
TABLA I 
Media y desviación estándar de la concentración plasmática de hormona 
Anti–mülleriana (AMH), del RFA realizado los días cero (T0) y 9 (T9) del 
protocolo de superovulación y del número total de cuerpos lúteos, 
estructuras y embriones transferibles colectados en el día 16 (T16)
Variable
µ ± DE 
(n=36)
Valores Correlación *
Mín Máx R P
1. Hormona Anti–mülleriana (AMH) 0,07 ± 0,03 0,03 0,15 ̶ ̶
2. Recuento de folículos antrales T
0
14,7 ± 4,3 8,00 26,0 0,21 0,23
3. Recuento de folículos antrales T
9
16,4 ± 5,2 7,00 27,0 0,84 0,01
4. Recuento de CL
16
10,8 ± 3,6 5,00 18,0 0,73 0,01
5. Estructuras colectadas
16
7,5 ± 3,2 0,00 14,0 0,76 0,01
6. Embriones transferibles
16
4,2 ± 2,8 0,00 11,0 0,78 0,01
Los datos se expresan como valores medios ± desviación estándar (D.E). *: correlación 
entre la concentración de AMH (1) con cada una de las otras variables (2–6)
Relación entre AMH y SOV en vacas Holstein Mestizas / Jácome-Aucay y cols._____________________________________________________
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Análisis general de la concentración de la hormona Anti–mülleriana, 
recuento de folículos antrales, y relación y asociación entre las 
dos variables
La concentración media de la AMH (n=36) fue 0,07 ± 0,03 ng·mL
-1
, 
con un valor mínimo de 0,03 ng·mL
-1
 y un máximo de 0,15 ng·mL
-1
 
(TABLAI). Estos resultados presentaron alta variabilidad con respecto 
a los reportados previamente por Rico y col. [37] para la raza Holstein, 
en condiciones de manejo y medioambientales diferentes (vacas de 
4–9 años de edad, en el trópico bajo). Estos autores describieron una 
concentración mínima de 0,025 ng·mL
-1
 (similar al presente estudio), 
sin embargo, el valor máximo (0,228 ng·mL
-1
) fue 1,5 veces mayor que 
en el presente estudio.
Al realizar el recuento de folículos antrales (RFA) mayores a 4 mm el 
día de inicio del protocolo de superovulación (T0), se observó un valor 
mínimo de 8 y máximo de 26 folículos, con una media de 14,7 ± 4,30 
folículos. De igual manera, al evaluar la respuesta al proceso de 
superovulación, mediante el RFA mayor a 8 mm el día 9 del protocolo 
(T9), se obtuvo una media de 16,4 ± 5,2 (rango 7–27 folículos).
Los resultados del RFA obtenidos los días cero y 9 en el presente 
trabajo está en concordancia con los valores establecidos para vacas 
de raza Holstein (18,5 ± 9,0 folículos), alimentadas al pastoreo, en zonas 
altas de Irlanda [41], que son criadas en condiciones de alimentación 
y medioambientales similares a las de este trabajo.
Sin embargo, cuando se evaluó el genotipo Holstein, bajo sistemas 
de alimentación intensivo (ración totalmente mezclada), en el 
trópico bajo, se estableció una media de 26 ± 1 folículos [38], valor 
similar (27,2 ± 12,2 folículos) al descrito por Furukawa y col. [42] en 
condiciones equivalentes. Los resultados de estas dos investigaciones 
presentaron en promedio 1,8 veces más folículos antrales que en el 
presente estudio. Un factor que puede haber inuido en la presencia 
de menor número de folículos en este tipo de animales (Holstein 
mestizos) es el sistema de alimentación (pastoreo), caracterizado 
por un valor energético reducido de los pastos [30]. De hecho, 
estudios de epigenética (reprogramación) describen que terneras 
nacidas de madres con restricción nutricional (60 % del requerimiento 
nutricional, en los primeros 110 días de gestación) presentaron un 
RFA (15,8 ± 1,8 folículos) y concentraciones de AMH menores que la 
descendencia de madres que consumieron el 120 % del requerimiento 
nutricional (RFA= 23,6 ± 1,9) [43]. También se ha descrito que una 
nutrición deciente de las madres impacta negativamente sobre el 
RFA y los niveles de AMH en su descendencia [44].
