Revista de Ciencias Humanas y Sociales. FEC-LUZ 
tierra, transmite un conocimiento ancestral susceptible de ser explotado 
como saber por parte de la lógica de las industrias, pero que, en su origen, 
contaba con la fuerza de plantearse como el ejercicio de resistir al contar 
con  danza  y  música  la  naturaleza  constitutiva  de  la  identidad  y  ese 
equilibrio entre el saber médico ancestral y la cotidianidad de las gentes. 
Así, en concordancia con la función social de la cultura analizada por las 
tradiciones  sociológica  (Durkheim,  1987,  p.  425)  y  antropológica 
(Malinowski, 1981, p.57), es visible que la problemática ya no es solo la 
relación entre vencedores y vencidos, sino la estrategia de camuflaje del 
saber. Con ello, las canciones y sus letras alegres y sus bailes geométricos, 
muestran  entonces  la  filiación  entre  cultura,  costumbre,  norma,  y 
educación,  que emergen  cuando se asume que este «fenómeno objetivo 
llamado  cultura»  (  Bauman, 2002,  p.  14),  necesita  para  ser  operativo  y 
eficaz  de  otros  mecanismos   artificiales como  la  educación  y  la  norma 
consiguiendo su  pervivencia  en las futuras generaciones y en este caso, 
el  recurso  es  danzar  la  palabra,  hacer  resistencia  en  el  baile  ante  la 
Conquista y transmitir el saber en el canto.  
Así, en  el  proceso del  son  de  negros, se  encuentra un  elemento 
central  de  síntesis  del  conocimiento  y  por  tanto  de  satisfacciones  de 
necesidades, pues si según (Malinowski, 1988)  la cultura tiene la función 
de «satisfacer   las  necesidades orgánicas, psicológicas y  sociales» y  a  su 
vez, necesita  de mecanismos para sancionar la costumbre,  las normas:  
éticas  legales,    mediante  procesos  de  cooperación  y    mecanismos 
educativos (p. 95) y que, en el caso de los Gameranos, se escribe con la 
lógica  organizacional  de  la  danza.  Pero  el  orden,  entiéndase,  no  es  un 
capricho  coreográfico,  es  también  organización  de  la  realidad  y 
construcción  de  simbologías,  de  modo  que  la  función  social  de  los 
símbolos,  verbigracia,  la  disposición  geométrica  de  los  danzantes, 
presenta una dimensión normativo-estructural (Turner, 1980, p. 51), en la 
cultura  tiene  la  función  de  reproducirse,  conservarse  y  administrarse  a 
partir de un conjunto de códigos que pasan a la  estructura cultural  de  
una generación a otra pero cuyo paso no es inocente: esconde los signos 
de la historia, la memoria y el saber, es la resistencia en movimiento, la 
que resiste con la fuerza del conocimiento. Así, reglas, normas y valores 
se  trasmiten  en  forma  consuetudinaria  (Malinowski,  1981,  p.  57).  De 
manera  que  la  tradicion  oral  se  erige  en  la  danza  como  método  de 
resguardar ese saber ancestral denominado etnoconocimiento. 
Si reflexionamos sobre el hecho de que en la práctica la industria 
farmacológica  y  biotecnológica  cuando  se  enfoca  y  va  al  terreno  a 
compartir  y  a  buscar  los  conocimientos  ancestrales  que  poseen  estas