Revista de Filosofía
Vol. 42, Nº Especial 2025, pp. 61-70
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598
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(CC BY-NC-SA 4.0)
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Evidenciando las violencias en la atención al aborto.
Una mirada feminista a las emergencias obstétricas en Maracaibo
Exposing violence in abortion care.
A feminist perspective on obstetric emergencies in Maracaibo
Caribay Delgado Medina
ORCID: https://orcid.org/0000-0002-7432-007X
Universidad de Granada - España
caribaydm@gmail.com
DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.17274291
Resumen
A nivel mundial el aborto representa la tercera causa de mortalidad materna.
Desde 2016 en Venezuela no existen cifras oficiales al respecto, a pesar de que diferentes
organismos nacionales e internacionales lo tratan como un problema de salud pública,
cuya gravedad se ha incrementado en los últimos años. Mientras que algunos movimientos
feministas de base se mantienen a la vanguardia técnica y política en el acompañamiento
de abortos, brindando información sobre el uso y acceso a los medicamentos para abortar
de forma segura, la institución médica en Venezuela promueve la violación de los derechos
sexuales y reproductivos de las usuarias del Sistema Público Nacional de Salud. Partiendo
de entrevistas con médicos y mujeres que abortaron, y de varios días de observación en un
hospital materno de la ciudad de Maracaibo, se logró visibilizar e identificar distintas
prácticas de violencia que sufren las mujeres que llegan a la sala de emergencias con un
aborto en curso. Asimismo, se registraron algunos mecanismos de maltrato y
estigmatización utilizados por el personal hospitalario, sus causas y por qué se mantienen.
Palabras clave: Sistema médico, violencia obstétrica, aborto, etnografía.
_______________________________
Recibido 15-05-2025 Aceptado 15-09-2025
Abstract
Worldwide, abortion is the third leading cause of maternal mortality. Since 2016, there
have been no official figures on this issue in Venezuela, despite the fact that various
national and international organizations treat it as a public health problem, the severity of
which has increased in recent years. While some grassroots feminist movements remain at
the technical and political forefront of abortion support, providing information on the use
of and access to safe abortion medications, the medical establishment in Venezuela
promotes the violation of the sexual and reproductive rights of users of the National Public
Health System. Based on interviews with doctors and women who have had abortions, and
several days of observation in a maternity hospital in Maracaibo, it was possible to
highlight and identify various forms of violence suffered by women who arrive at the
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emergency room with an abortion in progress. Likewise, some of the mechanisms of abuse
and stigmatization used by hospital staff, their causes, and why they persist, were
recorded.
Keywords: Medical system, obstetric violence, abortion, ethnography.
Introducción
El presente estudio busca visibilizar y analizar la problemática de las mujeres que
llegan a las salas de urgencias con un aborto en curso, describiendo algunas modalidades
de maltrato y estigmatización aplicadas por el personal hospitalario y cómo éstas surgen y
se mantienen.
En cuanto a la metodología, realicé entrevistas a cuatro médicos y a dos mujeres que
abortaron (una tuvo un aborto espontáneo y otra, voluntario, ambas fueron atendidas por
una organización feminista de acompañamiento). También llevé a cabo una observación
etnográfica en dos centros de salud de Maracaibo, durante el mes de marzo de 2023, uno
de los cuales es un hospital materno en cuya sala de emergencia estuve durante tres días,
en los cuales pude observar dos casos de aborto en curso. Esta investigación se describe de
manera más extensa en mi trabajo final de máster
1
, al igual que algunos argumentos que
planteo aquí.
El aborto en Venezuela, brevemente
Debido al silencio estadístico existente en Venezuela desde 2016, fecha en que fue
publicada la última Gaceta Epidemiológica
2
, se nos dificulta dimensionar adecuadamente
la problemática del aborto en el país. Desde entonces no se publican cifras o indicadores
oficiales, y si se ha hecho ha sido de forma aislada. Si bien existen organizaciones no
gubernamentales produciendo datos sobre el estado de los centros hospitalarios y de la
salud en el país, haciéndolo de manera muy activa, éstos no tienen, en la mayoría de los
casos, el alcance debido o carecen del rigor necesario para propósitos analíticos, tratándose
de acercamientos parciales, hechos con muestras limitadas, algunas inclusive basándose
solamente en el conteo de sucesos mencionados en artículos periodísticos
3
.
