
Jorge J. Villasmil Espinoza
Presentación 
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4.  Las crisis tienen un origen cronológico claro que puede ser ubicado 
históricamente  para  efectos  de  la  investigación  cientíca  de  sus 
causas y consecuencia. 
5.  Las crisis pueden ser parciales o totales para la vida de un sistema 
político o un orden social (Caballero, 2007).   
Bajo esta perspectiva propia de la losofía de la historia, en el mundo de 
hoy, en pleno siglo XXI, están sucediendo un conjunto de acontecimientos 
que permiten predecir el desarrollo de un conjunto de crisis que, llegado 
el momento, tienen la fuerza para erosionar la vida de algunos y países 
y del orden mundial vigente (Arbeláez-Campillo y Villasmil, 2020). Mas 
concretamente nos referimos a: La invasión rusa a Ucrania; la guerra del 
Estado de Israel con las milicias del grupo Hamas en Palestina; la guerra 
civil en  Siria y en  Irak; el  conicto bélico en  Nagorno-Karabaj, sucedido 
entre Azerbaiyán y Armenia; la guerra civil en Sudan del sur; la guerra 
civil yemení; la guerra Tigray en Etiopía y, en menor medida, el conicto 
venezolano entre ocialismo y oposición que ha generado la migración más 
de cinco millones de personas.           
Tal como sostiene Stiglitz (2002), en un mundo interconectado por 
las redes de la globalización, los acontecimientos políticos, económicos 
y sociales que afectan la vida de una país particular, tienen además, un 
impacto regional e internacional de carácter inusitado que debe ser valorado 
en su justa medida, mucho más cuando las grandes potencias del mundo de 
hoy (EE. UU., China, La Unión Europea y la Federación rusa), como parte 
de su agenda de poder, toman decisiones geopolíticas y geoestratégicas 
para preservar sus intereses, objetivos y aspiraciones en todo el mundo, al 
calor de cada suceso relevante, sin importar, muchas veces, el impacto que 
sus acciones tienen en la soberanía nacional de los países del llamado Sur 
global, otrora países en vías de desarrollo o “países del tercer mundo”.      
Desde nuestro punto de vista, los análisis geopolíticos, económicos y 
sociológicos, entre otros, suelen olvidar la dimensión subjetiva y personal 
de cada crisis, bien sea porque a diferencia de la psicología, las ciencias 
sociales y humanas se han preocupado más por el carácter estructural y 
sistemático de estos fenómenos o, también, porque la concepción empirista 
lógica de las ciencias a privilegiado el estudio colectivo de los fenómenos 
en desmedro de su impacto individual. De cualquier modo, los cientícos 
con sensibilidad social no debemos olvidar que las guerras, crisis y 
demás problemáticas sistémicas destruyen los proyectos de vidas y hasta 
lateralmente la vida de personas concretas, muchas veces signadas por la 
vulnerabilidad y por escenarios de emergencia social. 
Por estas razones, y como un intento de revindicar la vida y las 
subjetividades  de  las  personas  comunes  urgen  el  desarrollo  de  líneas  de 
investigación que puedan conectar las relaciones individuales y colectivas