Revista de Ciencias Humanas y Sociales
© 2022. Universidad del Zulia
ISSN 1012-1587/ ISSNe: 2477-9385
Depósito legal pp. 198402ZU45
Portada: Dándole
Artista: Rodrigo Pirela
Medidas: 25 x 30 cm
Técnica: Acrílico sobre tela
Año: 2012
Año 38, Especial No. 29 (2022): 64-85
ISSN 1012-1587/ISSNe: 2477-9385
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.7498590
Recibido: 15-07-2022 Aceptado: 25-08-2022
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como
mecanismo regulador y disciplinador
Érika Valverde Valverde
Centro de Investigación en Estudios de la Mujer,
Universidad de Costa Rica
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-5120-3532
ericka.valverdevalverde@ucr.ac.cr
Resumen
Este artículo forma parte de una investigación más amplia, titulada
“Vivencias de las mujeres universitarias sobre acoso sexual en espacios
públicos y servicios de transporte”. Su objetivo fue conocer cómo viven
esta forma de acoso las mujeres, el impacto que tiene en sus vidas, las
características y dinámicas. Para ello, se realizó una investigación
descriptiva con metodología feminista cualitativa, cuya técnica para
recolección de datos fue la entrevista a profundidad. Uno de los
principales hallazgos refiere a que el acoso sexual en espacios públicos
cumple una función reguladora y disciplinadora de las mujeres, cuestión
que se desarrolla en este escrito.
Palabras clave: Acoso sexual; disciplinamiento; espacio público;
investigación feminista; violencia contra las mujeres.
Women and public space: sexual harassment
as a regulatory and disciplinary mechanism
Abstract
This article is part of a broader investigation, entitled "Experiences
of university women on sexual harassment in public spaces and transport
services". Its objective was to know how women live this form of
harassment, the impact, the characteristics, and dynamics of the problem.
The research was descriptive with a qualitative feminist methodology, and
the technique for data collection was the in-depth interview. One of the
main findings refers to the fact that sexual harassment in public spaces
fulfills a regulatory and disciplining function of women, an issue that is
developed in this writing.
Keywords: Sexual harassment; feminist research, discipline; public
space; violence against women.
65
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
1. INTRODUCCIÓN
De todas las manifestaciones de violencia contra las mujeres, el
acoso sexual en espacios públicos y servicios de transporte es, quizás, la
más invisible, naturalizada y generalizada en la sociedad patriarcal;
aceptada y defendida por muchos hombres y, aún, por algunas mujeres.
En Costa Rica, la investigación sobre acoso sexual en espacios
públicos es muy escasa, el primer antecedente es la encuesta realizada por
BARRANTES y CHAVES “Vivencia del acoso sexual callejero en Costa
Rica en el 2015”, en la que un 61.7% de las mujeres entrevistadas reportó
haber sufrido acoso sexual callejero en los 12 meses anteriores.
Coincidiendo con el segundo año de implementación de esta
investigación, MESÉN (2021) publica un artículo sobre su tesis de
licenciatura, donde señala al acoso sexual en espacios públicos como una
forma de violencia que ocasiona daños significativos en la subjetividad,
organización de la vida y cotidianidad de las mujeres, calificándolo como
una violación a los derechos humanos que impide el desarrollo pleno de
la vida de las mujeres. Por otra parte, a nivel latinoamericano diversas
investigadoras (LLERENA, 2016; MEDINA y ZAPANA, 2016;
VALLEJO y RIVAROLA, 2013) registran que entre un 61.7% y un 99%
de mujeres han experimentado acoso sexual callejero.
La importancia de esta investigación reside en la urgencia de
contar con información sobre las características y dinámicas del acoso
sexual en los espacios públicos, que también reflejaran lo más fielmente
posible la diversidad de contextos de las mujeres, por lo que se
aprovechó la presencia de la Universidad de Costa Rica en diferentes
localidades del país para entrevistar universitarias de zonas urbanas,
rurales y costeras.
Se aclara que, cuando en esta investigación se haga referencia a
“acoso sexual”, o “acoso” se estará aludiendo a la modalidad en estudio:
el acoso sexual en espacios públicos y servicios de transporte.
Para el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer, CIEM,
esta investigación representa una posibilidad para aportar información
nueva y relevante sobre una manifestación de violencia que está
profundamente invisibilizada y normalizada en la sociedad costarricense.
Así mismo, esperamos que esta sea una contribución para la
transformación de las situaciones de injustica y desigualdad de las mujeres
y, por tanto, para el avance hacia la restitución de todos los derechos
humanos de las humanas.
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 66
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
2. FUNDAMENTOS TEÓRICOS
2.1. MARCO EXPLICATIVO DE LA VIOLENCIA
CONTRA LAS MUJERES
El acoso sexual en espacios públicos no es un fenómeno aislado
en la vida de las mujeres, por el contrario: constituye una manifestación
más de violencia específicamente dirigida a ellas por el hecho de serlo.
En tanto manifestación, el acoso mantiene interconexiones con otras
formas de violencia, afectando multidimensionalmente la vida de las
mujeres de todas las edades, clases sociales, geografías y etnias, entre
otras muchas condiciones que pueden ser nombradas.
La figura organizadora de esta estructura social es el patriarcado,
que podemos entender desde la perspectiva de MILLET (2011) como un
sistema político y social donde los hombres controlan y tienen poder
sobre las mujeres; un sistema compartido por la mayoría de las
sociedades, reproducido por la familia, el estado, la ideología y la cultura;
y donde el control como en todos los sistemas políticos reside en la
fuerza. Consecuentemente, Kate Millet apunta a que la alineación de
todos estos elementos configura una “política sexual” que, como todas
las demás políticas, dirige las sociedades jerarquizando a las personas de
acuerdo con su sexo y regulando las relaciones entre ellas a través de la
violencia.