1
DELGADO MEDINA, C. 2024. “Llantos uterinos. La violencia obstétrica en la atención al aborto en el
sistema público de salud vista desde el movimiento de «acompañamiento» feminista en Venezuela.” Trabajo
final de máster, Universidad de Granada y Universidad Centroeuropea, Granada.
2
“Boletines Epidemiológicos: ¿Por qué ahora y no antes?” (n.d.). Observatorio Venezolano de la salud.
3
DELGADO MEDINA, C. Ibid. p. 5.
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De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en 2015 la razón de
mortalidad materna en Venezuela se situaba en 126
4
, y estimaban la de 2020 en 259. En el
informe principal se resalta que se trata del país con mayor aumento en los porcentajes de
mortalidad materna entre 2000 y 2020: 182% en este indicador
5
.
Aunque el subregistro y las clasificaciones erróneas de los datos epidemiológicos
también constituyen un problema generalizado para la realización de investigaciones
mejor sustentadas sobre la mortalidad materna y perinatal
6
, se sabe que, a nivel mundial,
el aborto inseguro es la tercera causa de muerte materna
7
. Se llega a esta conclusión por
cuanto se considera razonable suponer que las muertes por abortos se deben a la práctica
de abortos inseguros, ya que el aborto espontáneo no suele ocasionar la muerte de la
gestante
8
.
Teniendo esto en cuenta, un ejemplo muy ilustrativo para entender la mortalidad
causada por el aborto inseguro en nuestro país, del cual, como ya dijimos, no se llevan
cifras específicas, lo encontramos en dos resultados arrojados por un estudio analítico de la
mortalidad materna realizado en la Maternidad Concepción Palacios de Caracas entre 2014
y 2020
9
. En dicho estudio se determinó, por una parte, que, de las 73 muertes maternas
registradas, 9 ocurrieron en la etapa del aborto (12,32%), y el resto durante el parto o la
cesárea. Por otra parte, también se encontró que la segunda y tercera causas de muerte
fueron la sepsis y la hemorragia obstétrica, con 26% y 23% respectivamente, dos
complicaciones muy asociadas también con el aborto inseguro.
Más adelante podré esbozar la manera en que, en un escenario complicado como el
de los abortos observados y los descritos en las entrevistas, las líneas entre lo que se
supone que es un aborto espontáneo y un aborto provocado se difuminan, lo cual debería
poner en cuestión el entendimiento que el personal de salud y las personas en general
tienen del aborto y su visión “moral” al respecto.
4
Perfil de país. Mortalidad materna. Venezuela (República Bolivariana de Venezuela) 2000-2020., 2023
5
Trends in maternal mortality 2000 to 2020: estimates by WHO, UNICEF, UNFPA, World Bank Group
and UNDESA/Population Division, 2023.
6
Ídem.
7
World Health Organization. Unsafe abortion: global and regional estimates of incidence of unsafe
abortion and associated mortality in 2008. World Health Organization. 2011. P. 45.
8
Ídem.
9
CABRERA, C., GÓMEZ, J., FANEITE, P., and UZCÁTEGUI, O. 2021. “Tendencia actual de la mortalidad
materna. Maternidad ‘Concepción Palacios’ 2014-2020.” Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela,
81(04). pp. 342353.
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Para entender el problema del aborto inseguro, debe tenerse presente que desde la
introducción en los años 80 de la prostaglandina misoprostol, su amplia aceptación como
medicamento obstétrico y como método para inducir el aborto y tratarlo de forma
ambulatoria en el ámbito domiciliario, ha hecho que el aborto voluntario sea muchísimo
más seguro que antes, independientemente de que su práctica sea clandestina o legal, cosa
que incluso tienen que admitir hasta los más efusivos detractores del aborto
10
. Por otro
lado, hoy en día el misoprostol, administrado junto con la mifepristona (un antagonista de
la progesterona) o por sí solo, es el tratamiento farmacológico más aceptado para el aborto
durante el primer trimestre
11
, mientras que el método instrumental reconocido como s
seguro para abortos del primer trimestre, es la aspiración manual endouterina (AMEU).
