Gobernar  mejor  es  propiciar  el  aumento  individual  y 
colectivo de intereses que se relacionen entre sí en lógicas de mercado. 
Ese propiciar el aumento de intereses se mantiene hasta hoy como lógica de gobierno 
que todavía articula libertad y crítica. Para Foucault la crítica contemporánea se caracteriza 
por  una  paradoja:  desde  los  años  1960  se  ha  sumado  a  las  agendas  internacionales 
cuestiones que antes se consideraban apolíticas: relaciones de género, funcionamiento de 
las  instituciones  médicas,  psiquiátricas,  educativas  y  penales,  temas  ambientales  y 
relacionados con la salud y el cuerpo, entre otras. Pero, al mismo tiempo, se genera una 
"inmensa  y  proliferante  criticabilidad  de  las  cosas,  las  instituciones,  las  prácticas  y  los 
discursos". Ambas, aumento de intereses y la correlativa profusión de “criticabilidadad” es, 
precisamente, el ejercicio de gobierno liberal: infancia, genero, raza, enfermedad, ambiente, 
inclusión, religiosidades, son artificialmente alentados para que el esfuerzo de su defensa 
particular produzca un efecto de mejor gobierno.  Crítica, libertad e interés, es la triada del 
gobierno liberal.   
La actitud crítica, como virtud de indocilidad, como resistencia, no es el reverso del 
liberalismo, sino una de las estrategias de construcción de una libertad que es el combustible 
mismo  de  la  gubernamentalidad.  Por  tanto,  de  cierta  manera,  al  decir  que  la  crítica  es 
negarse a ser gobernados por ciertos poderes y ciertos saberes, no significa su impugnación 
sino  su  perfeccionamiento  constante.  Crítica,  desde  el  punto  de  vista  Kantiano  del  uso 
público de la razón, es la exigencia constante de libertad. Y solo una actitud crítica es la que 
actúa precisamente para que la "demasiado poca libertad existente sea dada por la aún más 
libertad que se demanda”. Es decir, el liberalismo da cabida a elementos como la crítica 
porque hace parte de esa poca libertad que se posee, pero a condición de que exija cada vez 
más, que produzca más en terrenos fácticos de las prácticas y en los territorios abstractos e 
las subjetividades.  
 
3. ¿Es usted neoliberal, profesor Foucault? de la gubernamentalidad al sí 
mismo 
Parte  del  interés  de  Foucault  por  el  liberalismo  era  la  capacidad  de  esa 
gubernamentalidad de incentivar intereses que lo potencian. Es decir, su interés, en cierta 
forma, es un interés liberal. No se interesaba tanto por la libertad positiva que aseguraba las 
instituciones democráticas, sino la alternativa de una libertad negativa que se manifiesta la 
potencia de no ser gobernado, de resistirse con las libertades disponibles y las exigibles. Esto 
es, cuando menos disciplina se imponga desde arriba, más amplio será el espacio para el 
ejercicio de la decisiva voluntad del individuo. En ese sentido Foucault mismo coadyuvó 
“tanto  como  cualquier  otra  figura  de  su  generación”  a  impulsar  el  resurgimiento  del 
neoliberalismo.