Así, la violencia no solamente es una acción dirigida, sino que
constituye un mecanismo para sustentar el poder de los hombres sobre
las mujeres, sobre las personas jóvenes y sobre los cuerpos que no se
ajustan a los designios de esa política. Por todo esto, Millet establece que,
al ser administradas por la política sexual, las relaciones entre los sexos
tienen un carácter político. En ese mismo sentido, Montserrat Sagot
establece:
La posición de mujeres y hombres se organiza como una
jerarquía en la que los hombres tienen control sobre los
principales recursos de la sociedad y sobre las mujeres.
Existen numerosos soportes ideológicos, morales, políticos,
económicos y legales para el ejercicio de la autoridad de los
varones sobre las mujeres. Aunque estos soportes varían
histórica y culturalmente, el uso de la violencia constituye
una de las formas más predominantes y generalizadas que
ayudan al ejercicio de esa autoridad. (SAGOT, 2008:215)
67
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
Desde este marco es posible entender la discriminación y la
violencia como dos procesos claves dentro del patriarcado que, a su vez,
impiden a las mujeres el reconocimiento y goce de sus derechos.
Precisamente por ello, en el pasado, los esfuerzos de activistas feministas
de todo el planeta cristalizaron en la promulgación de dos instrumentos
internacionales dirigidos a garantizar igualdad para las mujeres y una vida
libre de violencia, tales instrumentos brindan conceptualizaciones
relevantes para esta investigación.
Del primer artículo de la “Convención sobre la Eliminación de
Todas las formas de Discriminación contra la Mujer” (en adelante
CEDAW), esta investigación adopta la conceptualización de
discriminación:
la expresión "discriminación contra la mujer" denotará
toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo
que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular
el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer,
independientemente de su estado civil, sobre la base de la
igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y
las libertades fundamentales en las esferas políticas,
económicas, social, cultural y civil o en cualquier otra
esfera.
Por otra parte, la “Convención Interamericana para prevenir,
sancionar y erradicar la Violencia Contra las Mujeres” (en adelante,
BELÉM DO PARÁ) define la violencia contra las mujeres en su primer
artículo como: “…cualquier acción o conducta, basada en su género, que
cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer,
tanto en el ámbito público como en el privado”. Adicionalmente,
BELÉM DO PARÁ precisa dos aspectos fundamentales para este
estudio: en primer lugar, los artículos 1 y 2 entre otros enuncian y
reconocen que el daño producido por la violencia puede ser físico y/o
psicológico, lo que permite evidenciar expresiones de acoso sexual que
no necesariamente o no solamente dejan marcas físicas en el cuerpo;
en segundo término, amplía el espacio donde puede ocurrir la violencia,
apuntando a cualquier espacio de la vida de las mujeres, sea privado o
público.
BELÉM DO PARÁ también afirma que todas las mujeres tienen
“…derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público
como en el privado” (Artículo 3), acomo al “…reconocimiento, goce,
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 68
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades
consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre
derechos humanos” (Artículo 4). No obstante, tales derechos están aún
lejos de ser ejercidos por las mujeres. Por ejemplo, la Organización
Mundial de la Salud (OMS) indicaba para 2021 que aproximadamente el
30% de las mujeres de todo el planeta ha sufrido violencia física y/o
sexual de parte de sus parejas o de terceros en el algún momento de la
vida; cifra que, en definitiva, es mucho mayor debido a la persistencia de
los subregistros. Muestra de ello es que, en 2013, la misma OMS catalogó
la violencia contra las mujeres como un “problema de proporciones
epidémicas” y enumeró impactos profundos en su salud física y mental,
como: muerte y lesiones, depresión, problemas con el alcohol,
infecciones de transmisión sexual, embarazo no deseado, abortos
espontáneos, bebés con bajo peso al nacer.
2.2. EL ACOSO SEXUAL EN ESPACIOS PÚBLICOS:
EXPRESIÓN DE VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
En Costa Rica, el Artículo 2.a. de “Ley N° 20.2999 contra el acoso
Callejero” (2020) define el acoso sexual en espacios públicos como:
Todo acto de naturaleza o connotación sexual, cometido en
contra de una persona en lugares o espacios públicos, o de
acceso público, sin que mantengan la persona acosadora y
la persona acosada relación entre sí, sin que medie el
consentimiento de la víctima y que produzca en la víctima
intimidación, hostilidad, degradación, humillación o un
ambiente de inseguridad u ofensivo en los espacios
públicos.
Esta definición supone una serie de dimensiones a tomar en
cuenta al analizar el acoso en espacios públicos: la concepción de
naturaleza o connotación sexual, la reificación de las mujeres, la violación
del espacio propio y la prevalencia de la división público privada de
acuerdo con el sexo de las personas. Estas dimensiones están
intrínsecamente interconectadas, y su diferenciación se realiza únicamente
como un ejercicio académico necesario para explicar el fenómeno.
En línea con Belém do Pará estas dimensiones permiten
comprender el acoso sexual como un hecho que no sólo refiere a
tocamientos del cuerpo, sino que asientan la “naturaleza o connotación
sexual” en manifestaciones verbales e incluso en lenguaje no verbal. Así,
69
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
al reconocer la multiplicidad de repertorios presentes en el acoso sexual
que ocurre en espacios públicos, se asienta que estos actos pueden afectar
la integridad de las personas (BUSTAMANTE, 2015), se valida a las
mujeres y se contribuye con el avance de sus derechos humanos.