Otro asunto que me llala atención durante mi estancia en la emergencia de la
maternidad es la forma en que el misoprostol se administraba, contraviniendo los
lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional
de Obstetricia y Ginecología. En varios casos se extendía el intervalo entre dosis en la
aplicación del medicamento, lo cual alarga innecesariamente el tiempo de estancia
hospitalaria de la paciente. Esto ocurría a pesar de tener un cartel de la OMS con las
instrucciones, pegado en la puerta de la sala de observación.
No obstante, por más que el misoprostol haya convertido al aborto en una práctica
más segura, ésta sigue siendo una práctica criminalizada en Venezuela y altamente
estigmatizada por la sociedad venezolana y también por el personal hospitalario
12
. Como
en los entornos clínicos no suelen permitirse los abortos, ni siquiera los que tienen
motivaciones que caben dentro de la legalidad, lo más común es que las usuarias del
sistema público de salud lleguen con un aborto (voluntario o no) en curso y es, por lo tanto,
el personal hospitalario el que se encarga de tratar las complicaciones, cuidar o hasta
denunciar a las pacientes; de allí la importancia de reconocer cómo a través de estos
procedimientos se ejercen violencias contra las mujeres.
10
KOCH, E., THORP, J., BRAVO, M., GATICA, S., ROMERO, C. X., AGUILERA, H., and AHLERS, I. 2012.
“Women’s Education Level, Maternal Health Facilities, Abortion Legislation and Maternal Deaths: A Natural
Experiment in Chile from 1957 to 2007.” PLOS ONE, Public Library of Science, 7(5), e36613. pp. 347.
11
Organización Mundial de la Salud. Directrices sobre la atención para el aborto. Organización Mundial de
la Salud. 2022.
12
CAMACARO CUEVAS, M. 2006. “Voces sobre la violencia en la atención del aborto.” Revista Venezolana
de Estudios de la Mujer, Centro de Estudios de la Mujer, 11(26). 055070.
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Algunas violencias obstétricas ejercidas durante el aborto
1) Legrados y únicamente legrados
Me interesó abordar la relación entre la preferencia de los médicos por el aborto
instrumental con legrado
13
por sobre el al aborto medicamentoso
14
, que es más seguro. Es
cuestionable la explicación que se suele ofrecer para esta preferencia, por lo que
consideramos que se trata de una forma de ejercer violencia institucional. Asimismo, ha de
denunciarse el encubrimiento de los mecanismos que posibilitan el aborto legal en
Venezuela, como otra forma de violencia institucional.
¿Por qué el legrado está tan normalizado? En una de las entrevistas un médico
especialista recién graduado se refirió a la evacuación uterina con misoprostol como
“legrado químico” (“Hay lo que se le dice… lo que son legrados químicos, pero en verdad
en los libros no sale.”
15
). Encontramos que esta manera de conceptualizar las cosas está
relacionada con la formación recibida en su especialización. En efecto, la estructura
jerárquica de la especialización en ginecología y obstetricia tiene como base a médicos
generales que tienen experiencia en la atención de partos en entornos rurales, y son a éstos
residentes recién ingresados del primer año a los que se les asigna la tarea de encargarse de
los partos. El programa progresa hacia la enseñanza de técnicas instrumentales en el
segundo año, y es en este momento que son iniciados en el dominio de la legra. En el tercer
año, empiezan a ser entrenados en cirugías obstétricas más complejas, y en el cuarto año se
les suma a sus responsabilidades el dirigir y apoyar en la enseñanza de los residentes de
menor experiencia.
Cabe acotar que el legrado es una intervención invasiva (aunque no se considere en
misma una cirugía), que las pacientes la mayoría de las veces no ameritan, y aunque
estas suelen aceptar esta intervención al firmar un formulario de “consentimiento
13
El legrado es un procedimiento de vaciamiento uterino en el que se usa una legra, también llamada cureta
(un instrumento rígido que se asemeja a una cuchara de borde filoso) para raspar y extraer el recubrimiento
del útero donde se encuentra implantado el producto del embarazo. De acuerdo con el protocolo OMS de
2022 antes citado, se considera menos seguro durante el primer trimestre que el aborto medicamentoso o la
aspiración manual, que son los métodos de referencia.