Además, en un estudio realizado en ovinos criados a gran altitud, 
ven reducida su población folicular a consecuencia de un efecto 
adverso de hipoxia hipobárica sobre la función del eje hipotálamo–
hipósis–ovarios. Esto provoca problemas en la esteroidogénesis por 
disminución de la secreción de FSH y LH, lo cual a su vez inuye en 
el número y crecimiento de los folículos disponibles [45]. Un efecto 
semejante se ha determinado también en la mujer [46]. Sin embargo, 
en la especie bovina no se ha encontrado información sobre el efecto 
especíco de la hipoxia hipobárica sobre la fertilidad; no obstante, 
en estudios previos se describieron cambios en algunos aspectos 
de la siología ovárica del bovino Criollo en la sierra del Ecuador, 
incluyendo un menor número de folículos antrales, precisamente en 
una región semejante a la de este estudio [32] y que podrían estar 
relacionado al factor altura.
La relación entre la concentración de AMH y el RFA en el día de 
inicio del protocolo de SOV fue baja (r=0,21; P>0,23) y no signicativa 
(TABLAI); además, se estableció una asociación lineal baja (R
2
=0,04; 
P>0,05) y no significativa (FIG. 3A). Al contrario, al relacionar el 
recuento de folículos antrales >8 mm realizado el día 9 del protocolo, 
con la concentración de la AMH, se determinó una relación alta y 
signicativa (r=0,84; P<0,01) y una asociación fuerte (FIG. 3B) entre 
estas dos variables (R
2
=0,70; P<0,05).
Los resultados obtenidos en el día de la valoración de la respuesta 
SOV (día conocido del ciclo estral) permitieron corroborar la fuerte 
relación entre la AMH y el RFA previamente establecida en la raza 
Holstein por varios investigadores. Así [15, 31, 37], describieron 
correlaciones de r=0,59 (P<0,001); r=0,66; P<0,001 y r=0,80; P<0,001 
respectivamente, en vacas estabuladas con alimentación controlada 
en el trópico bajo.
Esta diferencia en el valor máximo de la AMH se acentúa aún más en 
el estudio realizado en vacas Holstein estabuladas en el trópico bajo, 
con un valor mínimo de 0,038 (similar a los valores de este trabajo) 
y un máximo de 0,774 ng·mL
-1
, que representa 5,2 veces más que el 
obtenido en este estudio (0,15 ng·mL
-1
) [38]. Por otra parte, el valor 
máximo de AMH para vacas de leche negras japonesas (1,99 ng·mL
-1
) 
fue 13,3 veces más alta [39] que en esta investigación. Además, fue 
2,6 veces mayor que lo reportado por Gobikrushan y col. [38] y 8,7 
veces más alta que lo descrito por Rico y col. [37], sin embargo, el 
valor mínimo de AMH (0,032 ng·mL
-1
) fue semejante a los resultados 
obtenidos en los tres estudios anteriormente citados.
La variabilidad en los valores de AMH está probablemente relacionada 
con la utilización de diferentes métodos analíticos. Así, Rico y col. 
[37], utilizaron el kit DSL (Cergy–Pontoise, Francia) testado para 
líquido folicular bovino. Hirayama y col. [39] utilizaron el kit Gen II 
Elisa (Beckman Coulter, Brea, CA, USA) y Gobikrushanth y col. [38], el 
kit Ansh Labs Bovine AMH Elisa (Webster, TX, USA). Si bien todos los 
kits indicados fueron previamente testados para su uso en bovinos, 
la evidencia demuestra que los análisis con distintos kits pueden dar 
lugar a resultados diferentes. En un estudio se demostró que si bien 
los resultados pueden estar altamente correlacionados linealmente 
entre sí (r=0,84; P<0,0001), los valores medios de AMH obtenidos con 
un kit pueden llegar a ser 4,6 veces menores según el kit utilizado [40].