Una segunda dimensión es la reificación de las mujeres. Por una
parte, y siguiendo a BILLI (2015), los actos de acoso sexual suponen un
carácter unidireccional, pues es son ejercidos por una persona que se
sitúa en una posición de superioridad, provocando así una situación
donde una persona es activa, mientras la otra es pasiva; donde una es
sujeta y la otra objeto. Desde el ejercicio de la undireccionalidad, no
interesa “pedir permiso” o tener alguna deferencia para ingresar al
espacio de otra persona, con lo cual se violenta el espacio personal. En
ese mismo sentido, MENICONI y SAAVEDRA (2015) han descrito lo
profundamente lesivo que resulta el hecho de que una persona externa,
con la que no se tiene una relación o vínculo significativo, se aproxime e
invada el espacio vital propio:
Una persona no íntima (o conocida) que hace un
comentario en la calle acerca del cuerpo de otra, que la toca
o que se le acerca demasiado, transgrede su espacio físico y
psicológico, generando un efecto en la persona que sufre
esta situación, ya que simboliza su cuerpo como un objeto
público, que puede ser abordado y comentado,
confirmando la propia idea del acosador: permitirse influir
y tocar el cuerpo del otro.
La última dimensión es el espacio público, entendido como
escenario donde sucede el acoso sexual e interpretado desde los análisis
feministas sobre la ordenación dicotómica de las sociedades patriarcales,
las cuales apuntan a la división patriarcal que erige dos esferas, cada una
de las cuales es asignada a cada uno de los sexos: la pública entendida
como espacio de los hombres, por tanto, masculina y asociada a lo
productivo; y la privada entendida como espacio de las mujeres, por
tanto, femenina y asociada a lo reproductivo.
PATEMAN (1995, 1996) ha profundizado este análisis remitiendo
la división al propio contrato social que, con sus dinámicas, legitima y
produce un contrato sexual(PATEMAN, 1995) donde los cuerpos son
clasificados, colocados en espacios y signados con roles y posibilidades de
acuerdo con su sexo. Siguiendo a Pateman el contrato social crea la
sociedad civil, pero como un orden social patriarcal por tanto de índole
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 70
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
sexual. Consecuentemente, la calle, los lugares públicos y los servicios de
transporte no son neutrales, sino que se encuentran permeados por los
designios de la ideología patriarcal.
Así lo han establecido MESA y ROJAS (2008:208, citados por
GUERRERO):
[el espacio público] expresa las relaciones sociales entre
hombres y mujeres, que se construyen y transforman a lo
largo de tiempo en los mismos, definiendo ideas de
“feminidad” y “masculinidad” que se traducen
espacialmente, y que generan lugares para lo masculino y
lugares para lo femenino, afectando su cotidianidad, sus
oportunidades y sus derechos.
Para GUERRERO (2005), tal disparidad está directamente
vinculada con la manera en que las personas se apropian de los espacios,
que resulta inequitativa porque se desprende de la construcción de los
géneros:
hay cuerpos para el espacio público, y cuerpos para el
mundo privado, que deambulan en lo público. (…) la
inseguridad y el temor frente al espacio público no se
manifiesta de la misma forma para hombres y mujeres,
siendo más nocivo para ellas que para ellos, debido a los
sentimientos de inseguridad causados por numerosas
prácticas, entre las que destaca el acoso sexual callejero.
Finalmente, y como se apuntó con anterioridad, esta investigación
buscó establecer diferencias y similitudes entre las vivencias relatadas por
mujeres diversas en edades, ocupaciones, procedencias y localizaciones
geográficas (urbanas, rurales y costeras). Lo que dirige a la incorporación
de la perspectiva interseccional en el análisis. De entre la multiplicidad de
teóricas feministas interseccionales, este estudio asume la posición de
CRENSHAW (1991), quien define la interseccionalidad como un sistema
complejo de estructuras de opresión, múltiples y simultáneas, que
moldean las experiencias de las mujeres. Al respecto, Crenshaw ha
establecido:
…la subordinación interseccional no necesita ser producida
intencionalmente; sino que, de hecho, frecuentemente
resulta ser la consecuencia de la imposición de una carga
71
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
que interactúa con vulnerabilidades preexistentes para crear
una nueva dimensión de desempoderamiento.
Consecuentemente, en la diversidad geográfica, la condición
multiétnica y pluricultural de Costa Rica, radica la importancia de adoptar
el análisis interseccional.
3. METODOLOGÍA
Esta investigación es de corte descriptivo y aplica una metodología
feminista cualitativa. Su objeto de estudio fue la vivencia de las mujeres
universitarias sobre el acoso sexual en espacios públicos, incluyendo los
servicios de transporte.
La población estuvo constituida por mujeres administrativas,
docentes y estudiantes de las distintas Sedes de la Universidad de Costa
Rica, que hubieran tenido al menos una experiencia de acoso sexual en
espacios públicos y que estuvieran dispuestas a participar en el estudio. Se
escogió esta población a fin de contar con experiencias de mujeres con
edades diversas, poderes diversos y procedencias diversas.
La técnica de recolección de datos fue la entrevista a profundidad.
Partiendo de las transcripciones y sus codificaciones, se generaron
categorías y subcategorías de análisis, pero también se identificaron
relaciones entre categorías que permitieran extraer tendencias generales y
conclusiones.
4. DISCUSIÓN
4.1. VIVENCIAS DE ACOSO TRASLAPADAS EN EL
TIEMPO, LAS GEOGRAFÍAS Y LOS CUERPOS
En este proceso participaron 24 mujeres estudiantes, docentes y
administrativas de entre 20 y 62 años, procedentes de tres Sedes de la
Universidad de Costa Rica: Sede Rodrigo Facio (San José), Sede de
Occidente y Sede de Liberia (Guanacaste, Pacífico Norte). Aunque no
participaron mujeres de otras Sedes ubicadas a lo largo del país, la
procedencia de las participantes fue muy diversa, por lo que los únicos
lugares de donde no tenemos relatos son la zona caribeña y el pacífico sur
de Costa Rica.
Esta caracterización es importante para dar cuenta de la diversidad
de las participantes y, con ello, dimensionar la impresionante consistencia
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 72
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
de las dinámicas y caracterizaciones del acoso y de los acosadores en los
relatos.
