Granados, J. Revista de Filosofía, Vol. 41, Nº109, 2024-3, (Jul-Sep) pp. 9-20                                                     15 
Universidad del Zulia. Maracaibo-Venezuela. ISSN: 0798-1171 / e-ISSN: 2477-9598 
 
 
 
virtud, primeramente, intelectual o teórica, pero concernida (o en correspondencia) con la 
práctica (como praxis), porque enseña a encontrar el término medio. A ella se suman la 
templanza,  la fortaleza y  la  justicia,  que  conforman  las  llamadas  virtudes  cardinales.  La 
prudencia  es  analógica  o  aplica  la  analogía,  ya  que  el  prudente  busca  el  equilibrio  o 
proporción. Es búsqueda del medio, y de los mejores medios, para alcanzar o conseguir un 
fin. Con medio se entiende instrumento o acción proporcionados a un fin, pues son lo que lo 
proporciona. Y como la prudencia busca el medio, y en el medio está la virtud, la prudencia 
es la llave (clave) de las otras virtudes. Sin ella no se dan las otras, que se despliegan con 
armonía y orden (Beuchot, 2011, 108). La prudencia es la deliberación, la ponderación, la 
capacidad  de  sopesar los  pros  y  los  contras  de  las  acciones  para  hacer  de  estas  medios 
adecuados a los fines. La prudencia es, como virtud, el sentido de la medida, de la proporción 
y  aporta  el  medio  justo  (Beuchot, 2011, 109).  Ahora,  bien,  si  la prudencia es  la llave, la 
templanza es la puerta, la fortaleza, la columna y la justicia, el remate. Esta es el fin. Las 
virtudes se ordenan a ella. Es la virtud más perfecta. Es la que hace brillar a una sociedad.  
 
Como  sabemos,  y  queremos,  la  finalidad  del  derecho  es  la  justicia.  Dado  que  un 
Estado ha de salvaguardar la justicia social, ha de dar leyes justas. Ahora bien, la justicia es 
analógica,  tiene  (o  ha  de  tener)  un  fuerte  carácter  analógico.  Ya  desde  antiguo  se 
distinguieron las tres clases de la justicia, a saber, la conmutativa, la distributiva y la legal. 
La conmutativa, como igualdad proporcional en los contratos, se basaba en la analogía de 
proporción  aritmética.  La  distributiva,  como  igualdad  en  el  reparto  de  los  bienes  y 
obligaciones, tenía como esquema la analogía geométrica, pues ha de tener en cuenta no solo 
las necesidades, sino también los méritos y las jerarquías. La legal, como obediencia a las 
leyes y aplicación de estas en los juzgados, se basaba en la analogía de proporcionalidad, 
pero  como  equidad,  que  igualmente  es  (o  debe  ser)  analógica.  Y  para  corresponder 
cabalmente a la justicia y sus clases ha de intervenir la prudencia (Beuchot, 2011, 118), ya 
que con ella se buscaría el término medio, la mediación y los medios adecuados a la justicia, 
según la clase, de la que se trate. De hecho, en la jurisprudencia recurre a la analogía cuando 
hay ambigüedades o lagunas. Más aún, como su mismo nombre indica, la jurisprudencia ha 
de ser prudente, esto es, poner en práctica la analogía. Sin la analogía, la prudencia y la 
equidad  la  ley  o  se  aplicaría  siempre  igual,  unívocamente,  o  siempre  diferente, 
equívocamente. En ambos casos se cometería injusticia (Beuchot, 2011, 127).  
 
Filosofía  social  y  política,  en  el  Manual  de  Filosofía,  "es  el  estudio  [entre  la 
descripción y la crítica] de las formas de sociedad a la luz de la ética, buscando el modo en 
que realizan la justicia y logran el bien común" (Beuchot, 2011, pág. 131). De 2006 se puede 
consultar el libro llamado Filosofía política del mismo filósofo mexicano. Con el bien común, 
que consiste en lograr una vida virtuosa para todos los ciudadanos, se haría justicia a la 
sociedad. Un verdadero político está llamado a promover o propiciar las condiciones para 
esa vida virtuosa. Esas condiciones abarcan lo material (como los bienes para la subsistencia, 
esto es, los bienes de defensa, habitación, alimentación y salud) como lo espiritual (como la 
educación  y  el  ocio  recreativo)  (Beuchot,  2011,  137).  Para  que  así  sea  se  necesita  de  la 
prudencia. Así, de ser una virtud intelectual y moral o ética, se vuelve una virtud política, ya 
que es la que da la sensibilidad para el término medio de las deliberaciones, las decisiones y 
las  acciones;  es  la  que  da  con  la  medida  de  la  convivencia.  En  consecuencia,  pueden