Eljuri, A. Revista de Filosofía, Vol. 41, Nº Especial 2024, pp. 122-146                                                136 
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela. ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598 
 
5. Al  contrario  que  en  la  Disertación  Latina  del  año  70,  el  mero 
pensamiento  no  es  ya  conocimiento,  mientras  que  en  el  año  70  veíamos  como  el 
pensamiento a  través de  los conocimientos puros era  un conocimiento  metafísico de  las 
cosas  en  sí,  ahora    solamente  hay  conocimiento,  cuando  hay  colaboración  entre 
pensamiento e intuición, sea el pensamiento y la intuición pura, sea el pensamiento y la 
intuición  empírica;  que  arroja en  cada caso un  conocimiento:  El  de  la  intuición  pura,  a 
saber,  el  conocimiento  matemático,  sea  la  geometría,  la  aritmética,  o  la  mecánica  dice 
Kant,  o  el  conocimiento  donde  la referencia es  entre  pensamiento  e  intuición  empírica.  
Intuición empírica es la intuición de una sensación. En el año 70 había una dualidad de 
pensamiento e intuición, ahora no solamente hay eso, sino que además hay una recíproca 
dependencia,  por  eso  en  la  Crítica  de  la  razón  pura,  Kant  dirá:  “que  una  intuición  sin 
concepto es ciega, que un concepto sin intuición es vacío”. Pues son los conceptos los que 
determinan, es decir, las sensaciones extendidas en el espacio o en el tiempo, es la materia 
del conocimiento empírico, la forma en sentido estricto son los conceptos que determinan 
(determinar  algo  es  limitarlo).  Es  el  entendimiento  el  que  determina  eso  a  través  del 
concepto, pero eso no es arbitrario, la materia, es algo que está en potencia, algo que antes 
de ser determinado puede ser determinado, es potencia, materia en el sentido aristotélico: 
materia  como  ente  en  potencia.  La  determinación  puede  ser  involuntaria:  nosotros 
estamos siempre determinando las  apariciones, los fenómenos a  través  de los conceptos 
puros, eso se lleva a cabo en nosotros de una manera pasiva, sin que nosotros queramos y 
de  eso  resulta  todo  el  mundo  de  objetos  que  hay.  Pero  además  de  esa  determinación 
involuntaria, que es la que produce para nosotros todo este mundo de objetos, a partir de 
ella  hay  una  determinación  voluntaria,  que  es  la  que  realizamos,  al  empezar  a  predicar 
conceptos de cualquier objeto, siempre que sean adecuados a él, o a lo que se nos muestra. 
 
6. Todos  los  pensadores  de  la  tradición  racionalista:  Descartes,  Leibniz,  etc. 
Pensaban que la estructura de la razón tenía sus raíces en Dios. Esta tradición llama a Dios 
el Ens Realisimum, porque Él contiene todas las Realitates, y Realitates quiere decir todos 
los predicados positivos; todas las determinaciones positivas. Él tiene todas las realidades, 
y es gracias a su esencia que Él crea el mundo, porque esa esencia de Él está constituida 
por todas las Ideas que son los modelos según los cuales Él crea las cosas y también entre 
ellas crea la razón humana, con tales y cuales ideas innatas, de tal manera que el repertorio 
de ideas innatas que tiene la razón humana, remitiría en último término a una raíz común 
que  sería  Dios,  que  sería  la  esencia  del  conocimiento.  Kant  termina  con  esto,  porque 
resulta  que  él  no  puede  apelar  al  conocimiento  de  Dios  para  explicar  la  verdad  del 
conocimiento a priori, y es la razón humana la que tiene que sacar esos conceptos de sí 
misma. Él no puede decir la razón humana tiene tales y cuales conceptos a priori porque 
ellos tienen su realidad en Dios. Kant no puede desprender el conocimiento  a priori del 
hombre a partir de la esencia de Dios, él piensa que las categorías tienen su raíz en una 
facultad de  la  razón, y  la razón  es  consciente  para sí misma, él  por principios considera 
posible que la razón descubra todos los conceptos puros que posee, de tal manera que eso 
hace posible que Kant pretenda establecer un Sistema de todos los conceptos puros.