Salvo por una entrevistada, todas las demás relataron haber vivido
más de un episodio de acoso sexual, la mayor parte de ellas desde muy
pequeñas y todas ellas accionadas por un hombre e incluso por grupos de
hombres. Por tal razón me refiero a ellos en masculino.
Los acosadores son caracterizados como mayores de 18 años,
costarricenses y extranjeros, de todas las clases sociales y ocupaciones:
desde habitantes de la calle, hasta “encorbatados”. Esto es importante
para derrumbar los mitos racistas que frecuentemente se utilizan en Costa
Rica para culpabilizar a las personas migrantes por actos de violencia.
En cuanto a las zonas geográficas, no existen diferencias entre las
dinámicas relatadas en sitios urbanos, rurales, semirrurales o costeros,
sino que las diferencias percibidas apuntan a factores que profundizaron
la vulnerabilidad y el riesgo de las entrevistadas.
Tampoco existen diferencias intergeneracionales. Hay un continuum
en los relatos que muestra la irrelevancia de la edad de las mujeres
acosadas o de la época en que los vivieron: como si fuera un carrusel del
tiempo, los relatos del siglo XX se entremezclan con los del XXI,
evidenciando la prevalencia de la violencia contra las mujeres, la
impunidad de los acosadores y la indolencia de la sociedad; desvelando
que todas somos susceptibles al acoso, sin importar la edad, la zona de
procedencia o la forma de nuestros cuerpos. Este aspecto último es
aludido por varias participantes, un ejemplo es relatado por una
administrativa de San José:
Yo soy como perfil bajo, yo soy de ese tipo de persona que
no genera eso, como de que me vuelvan a ver, porque de
alguna u otra manera llame la atención, por no ser un
cuerpo exótico, super voluptuoso. Entonces cuando me ha
pasado es una situación…. es como… pensar que no es
normal, ¿verdad? ... pero sí pasa. (A1-RFB)
4.2. DINÁMICAS DE ACOSO SEXUAL: REFLEJO DE
UNA ESPECIALIZACIÓN
Al hablar de dinámicas, aludo a las formas, modos o estrategias
utilizadas por los acosadores para cometer actos de acoso. Estas
73
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
dinámicas se caracterizan desde el punto de vista de las mujeres, por lo
que son extraídas de las percepciones y elaboraciones presentes en las
entrevistas.
Los relatos desvelan dinámicas sofisticadas, pensadas,
premeditadas, pero también otras que se perciben como “automáticas” o
“mecánicas”. Así mismo, las entrevistas y su codificación evidenciaron la
existencia de dinámicas específicas de acoso sexual en cada ámbito de
investigación el espacio público y los servicios de transporte, los cuales
se detallan a continuación.
4.3. DINÁMICAS DE ACOSO SEXUAL EN EL ESPACIO
PÚBLICO O EN ESPACIOS DE ACCESO PÚBLICO
Los relatos de las mujeres confluyen en cinco formas de ejercer el
acoso sexual en espacios públicos o de acceso público: (a)
aproximaciones; (b) “estáticas”; (c) abordaje y (e) exhibicionismo.
Seguidamente sintetizo cada una de ellas.
(a) Aproximaciones
Esta dinámica es de carácter activo. El acosador se moviliza
activamente hacia las mujeres, sea que estén detenidos e inicien un
movimiento hacia una mujer, que vengan caminando, o que estén
conduciendo su automóvil. Desde donde estén o por donde transiten, al
detectar a las mujeres inician un movimiento de aproximación
premeditadamente dirigido a acosar.
En los relatos es patente la ideación de una ruta de aproximación
silenciosa o, a todas luces evidente, sea que las mujeres estén detenidas o
en movimiento. Se distinguen tres formas utilizadas por los acosadores
para aproximarse a las mujeres: aproximación peatonal silenciosa;
aproximación no percibida, por tanto, sorpresiva; aproximación peatonal
frontal y visible; y aproximación desde un vehículo (carro, bicicleta o
moto).
(b) Estáticas
Estas dinámicas se caracterizan fundamentalmente porque los
acosadores están detenidos en un lugar, sea de manera casual o porque su
trabajo les retiene en un espacio concomitante con la vía pública. Por
ejemplo: están sentados en el quicio de una puerta, arrecostados a una
pared o de pie en la acera (reiteradamente se habla de las aceras donde las
mujeres hacen fila para abordar el autobús); pero también refiere a
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 74
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
aquellos que se encuentran en sus puestos informales de comercio
(vendedores de lotería o comercio en general), a los trabajadores de
construcciones, e incluso a hombres destacados en la atención al
público en una entidad pública o privada, particularmente aquellos
que tienen la función de orientar sobre dónde realizar trámites
concretos. Desde esa posición fija o invariable, aprovechan el tránsito
de las mujeres para acosarlas sexualmente.
(c) Abordajes
Según la Real Academia Española, abordar significa:
“acercarse a alguien para hacerle una pregunta, iniciar un diálogo o
tratar algún asunto”. Esto es, precisamente, lo que se ejecuta en estos
casos donde, además de aproximarse a las mujeres, los acosadores
tratan de entablar un diálogo o una conversación. Se caracterizan
también porque tanto las mujeres como los acosadores se encuentran
detenidos, muchas veces en una parada de autobús.
(d) Seguimientos, persecuciones, acechos, “stalking”
En estos casos, los acosadores siguen a las mujeres por
trayectos que son significativos para ellas. Subrayo este último
elemento pues aunque las distancias no sean precisadas y, por tanto,
no sepamos si fueron trayectos largos o cortos, son percibidos por las
mujeres con una enorme carga de miedo, angustia, preocupación, o
una combinación de sentimientos vividos durante la persecución.