14
El método de aborto medicamentoso preferido por la OMS y al que me refiero en este artículo es el uso
combinado de mifepristona y posteriormente misoprostol, el cual ocasiona la evacuación del útero.
15
DELGADO MEDINA, C. ibid. p. 62.
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informado”, en la maternidad maracaibera que observé no se les ofrecen otras opciones
16
menos invasivas, lo cual se catalogaría como violencia obstétrica. Si bien la violencia
obstétrica suele estar más referida al parto
17
, esta clase de comportamientos que presencié
calzan con su definición académica y también con la definición legal que se hace de ella en
la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia
18
.
En la maternidad donde estuve, en Maracaibo, la precariedad económica y laboral
condiciona la calidad de la atención prestada por el personal hospitalario e influye en los
atropellos que se ejercen sobre las paciente; pero, a su vez, la manera en que el postgrado
en ginecología y obstetricia divide las tareas entre los residentes, hace que el criterio para
decidir que una paciente deba someterse a un legrado no esté basado en estudios
científicos ni en recomendaciones actualizadas (como el protocolo de la Organización
Mundial de la Salud), sino que se prioriza la aplicación de ciertas técnicas aprendidas, en
lugar de averiguar lo más conveniente terapéuticamente para las pacientes.
La existencia de una tecnología, por muy efectiva que se demuestre que sea, no
justifica por sola su incorporación a las prácticas de un hospital o de un centro
asistencial, a menos que éste cuente con una política institucional sesgada
19
. La mayoría
de los médicos que entrevisté conocen (con diversos grados de profundidad) no sólo el
medicamento misoprostol y su uso como abortivo, sino también la problemática de la
violencia obstétrica, pero la forma como se prioriza el uso de las tecnologías en el plan de
estudio de la especialidad en obstetricia y ginecología, así como la rutina de los residentes
de la especialidad, hacen que este avance científico, de hace más de treinta años, siga fuera
del alcance de las pacientes maracaiberas.
2) ¿Aborto legal?
16
Uno de los ginecólogos entrevistados en Caracas manifestó que en la maternidad donde él ejerce se
presenta a las pacientes otras opciones para la evacuación uterina, por lo tanto, hay constancia de que hay
centros que sí utilizan criterios que hacen más partícipe a la paciente de esta decisión.
17
GARCÍA, E. M. 2021. Partos arrebatados: la violencia obstétrica y el mercado de la sumisión femenina.
Trincheras, Ménades, Madrid.
18
En el artículo 9, numeral 13 se define la violencia obstétrica como “…un abuso de medicalización y
patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir
libremente sobre sus cuerpos y sexualidad…y en el numeral 20 se define la violencia ginecológica como
…actos discriminatorios, degradantes y vejatorios de la dignidad de las mujeres practicados y tolerados
por el personal de la salud…
19
HOWELL, J.D. 1995. Technology in the hospital: transforming patient care in the early twentieth
century. Johns Hopkins University Press. Baltimore. pp. 131.
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El Código Penal Venezolano data de mediados del siglo XIX, es decir, el código
vigente, aunque es de 1926, es prácticamente el mismo de 1897 (Tamayo Rodríguez, 2011).
Lo referido al aborto en ese Código, está recogido en el capítulo IV, titulado “Del aborto
provocado”, y el contenido del artículo que lo abre, mantiene sin cambios lo sostenido en el
código de 1897: castigar con cárcel a la mujer que aborta y a terceros que la ayuden. Esto
nos muestra que, en nuestro país, sigue siendo penalizado el aborto voluntariamente
practicado, excepto en el caso de que se haga para salvar la “vida” de la parturienta
20
, sin
reconocer que se trata de una medida que cercena su derecho a decidir sobre su cuerpo y
sexualidad. Esto va en contra del reglamento constitucional actual que defiende los
derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
Esta vieja ley es ampliamente cuestionada por las feministas venezolanas, pero su
contenido discriminatorio e injusto no es reconocido por el resto de la población. En mi
investigación, encontré frecuentemente a personas que creen que el aborto está permitido
en casos de violación o malformaciones fetales, pero realmente no es así; pero lo más
preocupante es que, en los hospitales que observé, una parte significativa del personal
sanitario lo creía también.
