconectó a la comunidad de sus raíces acuáticas. Esta
tensión se visualiza claramente en el cuadrante “Struve/negativo” de la cruz se
-
miótica, donde su liderazgo se asocia con la ruptura y la pérdida.
La empresa petrolera, por su parte, ejerció un poder sutil pero efcaz. No actuó
solo con fuerza coercitiva, sino mediante la hegemonía cultural (Williams, 1997),
promoviendo una narrativa del progreso que naturalizó la reubicación como un
paso inevitable hacia la modernidad. Las nuevas casas de concreto, las calles asfal
-
tadas y los servicios básicos en Mene Grande fueron presentados como símbolos
de bienestar, ocultando la pérdida del territorio sagrado. Como señala Quintero
(1978), los pueblos petroleros fueron abandonados “como si hubiera pasado la
candela”, una metáfora que evoca la destrucción total y el olvido. El poder corpora
-
tivo no solo reconfguró el espacio concebido (Lefebvre, 1991), sino que también
intentó redefnir el espacio vivido, sustituyendo el río Coquivacoa por redes de
agua potable y la procesión fuvial de San Benito por una procesión terrestre.
Esta transformación generó una crisis del
habitus
(Bourdieu, 1988). El cuerpo
de los habitantes, habituado al equilibrio sobre palaftos, al contacto con el agua y
al ritmo de la pesca, tuvo que adaptarse a un entorno urbano rígido. Este proceso
de desincronización corporal (Le Breton, 2008) se evidencia en los testimonios de
María del Rosario Estrada, quien declara: “Aquí no sé quién soy”. El cuerpo, como so
-
porte de la identidad social, incorporó la historia del desplazamiento, pero también
resistió: los vasallos de San Benito mantienen sus rituales, aunque ahora el santo viaja
en un kiosco sobre una grúa. Esta adaptación forzada simboliza la hibridación entre
lo sagrado y lo industrial, una paradoja central del modernismo petrolero.
El caso de Pueblo Viejo no es un episodio aislado, sino un ejemplo paradig
-
mático de cómo el capitalismo extractivo transforma no solo el paisaje físico,
sino también el tejido simbólico de las comunidades. La cruz semiótica se revela
como una herramienta analítica poderosa, capaz de visualizar las tensiones entre
lo local y lo corporativo, lo tradicional y lo moderno. Este estudio no solo contri
-
buye a la antropología del espacio y la cultura política, sino que también invita a
repensar las políticas de reubicación en contextos de desarrollo, recordando que
el progreso no puede medirse solo en infraestructura, sino también en la preser
-
vación de la memoria, la identidad y el sentido de pertenencia.
REFERENCIAS
Arrieta Ríos, N. (2020).
De Pueblo Viejo a Mene Grande: Representaciones espaciales en la cons
-
trucción de las identidades
. Fondo Editorial de la Universidad Nacional Experimental
Rafael María Baralt (UNERMB).
https://fondoeditorial.unermb.web.ve/
134
Opción.
Año 40 N° 103 (enero-abril 2024): 112-134 ISSN
1012-1587
/ ISSNe:
2477-938
Naida Arrieta Ríos
Beriain, J. (1990).
Representaciones colectivas y proyecto de modernidad
(Vol. 8).
Anthropos.
Bourdieu, P. (1988).
La distinción: Criterios y bases sociales del gusto
. Taurus. (Obra
original publicada en 1979).
Cuché, D (1999).
La noción de cultura en las ciencias sociales.
Ediciones Nueva Vi
-
sión
Durkheim, É. (1992).
Las formas elementales de la vida religiosa
(J. R. Ibáñez,
Trad.).
Akal. (Obra original publicada en 1912)
Geertz, C. (1973).
Te interpretation of cultures: Selected essays
. Basic Books.
Gramsci, A. (1981).
Cuadernos de la cárcel
(Vols. 1–4). Ediciones Akal.
Lefebvre, H. (1991).
Te production of space
(D. Nicholson-Smith, Trad.). Black
-
well.
Quintero, R. (1978).
Antropología del petróleo
. Banco Central de Venezuela.
Scott, J. C. (2000).
Domination and the arts of resistance: Hidden transcripts
. Yale
University Press.
Soja, E. (1989).
Postmodern geographies: Te reassertion of space in critical social
theory
. Verso.
Swartz, M. J., Turner, V. W., & Tuden, A. (Eds.). (1966).
Political anthropology
.
Aldine Publishing Company.
Weber, M. (1968).
Economy and society: An outline of interpretive sociology
(G. Roth
& C. Wittich, Eds. y Trans.). University of California Press. (Obra original
publicada entre 1922 y 1924)
Williams, R. (1997).
Cultura
. Amorrortu.