Se trata de un acto intimidante, cuya característica principal
radica en transmitir a las mujeres, de una manera estrictamente no
verbal, que están siendo observadas y seguidas. Esto ocurre
independientemente de que la persecución sea lenta o rápida; termine
en tocamientos y/o expresiones verbales; o se finalice en silencio.
Todos los relatos tienen en común el hecho de que el acosador las
miraba fijamente desde el momento en que se encontró con ellas, y
que nunca mediaron palabras o sonidos.
Los relatos dan cuenta de cuatro maneras de ejercer estos
seguimientos: seguimiento controlado y sistemático; acecho en un
espacio frecuentado por las mujeres, como los parques donde van a
hacer ejercicios; persecución persistente en vía pública; perseguidor
recurrente; persecución en un automóvil.
75
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
(e) Exhibicionismo
En la vía pública se describen actos de exhibición y masturbación.
Se identifican dos dinámicas: en la primera, los hombres se esconden en
algún sitio de la vía pública, esperando el paso de las mujeres para
sorprenderlas con una exhibición, a la vez que las miran fijamente; en la
segunda las mujeres perciben un carro que pasa muy cerca de ellas e
incluso pueden describirlo y, más adelante, se encuentran con el auto
detenido y a su conductor esperándolas, exhibiéndose o masturbándose.
4.4. DINÁMICAS DE ACOSO SEXUAL EN EL ESPACIO
PÚBLICO O EN ESPACIOS DE ACCESO PÚBLICO
En lo que respecta a los servicios de transporte es importante
establecer que se perciben como un espacio de encierro, un lugar al que
se ingresa sabiendo la inevitabilidad de los tocamientos, particularmente
en el autobús. Es un ambiente que, además, se sabe controlado por los
hombres y donde ellas consideran que es más fácil encerrar o acorralar a
las mujeres, datos que se tienen siempre presentes al elegir el asiento,
observar espacio y definir reacciones.
Se identifican tres tipos de dinámicas: (a) Aproximaciones dirigidas
al tocamiento; (b) Abordajes; (c) Exhibicionismo. Como en el apartado
anterior, procedo a sintetizarlas.
(a) Aproximaciones dirigidas al tocamiento
Estas aproximaciones deliberadamente dirigidas al tocamiento de
las mujeres se describen en situaciones como las siguientes: el pasaje del
autobús también se cobra con acoso de parte de los choferes, quienes
aprovechan ese momento para estrechar la mano, muchas veces
reteniéndola, a la vez que dirigen miradas lascivas y/o expresiones
inapropiadas; la frotación del pene sobre sus cuerpos cuando están
sentadas o van de pie en el autobús; y las aproximaciones de pasajeros
que, desde el asiento de atrás o el contiguo, estiran las manos para
tocarlas.
(b) Abordajes
Al igual que en la vía pública, en los servicios de transporte
también ocurren abordajes. Sin embargo, la forma en que se desarrollan
es absolutamente distinta. En este caso, los hombres sentados al lado de
las mujeres entablan una conversación sin que medien tocamientos o
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 76
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
expresiones soeces, pero la conversación es incisiva e insistente y las
mujeres manifiestan una imposibilidad para terminarla y, a la vez,
experimentan ansiedad y angustia extremas, sentimientos de
acorralamiento por el espacio cerrado, muchas veces profundizados al
estar ocupando el asiento interno. Estas situaciones se intensifican
cuando se trata de traslados distantes, como los correspondientes a las
mujeres que viven en zonas rurales o costeras.
Esta última característica me confirmó la importancia de separar
estas descripciones siguiendo los dos ámbitos de investigación (espacio
público y servicios de transporte), pues las dinámicas correspondientes a
los “abordajes” dentro de los autobuses denotan un ejercicio particular
del poder.
El poder del acosador no reside primordialmente en el tocamiento
o en las expresiones soeces, sino que el poder se despliega desde el
lenguaje corporal, desde miradas y gestualidades que logran recluir a las
mujeres en sus asientos. Pero, más que una conversación que ellas no
desean tener, lo que se impone es la obligación de escuchar y de
responder preguntas, incluso de brindar datos personales como los
números de teléfono, que son verificados de inmediato por el acosador.
Se trata de una facultad de intimidación dirigida a expresar el poder para
controlar a las mujeres: la facultad de los hombres en el patriarcado.
(c) Exhibicionismo
En los servicios de transporte las entrevistadas relatan dos formas
de exhibicionismo. La primera de ellas refiere a hombres masturbándose
en el bus, lo que constituye una constante que viene desde el relato de la
entrevistada de mayor edad, hasta el relato de la de menor edad. Es decir:
una constante de más de 50 años.
La segunda se puede calificar como un “exhibicionismo
verborréico” que las participantes explican haber vivido dentro de un taxi
o sentadas en el autobús, y donde el conductor o el pasajero explicitan
detalladamente situaciones de índole sexual. Esta segunda forma de
exhibicionismo también apela al análisis anterior, referido a la imposición
del poder patriarcal a través de conversaciones, sin embargo, se diferencia
en que el acosador no las obliga a responder, sino que la obligación reside
en imponerles la escucha. Respecto a ello, las mujeres no saben cómo
explicar por qué les fue imposible detener la conversación, callar al tipo, o
bajarse de inmediato; en sus palabras se trata de un poder que perciben
77
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
como muy grande y, en retrospectiva, no alcanzan a entender por qué se
sintieron obligadas a permanecer en ese lugar.
4.5. TIPIFICACIONES IMBRICADAS
Esta tipificación constituye un ejercicio teórico necesario para
explicar cómo se acciona el acoso sexual en espacios públicos, sin
embargo indistintamente de la edad, de la localización de las Sedes o de la
procedencia geográfica, las dinámicas se imbrican en todos los
testimonios: casi todas las mujeres han experimentado estas
manifestaciones de acoso de manera combinada, y en muchas ocasiones
varias veces por día.