21
El otro asunto importante es que la redacción del Código Penal Venezolano es
precisa y a la vez inespecífica, ya que la norma no delimita o especifica las circunstancias
que justifican que un aborto sea “indispensable para salvar la vida de una parturienta”, ni
tampoco quiénes deben decidirlo. La extracción quirúrgica de un embarazo ectópico o una
mola hidatiforme parcial no serían catalogadas como un “aborto” en ningún hospital del
país, sin embargo, otras situaciones que describo a continuación no gozan del mismo
consenso.
En la sala de emergencias encontré a una mujer cuyo embarazo le causó una
preeclampsia que ponía en riesgo su vida y la predisponía a tener un parto prematuro
(antes de las 20 semanas), pero no se le explicó que las probabilidades de supervivencia del
niño fuera del útero eran extremadamente bajas, ni tampoco que la situación que ella
estaba padeciendo era potencialmente fatal y que la interrupción del embarazo podía ser
una opción aconsejable para ella.
20
Comisión Legislativa Nacional, Código penal de Venezuela. art. 435.
21
DELGADO MEDINA, C. ibid. pp 30, 78-79, 108-109.
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Entre los médicos de Maracaibo que obser y entrevisté hay la idea de que la
decisión sobre qué casos ponen en riesgo la vida de la parturienta debe ser tomada por el
comité de ética del hospital correspondiente. En realidad, los hospitales que tienen comités
de ética constituidos son muy escasos
22
además de que no existen leyes ni instancias que
rijan a estos comités
23
, y lo que es peor, tampoco tienen facultad para hacer
pronunciamientos vinculantes”
24
. El comité de ética es una entidad consultiva, y nada más.
Uno de los médicos que entrevisté (quien ejerce en Caracas) contó que en su hospital el
comité de ética tenía una postura obstruccionista hacia los casos que varios colegas
consideraban que amenazaban la vida de las pacientes y merecían la interrupción del
embarazo.
En el actual marco legal venezolano existe La Norma Oficial para la Atención
Integral en Salud Sexual y Reproductiva que, entre otras cosas, contempla la importancia
de proteger a las mujeres que quieran abortar de ser criminalizadas por sus médicos
cuando requieren la atención de éstos. También respalda el aborto terapéutico, y establece
que debe garantizárseles atención post aborto adecuada. Pero se trata de una norma muy
desconocida y que no ha sido actualizada desde 2013, si bien, a grandes rasgos, sus
lineamientos para la atención del aborto se mantienen concordantes con las
recomendaciones actuales de la OMS.
Creo que este desconocimiento de la ley, por parte del personal médico y de la
población en general, proviene de una falta de voluntad política a nivel estatal para darla a
conocer y para hacer cumplir los limitados derechos que protegen la decisión de las
mujeres con respecto a sus propios embarazos. También pienso que, a nivel micro, las
instituciones (hospitales, maternidades, universidades) sostienen y promueven un discurso
conservador que desvaloriza la humanidad de las mujeres, y toma la vía más convencional
y, por lo tanto, la que ofrece menor resistencia e incomodidades a sus funcionarios, en sus
distintos niveles, en detrimento del consentimiento y la libertad de decidir de las mujeres
afectadas. Observé que mientras la mayoría de los médicos evitaba denunciar a las mujeres
(porque el código penal criminaliza también la colaboración del médico en el aborto), en el
22
APITZ CASTRO, R. 2020. “Comités de bioética.” Gaceta Médica de Caracas, Academia Nacional de
Medicina, 110(1). 2002. 110113.; Iribarren, D. J. M. G. “Los Comités de Bioética Hospitalarios en
Venezuela.” Gaceta Médica de Caracas, 123(3). 169177.
23
APITZ CASTRO. Ibid.
24
IRIBARREN. Ibid.
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hospital materno donde hice mis observaciones, la mayor amenaza de criminalización
provenía del personal administrativo, vigilantes de seguridad y trabajadoras sociales
25
.