La consistencia de este intrincado es tal que, durante el análisis de
los datos, muy a menudo debí fijarme en la codificación para verificar la
Sede universitaria y la procedencia de la participante que estaba leyendo,
cuestión que me hizo dar cuenta de la enorme coincidencia en la
descripción de las formas y dinámicas de ejercer el acoso sexual. Esto no
sólo resulta impresionante, sino que retrata el acoso como un oficio
diligentemente estudiado por hombres muy diversos, cuya prevalencia a
través del tiempo también describe a nuestra sociedad.
5. REFLEXIONES FINALES
5.1. EL ACOSO SEXUAL: TRIBUTO Y ATRIBUTO DE
LA PEDAGOGÍA DE LA CRUELDAD
El acoso sexual en espacios públicos está abiertamente
normalizado, es un acto equiparable a la compra del periódico o a subirse
al bus. En términos de BOURDIEU (1991) forma parte sustantiva de un
habitus pero, en este caso, se trata concretamente de un habitus de género
dirigido a delimitar una realidad que legitima las relaciones desiguales de
poder entre los sexos: a los hombres se les asigna el poder y el control
sobre los objetos que les rodean, incluyendo los cuerpos de las mujeres; y
a las mujeres se les impone la resignación, pues de ellas se espera que
vivan el acoso sexual en espacios públicos de la misma manera en que
afrontarían un aguacero inesperado o el tráfico de la ciudad.
Esto dimensiona el acoso sexual en espacios públicos como
atributo o segmento constitutivo de las pedagogías de la crueldad,
entendidas desde la perspectiva de SEGATO (2018) como “todos los
actos y prácticas que enseñan habitúan y programan a los sujetos a
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 78
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
transmutar lo vivo y su vitalidad en cosas. (…) me refiero a algo muy
preciso, como es la captura de algo que fluía errante e imprevisible, como
es la vida”.
En el escenario del acoso sexual, y siguiendo a Rita Segato, esta
transmutación de lo vivo y su vitalidad en cosas es la reificación de las
mujeres, donde los acosadores las capturan con el fin de transmutarlas en
objeto utilizado para satisfacción propia. Por eso, “nosotras, las mujeres,
somos las dadoras del tributo; ellos, los receptores y beneficiarios (…) la
estructura que los relaciona establece un orden simbólico marcado por la
desigualdad que se encuentra presente y organiza todas las otras escenas
de la vida social regidas por la asimetría de una ley de estatus”
(SEGATO, 2016, p. 41). Así, en el acoso la tributación también tiene un
carácter pedagógico: la vivencia del acoso sexual en espacios públicos es
una enseñanza para las mujeres que lo sufren, lo atestiguan y/o lo
escuchan en relatos posteriores.
Precisamente por ello, remite al cruce de coordenadas vertical y
horizontal (SEGATO, 2016) que, en este caso, podemos describir como
el eje vertical donde el acosador consume a la víctima, y el eje horizontal
de interlocución entre el acosador y los demás hombres presentes en el
espacio público.
En este sentido, la frecuencia y repetición de las dinámicas
relatadas por las entrevistadas, revela que el acoso sexual es un oficio
especializado y articulador de múltiples individuos, quienes se organizan
mediate un modus operandi compartido. Retomando la definición misma de
estos términos, las actuaciones en serie evidencian la existencia de
componentes (dis)funcionales en nuestras sociedades, dirigidos a
fomentar un tipo de masculinidad que labra, con rigurosidad, “la técnica”
de acosar; moldeando comportamientos especializados para alcanzar ese
fin, sin importar la localización, la nacionalidad, o la edad de los
acosadores.
Precisamente, la transmutación de las pedagogías de crueldad
exige de los hombres configurados en coordenada horizontal la
construcción de una masculinidad tóxica, que SINAY (2006) explica
como una renuncia a la emocionalidad, considerada como debilidad,
además de una concepción de los sentimientos, las dudas, los temores, la
contemplación, el dolor, la piedad o la compasión como distractoras o
ablandadoras del ser. Desde esta construcción, los hombres se
encuentran en una competencia dirigida a demostrar siempre su
79
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
masculinidad, esto pasa por ser productivos, proveedores y, también
potentes en el terreno sexual. Pero este paradigma, siguiendo a Sinay, no
afecta solamente los vínculos sociales, sino también los entornos
ecosistémicos que son colocados al igual que las mujeres como
espacios de dominio.
Cuando los hombres aplican su energía a la dominación, al
control, al poder, a la obtención de victorias, como fines en
mismos, sin más para qué que ése, son responsables de
crear, conservar y gerenciar una sociedad violenta. () el
mandato tradicional de la masculinidad, con su carga tóxica
y perversa de machismo, no sólo no ha retrocedido, sino
que se ha acentuado en los planos en donde se juega el
destino colectivo. (SINAY, 2006)
Al acosar, el acosador sexual se sirve del cuerpo de las mujeres y
simultáneamente, demuestra su potencia masculina (SEGATO, 2016,
2018; SINAY, 2016) en el espacio público.
5.2. EL ACOSO SEXUAL ES UN MECANISMO
DISCIPLINANTE
El acoso sexual en espacios públicos cumple una función
reguladora en, al menos, tres sentidos.
En primer lugar, es un mecanismo que reglamenta la posibilidad
de ser, expresarse y existir, pues las mujeres son coaccionadas a vestirse,
maquillarse o caminar, de maneras que ellas no necesariamente desean,
sino que responden a estrategias para invisibilizarse o mimetizarse,
buscando así pasar desapercibidas frente al acosador sexual.
En segundo término, los relatos replantean el sentido y función de
los repertorios de acoso sexual. Como ha planteado MACKINNON
(1995) el cuerpo de las mujeres en el espacio público se interpreta como
permanentemente disponible a la sexualidad, cuestión evidente en los
relatos de las entrevistadas. No obstante, los tocamientos, las frases
vulgares y las miradas lascivas, además de formas de goce para los
acosadores, se convierten en herramientas disciplinadoras de las mujeres,
pues les recuerdan que no son bienvenidas en el espacio público. A la
vez, fungen en la aplicación de cobros y castigos: el avance hacia el
espacio público es una contravención por la que, como se explicó
anteriormente, las mujeres deben tributar, pagar una multa o un peaje;
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 80
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
este tributo es el cuerpo acosado y convertido en instrumento para
comunicar los mismos mensajes a todas las mujeres.
Por otra parte, los relatos sobre acoso sexual ejercidos por grupos
de hombres confirman las teorías DE SEGATO (2018) y SINAY (2016)
respecto a la permanente y mutua demostración de potencia masculina,
de potencia sexual u “hombría”. Las mujeres que han sido víctimas de
estos ataques colectivos, relatan haberlos vivido con estupor y terror,
pero también desde una “resignación” a los múltiples tocamientos, que es
en realidad una priorización orientada a salvaguardar la vida: cuando se es
víctima de acoso, debe soportarse el tocamiento y, si es necesario acceder
a la violación, ceder lo que se tenga que ceder, a fin de evitar un secuestro
que termina en femicidio.
Por todo esto y en tercer lugar, el acoso sexual en espacios
públicos es un mecanismo para relocalizar a las mujeres, para dirigirlas
de vuelta a los espacios privados. En el momento en que el acoso sexual
cumple con la función de llevar a las mujeres a desistir de los espacios
públicos, se reconfigura como mecanismo disciplinante que consolida la
división sexual de las esferas pública y privada:
E2-RFB: Esa vez me tocaron, me sentí fatal. Iba a ir a
verme con unas amigas, les llamé y les dije que no quería ir,
que me quería quedar en la casa, que me acababan de tocar.
Ellas me dijeron “Seguí, no les des el gusto. Ya hicieron lo
que querían hacer. Veámonos nosotras. Vení y comemos
algo o vemos una peli y se te pasa”. Lo que hice fue irme
para mi casa.
5.3. NUESTRAS SOCIEDADES CÓMPLICES
En todas las entrevistas consulté a las entrevistadas sobre las
reacciones de las personas que las rodeaban al momento de los episodios
de acoso. Solamente dos de ellas indican haber sido asistidas en uno de
los múltiples episodios vividos, mientras las demás respondían de la
misma manera: “Sí, había gente. No, nadie hizo nada”.
Al respecto SEGATO (2018) ha planteado que “la repetición de la
violencia produce un efecto de normalización de un paisaje de crueldad y,
con esto, promueve en la gente los bajos umbrales de empatía
indispensables para la empresa predadora”. Sin embargo, la inacción de
las personas frente a situaciones de acoso tan claramente manifiestas
81
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
también debe interpretarse como complicidad, como acto que viabiliza
las expresiones más crueles de violencia contra las mujeres; así mismo,
son mplices nuestras sociedades, desde su profunda tolerancia a la
violencia contra las mujeres, ingrediente fundamental en la necropolítica
de género (SAGOT, 2013):
…para que la necropolítica de género pueda entrar en
funcionamiento, se requiere de la existencia de un contexto
de “desechabilidad biopolítica” de mujeres por medio de la
presencia de una serie de factores. En primer lugar, la
existencia de normas sociales que justifican en los hombres
un sentido de posesión sobre las mujeres. Generalmente lo
anterior está aparejado a la aceptación social de la violencia
masculina como algo “normal” y a la valoración positiva de
la masculinidad agresiva y autoritaria. En segundo lugar, se
requiere de la existencia de altos niveles de tolerancia frente
a las diferentes formas de violencia contra las mujeres, en
particular contra las más vulnerables por razones de clase,
de etnia, de edad, de condición migratoria, etc.
Esta investigación es una muestra la imperiosa necesidad de
desmontar la indolencia reinante en nuestras sociedades.
5.4. PROBLEMATIZAR LA DENOMINACIÓN “ACOSO
CALLEJERO”
Los relatos revelan que cada ámbito estudiado tiene dinámicas y
características propias, pero también dan cuenta de la composición de
esos ámbitos:
El ámbito del espacio público se relata como conformado por
la vía pública, las aceras, los parques, pero también por las hileras
de puestos comerciales informales, los establecimientos que se
encuentran a lo largo de la vía pública y los grandes centros
comerciales. La vía pública es la calle, tanto cuando se transita
peatonalmente, como cuando se transita vehicularmente, pues han
vivido acoso sexual cuando caminan y cuando conducen el propio
automóvil.
Cuando se hace referencia a los servicios de transporte, los
relatos incluyen a los autobuses, los taxis formales e informales en
sus modalidades antiguas como los “porteadores”– y las más
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 82
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
recientes como los Uber.
Desde esta perspectiva, no sólo por una precisión, sino por un
ejercicio político de denuncia, conviene dejar de utilizar la
expresión “acoso callejero”, que es reduccionista y no da cuenta
de la amplitud y composición del espacio público, escenario donde
todos los días, las mujeres viven acoso sexual.
6. AGRADECIMIENTOS
Esta investigación no hubiera sido posible sin la generosidad de las
mujeres que dedicaron parte de su tiempo a recobrar vivencias
incómodas, tristes y angustiantes de acoso sexual. Su disposición a
recordar, con el objetivo de contribuir en la generación de conocimientos
significativos y situados sobre la realidad de las mujeres en las sociedades
patriarcales, demuestra que tenemos una enorme capacidad de resiliencia
y compromiso con los derechos de las humanas cuestiones que, por
motivos de espacio, dejo para otro artículoMi agradecimiento es infinito.