Discusión
Este trabajo encuentra un antecedente importante en las entrevistas que Marbella
Camacaro hizo a residentes de Obstetricia y Ginecología en el estado Aragua, en la primera
década de este siglo
26
. En mi investigación encontré que, casi veinte años después, muchas
de las violencias que ella identificó se han afianzado, pero también es importante resaltar
que a principios de siglo el aborto con medicamentos no estaba tan extendido. Por eso me
parece alarmante que ahora que contamos con distintos tratamientos de primera línea
para la práctica de abortos seguros, ampliamente disponibles en nuestros hospitales, se
siga recurriendo a la excusa de la saturación de trabajo y de la precariedad económica, para
no emplearlos. Y también que se imponga arbitrariamente un único tratamiento, cuando
existen varios que benefician más a las usuarias, y que para su implementación ya existen
los medios suficientes, como es el tratamiento ambulatorio con misoprostol o la aspiración
manual. En las entrevistas pude constatar que la implementación de este último puede
suponer algunas dificultades, lo cual requiere de mayores investigaciones.
El desconocimiento del estado legal del aborto y sus matices por parte del personal
de los hospitales evidencia también otro punto ciego en la educación del personal de salud
y también en la gestión administrativa de dichos centros, lo cual exige una mayor
intervención del movimiento feminista.
Conclusiones
Las condiciones de deterioro en las que se encuentra actualmente el sistema público
de salud en Venezuela, dificultan atender con celeridad y dignidad a las personas
27
en
25
DELGADO MEDINA, C. Ibid. pp 66-67, 107-108.
26
CAMACARO CUEVAS, M. Ibid.
27
NOTA DE LA AUTORA: Al igual que las víctimas de violencia obstétrica*, la amplísima mayoría de las
usuarias de redes de aborto con medicamentos son mujeres, fue el único género que tuve oportunidad de
observar y entrevistar en estos espacios. Si bien ambos problemas también afectan a otras personas con
capacidad de gestar, y aunque existen sin lugar a duda personas transmasculinas y no binarias en Venezuela
que pueden quedar embarazadas, necesitar un aborto, pasar por grupos de acompañamiento y encontrar
muchos de los mismos obstáculos que enfrentan las mujeres en la atención obstétrica y también los
particulares a su género, mi investigación no pudo abarcarlas. Tanto los términos “personas”
[gestantes o con capacidad de gestar] como “mujeres” se utilizan en este artículo
intencionalmente y, por lo tanto, no siempre intercambiables.
* VILLEGAS RODRÍGUEZ, A., CEDEÑO GÓMEZ, R., URBINA GUTIÉRREZ, M., FLORES SEQUERA, M.,
Medina, C. Revista de Filosofía, Vol. 42, Nº Especial 2025, pp. 61-70 70
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proceso de aborto, siendo esta una de las causas de mortalidad materna más importante.
Pero lo más grave es que se siga abordando este problema con métodos no adecuados y con
una mentalidad conservadora e injusta, cuando están disponibles alternativas más
recomendables y seguras, entre otras razones, por dar prioridad al aprendizaje de técnicas
quirúrgicas actualizadas, echando a un lado las necesidades de las pacientes.
La deshumanización del sistema público de salud venezolano, se sigue poniendo en
evidencia a través de la manipulación y el ejercicio de la violencia sobre el cuerpo de la
paciente, en nuestro caso, sobre su proceso de gestar. Esta es una forma de violencia
institucional y de género, obstétrica y ginecológica, que sigue reafirmando una cultura
patriarcal firmemente arraigada en la enseñanza médica, y en el tratamiento del aborto y
de las mujeres. Se trata de una cultura afianzada desde hace siglos, y que, a pesar de los
avances de los movimientos feministas y del acompañamiento que han venido haciendo a
las mujeres en estas situaciones, todavía impone obstáculos difíciles de superar.
MAZA, M., FRANCESCHI, B., BELLO, N., and LÓPEZ, R. 2022. Informe ejecutivo: Estado de la atención
ginecobstétrica durante la gestación, parto, nacimiento y puerperio inmediato en el sistema de salud
venezolano. Caso: Gran Caracas. (M. Camacaro Cuevas, ed.), Caracas, Venezuela. p. 21.
REVISTA DE FILOSOFÍA
ESPECIAL 2025
Esta revista fue editada en formato digital y publicada en OCTUBRE de 2025
por el Fondo Editorial Serbiluz, Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela
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