Así mismo agradezco a mis compañeras del Centro de
Investigación en Estudios de la Mujer por su presencia y
acompañamiento en los difíciles momentos de trámite y asimilación de la
información recabada, lo que tiene un significado mayor en un contexto
de distanciamiento físico debido a la pandemia.
Finalmente, agradezco a la Universidad de Costa Rica por facilitar
los fondos y los valiosísimos recursos humanos y comunitarios que
también hicieron posible investigar desde una perspectiva feminista.
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ARANCIBIA, Javiera. 2015. “Malestar” en Acoso sexual callejero:
contexto y Dimensiones. Observatorio contra el Acoso Callejero
(Chile)
ASAMBLEA LEGISLATIVA DE COSTA RICA. 2020. Ley 20.2999
Contra el Acoso Sexual Callejero.
BARRANTES PANIAGUA, Geannina y CHAVES ESPINOZA,
Mariana. 2015. “Vivencia del acoso sexual callejero en Costa Rica
en el 2015”. Encuesta Actualidades
2015. Escuela de
Estadística, Universidad de Costa Rica.
83
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
BILLI, Marco. 2015. “Contexto: Género, Dominación y Cuerpo”.
Acoso sexual callejero: contexto y Dimensiones. Observatorio
contra el Acoso Callejero (Chile).
____________Dimensiones del Acoso Callejero”. Acoso sexual
callejero: contexto y Dimensiones. Observatorio contra el
Acoso Callejero (Chile).
BOURDIEU, Pierre. 1991. La dominación masculina. Barcelona:
Anagrama. 1991.
BUSTAMANTE, Camila. 2015. “Connotación Sexual, visión Jurídica”
Acoso sexual callejero: contexto y Dimensiones. Observatorio
contra el Acoso Callejero (Chile).
CRENSHAW, Kimberlé. 1991. “Mapping the Margins: Intersectionality,
Identity Politics, and Violence against Women of Color” Stanford
Law Review, Vol. 43, No. 6.
GUERRERO GONZÁLEZ, María José. 2015. “El cuerpo: una
construcción social”. Acoso sexual callejero: contexto y
Dimensiones. Observatorio Acoso Callejero (Chile).
______________2015. Espacio Público Acoso sexual callejero:
contexto y Dimensiones. Observatorio contra el Acoso Callejero
(Chile).
MACKINNON, Catharine. 1995. Hacia una teoría feminista del
Estado. Trad, Eugenia Martín, Ediciones Cátedra. (Universitat de
València, España)
MENICONI, Lilliette y SAAVEDRA, Pamela. 2015. “La Persona
desconocida y la intimidad” Acoso sexual callejero: contexto y
Dimensiones
.
Observatorio contra el Acoso Callejero (Chile).
MESÉN BADILLA, Amanda. 2021. Violencia cotidiana en la vida de
las mujeres: Una aproximación al acoso sexual en espacios
públicos costarricenses” Wimblu, Revista de Estudios de
Psicología UCR, 16 (2) 2021 (Julio-Diciembre).
MILLET, Kate. 2010. Sexual Politics. Columbia University Press.
Kindle. (New York).
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. 2021. Violencia
contra la mujer. Publicado por el Centro de Prensa de OMS el 8
de marzo de 2021. Disponible en: https://www.who.int/es/news-
room/fact-sheets/detail/violence-against-women
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. 2013. Informe de la
OMS destaca que la violencia contra la mujer es “un
Mujeres y espacio público: el acoso sexual como mecanismo regulador y disciplinador 84
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
problema de salud global de proporciones epidémicas”.
Publicado por el Centro de Prensa de OMS el 20 de junio de 2013.
Disponible en: https://www.who.int/es/news/item/20-06-2013-
violence-against-women-a-global-health-problem-of-epidemic-
proportions-
ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS. 1979. Convención
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
Contra la Mujer. (New York).
ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMERICANOS, 1994.
Convención Interamericana para prevenir, sancionar y
erradicar la Violencia Contra las Mujeres, “Belém do Pará”.
PATEMAN, Carole. 1995. El Contrato Sexual. Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztapala. (México)
- - - - - 1996. Críticas feministas a la dicotomía público/privado.
Paidós (Barcelona).
SAGOT, Montserrat. 2008. “Los límites de las reformas: violencia contra
las mujeres y políticas públicas en América Latina Revista de
Ciencias Sociales vol. II, núm. 120.
____________2013. El femicidio como necropolítica en
Centroamérica” Labrys, études féministes/ estudos feministas
-julho / dezembro.
SEGATO, Rita. 2016. La guerra contra las mujeres. Traficantes de
Sueños. (Madrid).
_____________ 2018. Contra-pedagogías de la crueldad. SroSeteo
Libros (Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
SINAY, Sergio. 2006. La masculinidad tóxica. Ediciones B. (Buenos
Aires)
85
Érika Valverde Valverde
Opción, Año 38, Especial No.29 (2022): 64-85
Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ
BIODATA DE AUTORES
Érika Valverde Valverde. Profesora en la Escuela de Psicología e
investigadora en el Centro de Investigación en Estudios de la Mujer
(CIEM) de la de la Universidad de Costa Rica, donde desarrolla proyectos
de acción social e investigación. Sus áreas de interés son el ecofeminismo,
la psicología ambiental, la violencia contra las mujeres, los procesos de
resistencia al neoliberalismo desarrollados por mujeres, la ecojusticia y los
derechos humanos. https://www.ciem.ucr.ac.cr/Erika-Valverde-
Valverde
UNIVERSIDAD
DEL ZULIA
Revista de Ciencias Humanas y Sociales
Año 38, Especial N° 29 (2022)
Esta revista fue editada en formato digital por el personal de la Oficina de
Publicaciones Científicas de la Facultad Experimental de Ciencias, Universidad del
Zulia. Maracaibo - Venezuela
www.luz.edu.ve
www.serbi.luz.edu.ve
produccioncientifica.luz.edu.ve